Jueves, 02 de octubre de 2014
Buenas tardes Sandra,
Muchas veces, sin querer, los padres y entorno más próximo, reforzamos conductas que querríamos que no sucedieran. En principio responder bien a la frustración no es una característica demasiado abundante entre los niños, ni siquiera entre los adultos. Si haciendo un berrinche o mintiendo nos saliéramos con la nuestra, es más que posible que no dejáramos de hacerlo... En el caso que expones, el niño reconoce la mentira por lo cual sabe que esta no es real. Yo diría a priori que se trata de un comportamiento que se ha vuelto costumbre, porque le ha ido dando resultado. Quizás seria conveniente acudir a un terapeuta que os pudiera orientar como actuar ante estos comportamientos. Los padres son los mejores terapeutas, cuando no se trata de un caso grave, pero a veces se precisa de un poco de ayuda para ver mejor las cosas.
Un abrazo,