Lunes, 13 de febrero de 2017
maria.ramirez
Psicología
Psicología
La violencia basada en género, particularmente en las mujeres se define como “un patrón de conductas abusivas que incluyen un alto rango de maltrato físico, sexual y psicológico, usado por una persona en relación íntima con otra, para poder ganar o mantener el abuso del poder, control y autoridad sobre esa persona.”,(Amor, Echeburúa, Zubizarreta y Sarasau, 2002 p. 228).También se considera como una violación a los derechos humanos, haciendo que este tipo de exceso se perpetué como un estereotipo creado por la cultura. En efecto la violencia basada en el género involucra diversos comportamientos que admiten la presencia de esta, como por ejemplo, la ejercida por el estado, la sociedad, la familia y la cultura. Es decir, que la violencia sexista o basada en género es una elaboración propia de la educación que se ha otorgado de generación en generación, tanto así que se permiten algunas actitudes agresivas por parte de un sexo y/o actitudes sumisas del otro, (Larrain y Rodríguez, 1990).La violencia de género es la desigualdad que existe en una relación humana, el hombre ofrece protección a la mujer a cambio de la obediencia y el sometimiento.
La violencia de género es una situación alimentada por la cultura ya que la violencia en sí se ha convertido en un mecanismo social para mantener el control de las relaciones interpersonales, por eso el agresor actúa conforme a su criterio y utiliza este mecanismo cuando él lo considere necesario para mantener el poder y control. La violencia y el género se han convertido en una mezcla inseparable ya que la primera se usa como mecanismo para influenciar respecto a lo segundo, (Expósito, 2011).
Uno de los contextos comunes donde se presenta la violencia de género es en el hogar, incluso se definen múltiples expresiones de violencia doméstica, como la violencia física lo que define a la lesión física o corporal que no es accidental, ocasionada por un sujeto activo de la familia, esto involucra daños físicos, lesión y puede provocar enfermedad aguda o crónica, (ACNUR 2003; Ortiz y Morales, 1999; Castillo, 2007; Mwamwenda, 1999, Miles 2002; Larrain y Rodríguez, 1990 y Letschery y Pemberton, 2008). En esta categoría se comprometen también, empujones, pellizcos, tirones de cabello, bofetadas y golpes. También puede involucrar el daño temporal o permanente en la salud de la víctima, lo cual es una condición de vulnerabilidad debido a que esta persona no podría valerse por sí o en óptimas condiciones.
Adicionalmente la violencia doméstica incluye la violencia sexual, definida como toda forma donde el atacante invade cualquier parte del cuerpo de la víctima utilizando la amenaza y la coerción. La violencia psicológica comprende formas no físicas, pero al momento de retomarlas en un proceso psicológico o jurídico estas también son igualmente trasgresoras y nocivas de los derechos de las mujeres o de quienes padecen la violencia al interior de sus hogares, verbigracia de ello: a) los insultos entre los participantes de la familia, para fustigar entre los mismos, b) deshonrar, ridiculizar al otro en frente de personas ajenas al hogar y c) los silencios que se extienden por un período prolongado, debido a que esta es una forma pasivo-agresiva de ocasionar daño a la víctima.
La mujer que se encuentra en reiteradas situaciones perturbadoras por parte de su pareja, usualmente se toman un tiempo considerable para decidir sí abandonar o no a su compañero, porque ha perdido la seguridad en sí misma y tiene miedo de lastimar a su familia, la cual crea dependencia emocional y en algunos casos dependencia y/o crisis económica, (Mwamwenda, 1999). Esta condición imposibilita la determinación para solicitar asistencia psicológica y jurídica, por esto la ley ha evolucionado en cubrir las necesidades a todo nivel de este tipo de víctimas.
Más aún, la violencia doméstica, especialmente es la pérdida de los derechos por qué, “la mujer sufre una pérdida progresiva de autoestima y la esperanza de la posibilidad de cambio, aumentando la sumisión y el miedo hacia al agresor. Para el hombre maltratador, todo esto será la ratificación de que su estrategia funciona”. (Protocolo común para la actuación sanitaria ante la violencia de género, 2007, p.14). En este sentido, quedan demostrados diversos tipos de violencia que son propiciados a las mujeres, como lo argumentan, (Larrain y Rodríguez 1990 p 203 y ACNUR 2003).
De otra parte la violencia intrafamiliar es considerada un fenómeno social que se ha legitimado por años, y ha sido “funcional” por que refuerza el poder y las relaciones jerárquicas, sirve como estrategia para educar a los niños y niñas al interior de la familia. En este tipo de violencia sus principales víctimas son personas consideradas vulnerables como: las mujeres, los niños, las niñas y ancianos cuya dinámica consiste principalmente en mantener el buen funcionamiento de la familia según la visión del agresor, (Caicedo, 2005). “La forma más endémica de la violencia intrafamiliar es el abuso de las mujeres por el compañero íntimo” y sus principales características son: la invisibilidad para los organismos de control por que las víctimas no ponen en conocimiento los abusos ya que ocurre dentro del ámbito de lo privado y no es un problema social, las víctimas tienen la percepción de que los hechos violentos son normales dentro de las dinámicas de la familia y las personas mayormente afectadas por la violencia son mujeres que se creen merecedoras del mal trato para salvaguardar la unidad familiar, (Organización Panamericana de la Salud, 2001).
La violencia intrafamiliar surge del conflicto que inicia con las tensiones que se presentan dentro de la familia en relación a diversos aspectos: tales como conyugales, afectivos, domésticos, parentales, intergeneracionales e inter género. Los factores conyugales pueden provenir de la pareja misma que emanan de los hijos, de circunstancias económicas o falta de apoyo de uno de los dos, los afectivos por la carencia de espacios cálidos donde se pueden resolver conflictos, domésticos hace referencia principalmente a que muchas personas pueden convivir en un mismo espacio pero no necesariamente poseer lazos de consanguinidad y esto en ocasiones genera dificultades justamente por no considerarse de la familia. Los problemas parentales son aquellos que se encuentran relacionados con los padres e hijos en los cuales se genera el conflicto por el incumplimiento de las obligaciones por cualquiera de las dos partes, las intergeneracionales problemas con abuelos, nietos, en cuanto a los intergenero por la condición no vinculante de hombre, mujer, homosexual pueden acrecentar los problemas al interior del hogar, (Alcaldía Mayor de Bogotá y Universidad Externado de Colombia, 2002).
Aunado a lo anteriormente mencionado las creencias y los mitos culturales que se encuentran vinculados al sistema patriarcal, han legitimado desde hace décadas el poder y dominio del hombre hacia la mujer y los hijos, haciéndolos prescindir de sus derechos económicos, sociales y afectivos llevando a que los hijos y la esposa carezcan de individualidad e independencia para tomar sus propias decisiones, para que de esta manera sea el hombre el único miembro capaz en la familia de tener el control de los procesos intrafamiliares, (Hernández y Limiñana, 2005).
La violencia intrafamiliar puede generar cambios en la forma de pensar, sentir y reaccionar en los miembros de una familia, porque estos eventos o manifestaciones de trastornos son ocasionados por el ambiente de tensión que viven las personas en hogares conflictivos. Es por este motivo que se debe enfatizar en la necesidad de evaluar los efectos del trauma que genera la violencia en casa, ya que cuestiona la base de las relaciones humanas y adicionalmente prestar verdadera atención a los hechos que modifican de manera traumática la vida de las personas que experimentan este fenómeno, (Claramunt, 1987).
Es así como en 1980, cuando se conmemoró el quinto año de la proclamación del decenio de las Naciones Unidas para la mujer, este organismo hizo un importante señalamiento: “La violencia en contra de la mujer es el crimen encubierto más numeroso del mundo”. Es por este motivo que se considera la violencia basada en género una relevante temática que debe seguir siendo estudiada. De acuerdo a lo anterior el diccionario Pequeño Larousse la definición de violencia es “una acción injusta con que se ofende o perjudica a alguien. Coacción física ejercida sobre una persona para viciar su voluntad y obligarla a ejecutar un acto determinado”.
De hecho la violencia doméstica se reconoció solo hasta 1960 como un problema, cuando el pediatra alemán Henry Kempe y John Bolwby psicólogo y medico inglés, (Ulloa, 1996 cita a Kempe y Bolwby), refirieron el síndrome del niño maltratado en un marco de contraste sobre las relaciones familiares sanas y patológicas, previo a ese año se consideraba un portento poco común, es por ello que en los últimos 30 años las investigaciones han resaltado que la violencia domestica y/o de pareja es más común de lo que se pensaba previamente, ya para el año de 1996 La Organización Mundial de la Salud convoca a un grupo de expertos donde señala que la violencia contra la mujer es: “ Cualquier acto de violencia basada en género que resulta o pueda resultar en daño o sufrimiento físico, mental o sexual, en la mujer, incluyendo la amenaza de dichos actos, la coerción o la privación arbitraria de la libertad, tanto en la vida pública como en la privada.
La violencia de género es una situación alimentada por la cultura ya que la violencia en sí se ha convertido en un mecanismo social para mantener el control de las relaciones interpersonales, por eso el agresor actúa conforme a su criterio y utiliza este mecanismo cuando él lo considere necesario para mantener el poder y control. La violencia y el género se han convertido en una mezcla inseparable ya que la primera se usa como mecanismo para influenciar respecto a lo segundo, (Expósito, 2011).
Uno de los contextos comunes donde se presenta la violencia de género es en el hogar, incluso se definen múltiples expresiones de violencia doméstica, como la violencia física lo que define a la lesión física o corporal que no es accidental, ocasionada por un sujeto activo de la familia, esto involucra daños físicos, lesión y puede provocar enfermedad aguda o crónica, (ACNUR 2003; Ortiz y Morales, 1999; Castillo, 2007; Mwamwenda, 1999, Miles 2002; Larrain y Rodríguez, 1990 y Letschery y Pemberton, 2008). En esta categoría se comprometen también, empujones, pellizcos, tirones de cabello, bofetadas y golpes. También puede involucrar el daño temporal o permanente en la salud de la víctima, lo cual es una condición de vulnerabilidad debido a que esta persona no podría valerse por sí o en óptimas condiciones.
Adicionalmente la violencia doméstica incluye la violencia sexual, definida como toda forma donde el atacante invade cualquier parte del cuerpo de la víctima utilizando la amenaza y la coerción. La violencia psicológica comprende formas no físicas, pero al momento de retomarlas en un proceso psicológico o jurídico estas también son igualmente trasgresoras y nocivas de los derechos de las mujeres o de quienes padecen la violencia al interior de sus hogares, verbigracia de ello: a) los insultos entre los participantes de la familia, para fustigar entre los mismos, b) deshonrar, ridiculizar al otro en frente de personas ajenas al hogar y c) los silencios que se extienden por un período prolongado, debido a que esta es una forma pasivo-agresiva de ocasionar daño a la víctima.
La mujer que se encuentra en reiteradas situaciones perturbadoras por parte de su pareja, usualmente se toman un tiempo considerable para decidir sí abandonar o no a su compañero, porque ha perdido la seguridad en sí misma y tiene miedo de lastimar a su familia, la cual crea dependencia emocional y en algunos casos dependencia y/o crisis económica, (Mwamwenda, 1999). Esta condición imposibilita la determinación para solicitar asistencia psicológica y jurídica, por esto la ley ha evolucionado en cubrir las necesidades a todo nivel de este tipo de víctimas.
Más aún, la violencia doméstica, especialmente es la pérdida de los derechos por qué, “la mujer sufre una pérdida progresiva de autoestima y la esperanza de la posibilidad de cambio, aumentando la sumisión y el miedo hacia al agresor. Para el hombre maltratador, todo esto será la ratificación de que su estrategia funciona”. (Protocolo común para la actuación sanitaria ante la violencia de género, 2007, p.14). En este sentido, quedan demostrados diversos tipos de violencia que son propiciados a las mujeres, como lo argumentan, (Larrain y Rodríguez 1990 p 203 y ACNUR 2003).
De otra parte la violencia intrafamiliar es considerada un fenómeno social que se ha legitimado por años, y ha sido “funcional” por que refuerza el poder y las relaciones jerárquicas, sirve como estrategia para educar a los niños y niñas al interior de la familia. En este tipo de violencia sus principales víctimas son personas consideradas vulnerables como: las mujeres, los niños, las niñas y ancianos cuya dinámica consiste principalmente en mantener el buen funcionamiento de la familia según la visión del agresor, (Caicedo, 2005). “La forma más endémica de la violencia intrafamiliar es el abuso de las mujeres por el compañero íntimo” y sus principales características son: la invisibilidad para los organismos de control por que las víctimas no ponen en conocimiento los abusos ya que ocurre dentro del ámbito de lo privado y no es un problema social, las víctimas tienen la percepción de que los hechos violentos son normales dentro de las dinámicas de la familia y las personas mayormente afectadas por la violencia son mujeres que se creen merecedoras del mal trato para salvaguardar la unidad familiar, (Organización Panamericana de la Salud, 2001).
La violencia intrafamiliar surge del conflicto que inicia con las tensiones que se presentan dentro de la familia en relación a diversos aspectos: tales como conyugales, afectivos, domésticos, parentales, intergeneracionales e inter género. Los factores conyugales pueden provenir de la pareja misma que emanan de los hijos, de circunstancias económicas o falta de apoyo de uno de los dos, los afectivos por la carencia de espacios cálidos donde se pueden resolver conflictos, domésticos hace referencia principalmente a que muchas personas pueden convivir en un mismo espacio pero no necesariamente poseer lazos de consanguinidad y esto en ocasiones genera dificultades justamente por no considerarse de la familia. Los problemas parentales son aquellos que se encuentran relacionados con los padres e hijos en los cuales se genera el conflicto por el incumplimiento de las obligaciones por cualquiera de las dos partes, las intergeneracionales problemas con abuelos, nietos, en cuanto a los intergenero por la condición no vinculante de hombre, mujer, homosexual pueden acrecentar los problemas al interior del hogar, (Alcaldía Mayor de Bogotá y Universidad Externado de Colombia, 2002).
Aunado a lo anteriormente mencionado las creencias y los mitos culturales que se encuentran vinculados al sistema patriarcal, han legitimado desde hace décadas el poder y dominio del hombre hacia la mujer y los hijos, haciéndolos prescindir de sus derechos económicos, sociales y afectivos llevando a que los hijos y la esposa carezcan de individualidad e independencia para tomar sus propias decisiones, para que de esta manera sea el hombre el único miembro capaz en la familia de tener el control de los procesos intrafamiliares, (Hernández y Limiñana, 2005).
La violencia intrafamiliar puede generar cambios en la forma de pensar, sentir y reaccionar en los miembros de una familia, porque estos eventos o manifestaciones de trastornos son ocasionados por el ambiente de tensión que viven las personas en hogares conflictivos. Es por este motivo que se debe enfatizar en la necesidad de evaluar los efectos del trauma que genera la violencia en casa, ya que cuestiona la base de las relaciones humanas y adicionalmente prestar verdadera atención a los hechos que modifican de manera traumática la vida de las personas que experimentan este fenómeno, (Claramunt, 1987).
Es así como en 1980, cuando se conmemoró el quinto año de la proclamación del decenio de las Naciones Unidas para la mujer, este organismo hizo un importante señalamiento: “La violencia en contra de la mujer es el crimen encubierto más numeroso del mundo”. Es por este motivo que se considera la violencia basada en género una relevante temática que debe seguir siendo estudiada. De acuerdo a lo anterior el diccionario Pequeño Larousse la definición de violencia es “una acción injusta con que se ofende o perjudica a alguien. Coacción física ejercida sobre una persona para viciar su voluntad y obligarla a ejecutar un acto determinado”.
De hecho la violencia doméstica se reconoció solo hasta 1960 como un problema, cuando el pediatra alemán Henry Kempe y John Bolwby psicólogo y medico inglés, (Ulloa, 1996 cita a Kempe y Bolwby), refirieron el síndrome del niño maltratado en un marco de contraste sobre las relaciones familiares sanas y patológicas, previo a ese año se consideraba un portento poco común, es por ello que en los últimos 30 años las investigaciones han resaltado que la violencia domestica y/o de pareja es más común de lo que se pensaba previamente, ya para el año de 1996 La Organización Mundial de la Salud convoca a un grupo de expertos donde señala que la violencia contra la mujer es: “ Cualquier acto de violencia basada en género que resulta o pueda resultar en daño o sufrimiento físico, mental o sexual, en la mujer, incluyendo la amenaza de dichos actos, la coerción o la privación arbitraria de la libertad, tanto en la vida pública como en la privada.