Jueves, 19 de enero de 2017
Hola Alison. La psicología de la adicción es todo un tema. Existen diversos grados de severidad con respecto a la dependencia de una droga. De igual forma, se habla de que existe dependencia fisiológica (el cuerpo se adapta a la sustancia activa y la demanda cuando le hace falta), y la dependencia psicológica (la persona desarrolla la creencia de que no puede funcionar "igual de bien" si deja de consumir la droga). Uno de los principales síntomas cuando hay adicción es la negación (no me va a pasar nada, yo lo tengo bajo control, y un sinfín más de autoengaños). Muchos adictos requieren del apoyo o de la aprobación de los familiares para no enfrentarse a las consecuencias negativas que el consumo provoca. Evidentemente esta aprobación es implícita y muchas veces no nos damos cuenta que la estamos dando. Ejemplo: si cada vez que una persona se emborracha y se queda dormido en la sala, yo lo llevo a su cama, le pongo la pijama y limpio su vómito, el mensaje indirecto que le envío es: yo voy a encargarme de limpiar tu desorden, por tanto, estoy de acuerdo en que lo sigas haciendo. Al mismo tiempo, las personas adictas saben que si piden tolerancia o aprobación directamente se toparían con una pared. Por ello una de las principales estrategias para quitarse de encima las exigencias de los familiares para dejar de consumir es con el argumento de que: sí lo voy a hacer, pero necesito tu ayuda. Así, aprovechan las buenas intenciones. El problema con solicitar dicha ayuda, es que la gran mayoría de las veces la persona adicta que aún no reconoce tener un problema, lo que inconscientemente busca es: 1. ganar tiempo (es decir que las quejas por el consumo disminuyan un tiempo), 2. poner la responsabilidad de un cambio en manos de alguien más. El punto número 2 tiene además la ventaja de que se gana una excusa formidable para no cambiar, ya que si después de un tiempo las cosas no cambian, puedo decir que se debe a que no me has ayudado lo suficiente. Así, termino echándole la culpa a alguien más, cuya reacción será (seguramente) sentirse culpable y tratar de redoblar los esfuerzos de "ayudarlo a dejar la droga". Así, se vuelve un círculo vicioso hasta que alguno de los dos empieza a cansarse (normalmente el familiar). Por ello, es importante distinguir entre lo que realmente puedes hacer para ayudarlo y lo que no está dentro de tus manos, ya que es su responsabilidad. ¿Qué es lo que NO puedes hacer por él?: inculcarle la motivación suficiente para tomar la decisión de cambiar. ¿Qué es lo que sí puedes hacer? Evitar caer en la manipulación y ayudarlo a darse cuenta de los daños o perjuicios que su consumo genera. Esto, obviamente requiere valor y fortaleza. Evita convertirte en cómplice tolerante del daño que las drogas generan. Empieza poniendo límites en tu relación con respecto al consumo. Si esto te resulta difícil, quizás sea conveniente que quien necesite apoyo especializado seas tú, para evitar caer en la llamada codependecia. Bendiciones