Sábado, 16 de noviembre de 2013
dacil
Psicología
Psicología
Los animales se han considerado una propiedad y diversos estudios nos empujan a pararnos a pensar sobre las limitaciones y los comportamientos que tenemos con ellos. Para la especie humana desde el nacimiento cobra gran importancia la relación con los demás, pero no únicamente con el objetivo de suministrar alimento y protección, sino también afecto. Los animales domésticos y salvajes utilizan el lenguaje corporal y gestual como forma de un gran abanico de gestos y posturas que les permite comunicar una amplia variedad de sentimientos y estados de ánimo sin necesidad de emitir una sola palabra.
Nuestro cuerpo también se expresa de esta manera y los animales entienden este lenguaje a la perfección. Por eso ,ellos parecen adivinar nuestras intenciones. Muchas veces hemos escuchado anécdotas sobre como al pensar tan sólo en que vamos a bañar a nuestra mascota, ella desaparece como por arte de magia, aún antes de que comencemos a preparar las cosas o de que digamos algo al respecto. Igual cuando te dispones a llevarla a pasear o a preparar su cena. Ellos parecen predecir nuestras acciones cotidianas, aunque no se produzcan siempre a la misma hora ni de la misma manera.
Sin embargo, a pesar de ser maravillosos, nuestra sociedad no para de tener casos diarios de maltrato hacia ellos nuestros amigos, los animales.
El maltrato hacia los animales constituye un aviso sobre la posible existencia de otras formas de violencia.
Algunas investigaciones, aseveran que hay una amplia relación de las personas agresivas, violentas o incluso asesinos con el gusto por maltratar, torturar y asesinar animales, y que ese gusto lo adquieren desde la niñez o juventud.
Ante tantas evidencias, seguimos sin promover campañas de prevención y de tenencia responsable hacia los animales. Además de incumplir constantemente con las normas de buena convivencia, no existe en este país una legislación que les proteja de verdad.
Cada año, millones de animales son mutilados, intoxicados, electrocutados y quemados en experimentos. Se suele argumentar que estos sacrificios son en nombre de la ciencia, pero la verdad es que la mayoría se producen en la industria bélica, cosmética y en universidades.
Cada vez más se entiende que los animales domésticos son una responsabilidad, no un juguete y que por tanto tenemos la obligación de cuidar con la debida diligencia. El abandono se puede considerar como un maltrato si consideramos que en la calle, rutas, terrenos baldíos y/o encerrados, los animales no pueden proveerse por sí mismos de comida, agua, abrigo y protección de su salud. Abandonados, sin asistencia alguna, los animales están expuestos a toda especie de agresión y violencia, como envenenamientos, golpes y muerte.
La relación humano-animal es milenaria, y son los perros quienes han brindado al humano innumerables e invaluables beneficios físicos y psicológicos; sin embargo, lejos de retribuirles de la misma forma, se les ha tratado como objetos de consumo, los cuales suelen convertirse (la mayoría de las veces) en una moda o molestia, que bajo circunstancias como falta de capacidad económica, cambios de residencia, aparición de alergias, compra compulsiva o incompatibilidad, se pueden adquirir y desechar a placer, olvidando que se trata de un ser vivo y que muchas de estas situaciones son relativamente sencillas de solucionar.
Esta situación atiende principalmente al antropocentrismo con en que hemos manejado la relación con la naturaleza en general, mismo que ocasiona que veamos a los individuos de otras especies como recursos de explotación sin tomar en cuenta su bienestar, sus necesidades y su derecho a la vida.
La mayoría de los animales abandonados en España son recogidos por protectoras de animales o ayuntamientos.
Se puede decir que el destino de los animales en su mayoría perros y gatos son acogidos por estas entidades, en mayor proporción, son adoptados o devueltos a sus propietarios, pero las cifras actuales son alarmantes y es cada vez mayor el porcentaje que estos animales son eutanasiados.
Por lo que, si tanto nos reportan y nos ayudan a experimentar emociones positivas como amor y apego, esta habilidad nos invita a re-pensar sobre que “No podemos tratarlos como hasta ahora”.
Nuestro cuerpo también se expresa de esta manera y los animales entienden este lenguaje a la perfección. Por eso ,ellos parecen adivinar nuestras intenciones. Muchas veces hemos escuchado anécdotas sobre como al pensar tan sólo en que vamos a bañar a nuestra mascota, ella desaparece como por arte de magia, aún antes de que comencemos a preparar las cosas o de que digamos algo al respecto. Igual cuando te dispones a llevarla a pasear o a preparar su cena. Ellos parecen predecir nuestras acciones cotidianas, aunque no se produzcan siempre a la misma hora ni de la misma manera.
Sin embargo, a pesar de ser maravillosos, nuestra sociedad no para de tener casos diarios de maltrato hacia ellos nuestros amigos, los animales.
El maltrato hacia los animales constituye un aviso sobre la posible existencia de otras formas de violencia.
Algunas investigaciones, aseveran que hay una amplia relación de las personas agresivas, violentas o incluso asesinos con el gusto por maltratar, torturar y asesinar animales, y que ese gusto lo adquieren desde la niñez o juventud.
Ante tantas evidencias, seguimos sin promover campañas de prevención y de tenencia responsable hacia los animales. Además de incumplir constantemente con las normas de buena convivencia, no existe en este país una legislación que les proteja de verdad.
Cada año, millones de animales son mutilados, intoxicados, electrocutados y quemados en experimentos. Se suele argumentar que estos sacrificios son en nombre de la ciencia, pero la verdad es que la mayoría se producen en la industria bélica, cosmética y en universidades.
Cada vez más se entiende que los animales domésticos son una responsabilidad, no un juguete y que por tanto tenemos la obligación de cuidar con la debida diligencia. El abandono se puede considerar como un maltrato si consideramos que en la calle, rutas, terrenos baldíos y/o encerrados, los animales no pueden proveerse por sí mismos de comida, agua, abrigo y protección de su salud. Abandonados, sin asistencia alguna, los animales están expuestos a toda especie de agresión y violencia, como envenenamientos, golpes y muerte.
La relación humano-animal es milenaria, y son los perros quienes han brindado al humano innumerables e invaluables beneficios físicos y psicológicos; sin embargo, lejos de retribuirles de la misma forma, se les ha tratado como objetos de consumo, los cuales suelen convertirse (la mayoría de las veces) en una moda o molestia, que bajo circunstancias como falta de capacidad económica, cambios de residencia, aparición de alergias, compra compulsiva o incompatibilidad, se pueden adquirir y desechar a placer, olvidando que se trata de un ser vivo y que muchas de estas situaciones son relativamente sencillas de solucionar.
Esta situación atiende principalmente al antropocentrismo con en que hemos manejado la relación con la naturaleza en general, mismo que ocasiona que veamos a los individuos de otras especies como recursos de explotación sin tomar en cuenta su bienestar, sus necesidades y su derecho a la vida.
La mayoría de los animales abandonados en España son recogidos por protectoras de animales o ayuntamientos.
Se puede decir que el destino de los animales en su mayoría perros y gatos son acogidos por estas entidades, en mayor proporción, son adoptados o devueltos a sus propietarios, pero las cifras actuales son alarmantes y es cada vez mayor el porcentaje que estos animales son eutanasiados.
Por lo que, si tanto nos reportan y nos ayudan a experimentar emociones positivas como amor y apego, esta habilidad nos invita a re-pensar sobre que “No podemos tratarlos como hasta ahora”.