Psicología
'Cuando estoy en el otro estoy fuera de mí, confundo mis deseos con los suyos, lo que quiero con lo que quiere y creo ciegamente que lo que busco está en él o en ella. Busco al otro desesperadamente, como si pudiera llenar el vacío que hay en mí, y mientras estoy en compañía me siento lleno, me siento tranquilo, pero cuando parte y se va, siento el abandono, la pérdida y empiezo a sentir el vacío que tanto duele'.
Estas sensaciones suelen ocurrir cuando confluimos con el otro, cuando hemos dejado de centrarnos en nosotros mismos y ponemos el centro de nosotros mismos en los demás, y pensamos que es el otro el que tiene la respuesta y la barita mágica para hacernos sentir mejor.
La mejora está en ti, la mejora está en saber dónde se encuentra el límite entre tu y el otro. Gran parte del trabajo en los procesos terapéuticos se basa en esta dicotomía, TU y YO; ahí esta el punto de inflexión entre permanecer y avanzar, entre el respeto a uno mismo y el respeto al otro, entre dejarse espacio a uno mismo y dejar espacio al otro.
Tan fácil de escribir y tan difícil de hacerlo realidad, ¿no crees?. ¿Cuántas veces has hecho cosas para satisfacer al otro?, ¿cuántas veces has estado en el otro para no estar en tí?, ¿te reconoces?. Solemos actuar así para no enfrentarnos a la realidad, a la soledad, a la intranquilidad que nos produce estar con nosotros mismos, y desconocemos que detrás de esto se abre un nuevo mundo que para muchos es un espacio de quietud.
Una vez traviesas el puente un nuevo mundo se abre en ti, y no tiene porqué ser nada malo ni oscuro. Puede que sea un punto de luz en la oscuridad, y una fuerza interna que alumbra tu camino y espacio interior.
Te animo a probarlo, a estar contigo mismo, a encontrar un momento de quietud y ver cómo te sientes, y desde ahí te animo a permanecer lo suficiente cómo para poder conectar con tu esencia y luz interior.