Martes, 13 de time.september de 2016
Hola Aracely. Cuenta una historia que un santo tuvo un sueño en donde un ángel le mostró el infierno. El santo presenció a varias personas sentadas a la mesa. Todos estaban muy hambrientos y lo único que tenían para alimentarse era una cuchara gigante que podían alcanzar con su mano. Sin embargo, la cuchara era tan grande que cada vez que intentaban llevar el alimento a su boca, este se derramaba, por lo que nunca lograban alimentarse. Luego, el ángel llevó al santo para que echara un vistazo al cielo. Para su sorpresa, en el cielo también las personas se encontraban sentadas a la mesa con unas cucharas igual de inmensas que las anteriores. Sin embargo todos parecían felices y bien alimentados. -No lo entiendo - dijo el santo - ¿cuál es la diferencia? -Espera y verás- respondió el ángel. Acto seguido observó que cada una de las personas sentadas a la mesa usaba la cuchara para alimentar a la persona que tenía sentada frente a ella. Fin de la historia. Bueno, pues lo mismo sucede en las relaciones, debe existir un equilibrio entre alimentarnos a nosotros mismos y alimentar a la pareja. Si sólo usamos la cuchara para nuestro beneficio, la relación se va a "desnutrir". Al parecer, el nivel de conflicto en su relación ha ido subiendo y las estrategias que han usado para resolverlo no han funcionado. Por supuesto que la terapia de pareja está indicada, antes de que el conflicto se vuelva crónico y la voluntad se erosione aún más. Si dudas de ir a terapia, pregúntate: ¿qué sería necesario que pasara en mi relación para considerarlo como una señal inequívoca de que necesitamos apoyo profesional? Y luego pregúntate: si esa señal inequívoca sucediera... ¿me sentiría aún con ganas de trabajar para reconstruir mi relación o sería demasiado tarde? Dudas, comentarios o debates puedes escribirnos a nuestro correo donde con gusto te responderemos a la brevedad.