Domingo, 18 de julio de 2021
Los ataques de pánico son una reacción del sistema nervioso ante una percepción de peligro. El cerebro "se equivoca" ante un estímulo muy desagradable (ruidos, mucha gente, etc.) y lo interpreta como amenazante, disparando una serie de síntomas físicos (sudoración, palpitaciones, mareo) y psíquicos (pensamientos repetitivos y catastróficos). En ocasiones, este estímulo no es evidente y la persona experimenta un ataque de pánico en forma más espontanea. En esos casos, probablemente hubo una vivencia de peligro/desprotección en el pasado que dejó su huella y no fue elaborada. Ante un ataque de pánico lo más importante es reconocerlo y recordar que aunque sea muy muy desagradable es en esencia inofensivo. Respirar hondo ayuda a oxigenar el cerebro y a sentir la experiencia como algo que nos atraviesa temporalmente. Es importante también no cultivar el miedo al miedo que exacerba la vivencia de ansiedad.