Martes, 23 de agosto de 2016
Hola Roberto. Lo que sucedió es que al saber esa información, ahora conoces un secreto sobre un suceso en la vida de tu amiga. Existen ciertas reglas para manejar un secreto. Una persona será poseedora sobre los "derechos del secreto" (por así llamarlos) si la información se refiere a un hecho sobre su vida o que le concierna directamente a ella. Así, en estricto rigor, es a ella a quien le corresponde decidir si desea abrirlo con alguien más o no. Revelar un secreto que no nos pertenece puede dañar seriamente la confianza. No obstante, una excepción a la regla, se da cuando callar un secreto puede poner en peligro la vida de alguien más. Esto es algo complicado de saber pues implica reunir mucha información y ponderar los riesgos. En tu comentario no señalas que tu amiga piense en suicidarse ni mucho menos. Por otro lado, las personas que guardan este tipo de secretos temen las reacciones de sus familiares, dudan de si van a creerles o no, además de otra serie de preocupaciones. Presionar a tu amiga por revelar el secreto en poco va a ayudarle. Lo primero que hay que hacer es garantizar que existe el ambiente adecuado para que un secreto sea revelado y que la persona va a recibir el apoyo que necesita. Por tanto, creo que lo más recomendable es que reciba apoyo psicológico para que ella pueda ponderar el costo-beneficio de seguir ocultando lo ocurrido, y que desarrolle la fortaleza necesaria en caso de decidir abrirlo con sus padres. Si deseas ayudarla, creo que lo mejor que puedes hacer es escucharla sin juzgarla (cosa que al parecer ya hiciste o no te lo hubiera confesado), y sugerirle que busque apoyo especializado para que pueda deshacerse de la carga emocional que queda luego de haber vivido algo así. Ir a terapia no implica que tenga que contar lo que pasó, además de que el especialista debe mantener la información de manera confidencial.