Sábado, 01 de julio de 2017
Hola Dayiree. Me parece que aquí hay dos problemas distintos que valdría la pena DISCERNIR y SEPARAR para que usted pudiera abordarlos:
1. Si su marido es alcohólico.
2. Si es violento.
Para el punto uno, si es alcohólico, permítame darle algunos tips que se limitan a eso, sólo tips, y que debieran ser confirmados con un especialista de forma presencial, pero que podrían orientarle respecto al supuesto problema de alcoholismo y en dado caso aprenderlo reconocer y hacérselo ver (aclaro, si él no quiere o puede hacerlo, hacerse cargo usted de lo que únicamente le corresponde. No más).
Cuando hay un problema de alcoholismo hay varios factores presentes:
A) la persona NO PUEDE controlar su forma de beber, aunque quiera o lo haya intentado muchas veces. Pueden pasar períodos largos de abstinencia, incluso meses o años, pero al momento de beber no hay un control sobre esto. Lo anterior, por lo general, lleva a la persona a poner en riesgo sus relaciones personales familiares, sociales, laborales, o incluso su integridad o la de otros.
B)Otro de los indicadores más comunes y más visibles es que la persona afectada, es incapaz, de ver la problemática. Dije IN-CA-PAZ, no dije “renuente o reticente o reacio” (que también pueden estar presentes). Lo anterior implica que realmente no hay la capacidad para ver el problema, es decir, para la persona que lo padece es invisible, a pesar de las evidencias contundentes que los demás distinguen con claridad. No lo reconoce, pero porque no puede, no únicamente porque no quiera. Este es uno de los aspectos más complicados para un tratamiento, pero también, es uno de los indicadores más característicos que nos permiten discernir que allí hay un problema de alcoholismo (que se confirma con la presencia de las otras características).
C)Para ponerlo de manera más sencilla: es como si la vida entera del que consume girara en torno a la problemática del consumo (incluso girara en torno a intentar dejar de consumir). Como si todos los problemas normales de la vida cotidiana siempre encontraran su origen en el consumo de alcohol u otras sustancias. Como si el motor de la vida fuera consumir, o dejar de hacerlo. Ese es otro indicador muy claro de que allí hay problema.
Pero regresemos a distinguir el punto número dos del que hablaba anteriormente. Me llama mucho la atención que usted diga “su mirada cambia, hace cosas que no van con su personalidad”. ¡De ninguna manera!, ese que mira usted bajo los efectos del alcohol, también es su marido, quizá el “más verdadero”.
El alcohol no transforma a las personas. El alcohol (u otras sustancias) tienen la característica de ser “detonantes” de lo que previamente hay allí. Es decir, una persona que ya tiene características de reaccionar violentamente, bajo los efectos de sustancias que le inhiban o le relajen las defensas que todos tenemos para poder funcionar socialmente, lo hará y mostrará su agresividad “sin filtros”.
Todos tenemos un monto de agresión en nuestra personalidad, nos sirve para la vida, pero hay quienes no pueden controlarla y se vuelve un problema, es el caso de personas violentas, el alcohol sólo lo deja en evidencia.
En el mejor de los casos, habría que distinguir si están presentes una de las problemáticas o las dos, y si su marido acepta, atenderlas con un especialista.
Espero sirvan en algo mis observaciones. Saludos.