Psicología
Cotidianamente se escuchan estas órdenes a los padres de niños con TDAH, es decir, que presentan problemas de atención, hiperactividad e impulsividad.
Los niños con TDAH suelen ser catalogados como holgazanes, agresivos, entrometidos…por los iguales y personas que no conocen sus características.
TDAH: qué es
El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) se ubica entre los primeros problemas de salud mental que afecta a la población de niños, adolescentes y adultos de ambos géneros.
Este trastorno suele iniciarse en la infancia y en la mayoría de ocasiones persiste en la adolescencia y vida adulta. El TDAH es reconocido científicamente a nivel mundial y puede acarrear implicaciones graves para el funcionamiento familiar, académico, laboral y socioeconómico de las personas que lo padecen.
TDAH se define como un patrón persistente de inatención (carencias serias en atención sostenida), hiperactividad (modulación de la actividad) e impulsividad (regulación de los impulsos) exesivo e inadecuado para la edad.
Aunque el ambiente (factores sociales, económicos, educativos o de ambiente familiar) puede influir modulando y/o precipitando su expresión, los síntomas del TDAH son de origen biológico aunque en su manifestación presenta elementos psicosociales.
TDAH: Síntomas
Los niños con TDAH suelen:
- Realizar frecuentes cambios de actividad, pasando de una a otra
- Experimentan dificultad para atender en tareas no muy interesantes para ellos
- Les cuesta esperar su turno en los juegos
- Suelen dar respuestas irreflexivas y rápidas, sin pensar la pregunta
- Verborrea constante, no pueden guardar silencio durante largo periodo de tiempo
- No concluye las cosas que empieza, muestra aburrimiento, etc.
No todos los síntomas se manifiestan siempre sino que presentan variaciones. El TDAH se muestra con más intensidad en situaciones que requieren atención sostenida. En cambio, cuando la persona con TDAH se encuentra en una situación de control estricto, o en situaciones nuevas o especialmente interesantes para ellos, el TDAH apenas se manifiesta.
TDAH: Riesgos y complicaciones
El TDAH supone un factor de riesgo para la salud física y mental niños, adolescentes y adultos ya que predispone a sufrir accidentes, al fracaso escolar, a problemas de autoestima y se asocia con un mayor consumo de tabaco, alcohol u otras substancias, inestabilidad laboral y fracaso en las relaciones de pareja.
TDAH: Qué ocurre en el cerebro
El cerebro humano tiene una zona en la parte delantera de la cabeza llamada Córtex Prefrontal; esta área cerebral es la responsable de la atención y las funciones ejecutivas, que permite a la persona ser consciente de las situaciones, tomar decisiones, planificar, organizar y evaluar su conducta.El funcionamiento cerebral se produce por estímulos eléctricos que conducen la información necesaria para realizar las diversas actividades de la vida; esta información se puede transmitir gracias a las neuronas, células del cerebro, que se comunican entre sí por medio de unas sustancias denominadas neurotransmisores.
Los neurotransmisores que teóricamente están implicados en el TDAH son tres: dopamina, serotonina, y noradrenalina, los cuales transportan la información de las áreas frontales a las demás zonas del cerebro y al revés, permitiendo así sofisticadas respuestas cognitivas y control de los impulsos.
Liberación elevada (por parte de las neuronas de los circuitos dopaminérgicos) del neurotransmisor Dopamina en el cerebro permiten a la persona:
- Permanecer concentrada
- Trabajar intensamente en tareas o actividades
- Mantener un estado de alerta correcto
Si la liberación de este neurotransmisor dopamina en el cerebro disminuye:
- Estamos distraidos
- Nos cuesta completar las tareas
- Tenemos dificultad para anticipar y planificar
- Impulsividad cognitiva (muchas ideas en la cabeza)
En resumen, el neurotransmisor dopamina es el responsable del placer, la motivación, la recompensa y la cognición; las funciones de la serotonina son el control del estado del ánimo y las emociones y las de la noradrenalina son los procesos de atención principalmente (conjuntamente con la dopamina).
DIAGNÓSTICO TDAH: Inicio y desarrollo
Según los expertos, algunos síntomas del TDAH están presentes antes de los 7 años. Sin embargo, se debe extremar la precaución al diagnosticar a edades tan tempranas. La mayoría de los casos se diagnostican cuando el niño comienza en la guardería o la escuela, cuando su comportamiento sobresale entre los de sus compañeros. En Educación Primaria los síntomas se vuelven evidentes, al incrementarse las exigencias de atención y deber permanecer sentados en las clases durante más tiempo. En muchos casos, los síntomas disminuyen al entrar en la adolescencia, o en la vida adulta, pero en algunos casos, pueden mantenerse algunos de los síntomas durante toda la vida.
El diagnóstico lo debe realizar el médico especialista o el psicólogo con conocimiento del TDAH, que en su consulta especializada recopila información necesaria de la historia clínica a través de un sistema de multi-informantes (escuela, padres…).
COMORBILIDAD TDAH: Otros trastornos asociados
El TDAH presenta una elevada comorbilidad con otros trastornos (ansiedad, depresión, dificultades de aprendizaje, trastorno de conducta, trastorno obsesivo-compulsivo, cefaleas, tics, baja competencia social, etc.). Por esta razón es cada vez más amplia la difusión de este trastorno en el entorno educativo y social. La detección temprana puede favorecer un tratamiento eficaz que disminuya los síntomas y mejore la calidad de vida de la persona. Conocer la comorbilidad, el trastorno asociado que aparece simultáneamente al TDAH, también es importante para planificar una intervención más ajustada a las necesidades de la persona.
TRATAMIENTO TDAH: indicaciones generales
El tratamiento del TDAH debe ser individualizado y polimodal, adoptando medidas más allá de las farmacológicas como son las neuropsicológicas, cognitivas, conductuales, psicopedagógicas, familiares (entrenamiento de los padres…),…entre otras que puedan disminuir los síntomas.
Mindfulness, meditación en atención plena: ¿tratamiento eficaz para TDAH?
Mindfulness puede definirse como la capacidad de prestar atención a la experiencia del momento presente
La meditación realiza un trabajo directamente sobre la atención, con efectos beneficiosos para las personas diagnosticadas de TDAH.
Mindfulness puede definirse como la capacidad de prestar atención a la experiencia del momento presente (pensamientos, emociones y sensaciones corporales): de forma intencional, momento a momento, y sin establecer juicios de valor. Actualmente, la meditación en Mindfulness ya se incorpora en las intervenciones en salud mental pues ha demostrado su eficacia y sus beneficios en diferentes condiciones clínicas. Se ha estudiado su eficacia para el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), resultando eficaz para mejorar capacidades de regulación de la atención (control atencional), las emociones y la conducta (disminuye respuestas automáticas).
Diversas investigaciones que han estudiado el impacto de la meditación en mindfulness en el cerebro aseveran que la meditación produce un aumento en la actividad de los circuitos frontoestriados, implicados -como detallé anteriormente- en la atención selectiva, la cognición, la regulación de las emociones y la conducta, etc.
La meditación en mindfulness consiste en programas estructurados de una duración de 8 a 10 semanas, en la que asisten padres e hijos. Estos programas garantizan beneficios para los niños diagnosticados de TDAH en:
– Atención
– Impulsividad
– Conducta autoregulada
¿Qué pueden hacer los maestros en la escuela?
Los maestros en la escuela han de conocer las características que presentan los niños con TDAH, ya que si tienen información y conocimientos actuales del trastorno pueden favorecer el aprendizaje de estos niños y adolescentes con TDAH.
Un movimiento incesante con la pierna o un arrastrar constante de la silla…para los niños con déficit de atención e hiperactividad (TDAH) esto equivale a “actos reflejos” que les permiten focalizar la atención y buscar en su memoria.
En resumen, los niños con TDAH para aprender necesitan de movimiento y actividad para memorizar información y solucionar tareas cognitivas complejas (hacer deberes, etc).
«Las intervenciones que van dirigidas a reducir la hiperactividad son justo lo contrario de lo que deberíamos hacer con la mayoría de niños que presentan TDAH»
Afirma Mark Rapport, del Departamento de Psicología de la Universidad de California (EEUU).
Este investigador y su equipo realizaron un estudio del que obtuvieron resultados muy interesantes. Concluyeron que los estudiantes con TDAH mejoraban su rendimiento académico en clase, en exámenes y deberes si se les permitía moverse, estar en movimiento durante las tareas, como por ejemplo…sentados en balones de ejercicio o bicicletas estáticas. Finalmente, él aconseja lo siguiente a las personas que conviven de una u otra manera con niños con TDAH:
“No es que les dejemos correr por toda la habitación, pero sí se debe facilitar su movimiento –que se levante, masque chicle…- con el fin de que puedan mantener el nivel de alerta necesario para las actividades cognitivas.»
¿Cómo puedo apoyar a mi hijo con TDAH?
Qué pueden hacer los padres para apoyar a un niño/a con TDAH
PRIMERA ACCIÓN PARA PADRES: INFORMARSE BIEN
Después de recibir un diagnóstico adecuado por parte de un especialista médico se recomienda que los padres se informen en profundidad sobre el trastorno TDAH (origen, síntomas, medidas a adoptar…). Esto es lo que se denomina psicoeducación, que permite comprender y manejar mejor la problemática que se tiene. Cuanto mejor se conoce el trastorno, mejor se puede vivir con ello. También sirve para combatir las creencias, mitos y otras actitudes que puedan dificultar el tratamiento y/o la relación con el TDAH.
También es importante notificar a los profesores el diagnóstico del niño/a para que se planteen alguna adaptación curricular.
No debemos catalogarlo como un niño/a TDAH sino como un niño/a que padece TDAH. Esto permite comprender los síntomas como una circunstancia más no como algo que define al niño/a.
INTELIGENCIA EMOCIONAL Y RESILIENCIA EN NIÑOS CON TDAH
Es importante enseñar al niño/a a identificar sus emociones y a responder adecuadamente a ellas. En definitiva, se trata de trabajar la INTELIGENCIA EMOCIONAL: identificar emociones (nombrarlas, etc), comprenderlas y regularlas o afrontarlas.
Si también queremos enseñarles a superar de forma óptima las adversidades intentaríamos fomentar su capacidad de resiliencia, es decir, aprender de los errores, extraer la parte positiva de cada situación negativa. Una estrategia sencilla consiste en hacerle preguntas del tipo: ¿qué puedes aprender de esto? o ¿qué beneficio puedes sacar de esta experiencia? ¡Se puede practicar como un juego! Si es un día nublado y no podemos ir a la playa siempre se puede uno quedar en casa haciendo un puzzle en familia, por ejemplo.
En definitiva, existen muchas estrategias que podemos emplear para mejorar la calidad de vida de la persona que padece TDAH y del entorno familiar.