Domingo, 24 de mayo de 2020
En una mujer que no ha tenido penetración, podría ocurrir que los músculos perivaginales se contraen ante el temor de la penetración o ante la idea de dolor o de sangrado, que puede estar fijado en la mente.
Una buena pareja sabrá comprender esta situación y tendrá el preámbulo suficiente y las acciones lubricantes que le estimulen a relajar un tanto su cuerpo, hasta que ocurra la primera introducción del pene.
Podría existir ocasionalmente la presencia de un pene demasiado grande para el tamaño de la vagina, lo que provocaría dolor. Pero es relativo. He tenido pacientes que demoraron más de un año en ser desfloradas, por penes de regular tamaño, pero en cambio el temor de ser lastimadas les generaba una idea de dolor y por consiguiente represión.
Muy rara vez suelen haber causas orgánicas. La alteración de las paredes vaginales, rigidez, falta de lubricacion o extrema estrechez impidan la penetración. Pero lo ideal sería que usted misma vaya haciendo uso de sus dedos, uno por uno para ampliar un poco el orificio de entrada vaginal y medir con la práctica el grado de dolor o molestia.
La dueña de la virginidad es la propia mujer y también debería eliminarse una serie de tabúes al respecto. Pero la mayoría de las veces son causas psicológicas que provocan las contracciones involuntarias, haciendo muy doloroso este momento inicial.
Muchas mujeres guardan en la memoria las historias penosas contadas por otras mujeres y eso también podria ser contraproducente.