Martes, 09 de junio de 2020
Josías:
Una de las características del aprendizaje y por tanto de la memorización son los estímulos que refuerzan las actividades, pensamientos, iniciativas, sentimientos y actos diversos que realizamos los seres humanos. De manera similar ocurre con la pornografía.
No se trata de censurar lo que usted hace como adulto. Usted tiene el libre albedrío de hacer con su vida lo que quiera. Pero en un momento determinado, la pornografía va a convertirse en un estilo de vida, en un hábito que repetido una, dos, diez, treinta veces, va a condicionar su pensamiento.
En un vídeo pornográfico, se puede apreciar la belleza de la desnudez humana de un hombre o de una mujer. Sin embargo, se va a trastocar sus valores, cuando se lo visualiza como algo no solamente erótico, sino alienante, perverso, incidioso, morboso y con una serie de características patológica diversas.
Si en sumente, Josías, de un hombre heterosexual de 34 años, que siempre le agradaron las mujeres y que tiene atracción sexual por éstas, coincidencialmente se van a ver incrementadas con cierta vehemencia la imagen de un pene erecto, húmedo y con sémen; lo más probablemente es que en su cabeza, en su pensamiento, en este mismo momento esté pensando en el pene de algún amigo suyo o de un desconocido.
¿Qué pasó ahí? ¿Qué fue lo que motivo eso? Sus costumbres.
Si cambia de costumbres, se aleja la influencia negativa.
Va a tener que suspender DEFINITIVAMENTE la pornografía. Por su propia salud mental y personal. De no hacerlo, puede usted acudir a un millón de psicólogos o asesores sexuales, que no va a pasar absolutamente nada.
Que en algún momento, ver la imagen de un pene llama la atención, es obvio. Pero eso no significa que usted sea un homosexual o necesariamente necesite reorientarse en ese campo de su sexualidad. Lo que necesita es verlo como una situación no enfermiza ni alienante.
Su obsesión por el pene no le va a llevar a otra parte que a acumular imágenes o pensamientos dirigidos a esa área del cuerpo humano, propio o extraño. Muchos habrán pasado por esa misma experiencia, hasta que llegaron al hecho y tuvieron dos alternativas: o terminaron más frustrados o les gustó. En cualquiera de los dos cosas, tampoco se curaron.
Le invito a cambiar los hábitos, con rigor pero al mismo tiempo sin obsesiones. Usted es un hombre de 34 años, que tendrá algún tipo de desajuste en algún espacio de su personalidad. Pero eso no tiene por qué observarse como algo que no se pueda corregir.
Cuando algún día vea pornografía, véala. Pero luego siga sus hábitos normales. La influencia negativa seguirá existiendo en el mundo, pero está en usted LA ELECCIÓN.