Miércoles, 15 de febrero de 2017
PSITAM Espacio psicológico
- Granollers, (España)
Psicología
El término “inteligencia emocional” está envuelto de controversia. Entre otros motivos, porque el concepto de inteligencia no es fácil de definir ya que no se trata de una variable objetiva como el peso o la altura. Crear una definición rígida y cerrada de inteligencia es una ardua tarea, ya que ésta es un concepto abierto y subjetivo.
La inteligencia se ha definido de diferentes formas a lo largo de la historia:
“Procesar eficazmente información cognitiva” (esta explicación engloba únicamente dos clases de animals: aves y mamíferos, el neocórtex de los cuales a lo largo de la evolución ha experimentado una mayor expansión respecto a otras clases de animales).
“Capacidad de adaptarse a los inciertos cambios ambientales” (esta definición muestra una ventaja: incluir a todos los seres vivos. Esta definición acoje a todos los reinos de la clasificación filogenética porque han desarrollado la capacidad de adaptarse contínuamente a los cambios ambientales para sobrevivir).
“Conocimiento, comprensión, acto de comprender”
“Capacidad de resolver problemas”
“Habilidad, destreza y experiencia”
“Sustancia puramente espiritual”, etcètera.
La traducción aproximada de la palabra inteligencia a partir de su análisis etimológico es: “capacidad para escoger la opción correcta entre diversas que se presentan”.
A través de las investigaciones científicas sabemos que el sistema nervioso más complejo del reino animal es el SN humano. Razonar, procesar, resolver problemas matemáticos, y otras funciones intelectuales específicas de los seres humanos se pueden localizar en los lóbulos parietal y frontal y el córtex cingulado anterior, aunque el resultado final, la inteligencia en sí, es un sumatorio de la interacción de muchos factores que desembocan en un nivel determinado de eficiencia cerebral.
Así pues, la inteligencia humana es equivalente a la eficiencia cerebral, es decir, optimizar los propios recursos del cerebro consiguiendo excelentes resultados con el mínimo gasto energético.
También es ámpliamente aceptada la idea de que la inteligencia humana es fruto de la interacción entre genética y ambiente.
El concepto de coeficiente intelectual (CI) ha permitido definir operativamente la inteligencia. El CI es el resultado de dividir la edad mental (EM) por la edad cronológica (EC) multiplicado por 100.
La noción de CI la ideó el psicólogo alemán Stern, que propuso relacionar la edad mental con la edad cronológica, con el objetivo de superar ciertas deficiencias del concepto de edad mental de Binet.
Tradicionalmente, se han elaborado instrumentos de evaluación de la inteligencia: test Binet-Simon, Escala de Inteligencia de Weschler…etc. No obstante, han resultado básicamente útiles como criterio para detectar sujetos con retraso mental.
En la actualidad, se revisan constantemente los instrumentos de medición de la inteligencia y se adaptan a nuevas teorías que conciben la inteligencia no como un rasgo unitario, sino como una capacidad mental dinámica, diversificada, modelable por el ambiente y en continua evolución.
Para evaluar la inteligencia, en definitiva, han de combinarse diversos tests con la observación directa de la persona en la vida cotidiana, ya que a algunos tests les falta validez ecológica. Aún así, nunca tendremos una idea exacta de la inteligencia de cada persona.
Han surgido diversas clases de teorías de la inteligencia para dar una respuesta óptima a qué es la inteligencia. Los ejemplos más representativos son lo siguientes:
Factor G: Charles Spearman propuso que la inteligencia consta de un factor general, una capacidad intelectual innata (hereditaria) presente en toda operación mental, y un factor específico (o factor s) dependiente del ambiente. El primer factor es la capacidad de establecer rápida y eficazmente relaciones. El segundo factor (factor s) son los factores o habilidades específicas en el desarrollo de diferentes tareas.
Inteligencia fluída y cristalizada (Cattel y Horn): la inteligencia fluída consiste en la capacidad para resolver problemas ante situaciones o estímulos desconocidos a priori, y la inteligencia cristalizada se relaciona con la ejecución intelectual en el desarrollo de tareas que requieren socialización (educación, cultura, experiencias…).
Inteligencias múltiples (Howard Gardner): psicólogo norteamericano que creó el término “inteligencias múltiples” que se opone a la existencia de un sólo tipo de inteligencia; fue un concepto revolucionario porque criticaba que la inteligencia no puede medirse objetivamente y reducirse a un simple coeficiente intelectual (CI).
Psicología
El término “inteligencia emocional” está envuelto de controversia. Entre otros motivos, porque el concepto de inteligencia no es fácil de definir ya que no se trata de una variable objetiva como el peso o la altura. Crear una definición rígida y cerrada de inteligencia es una ardua tarea, ya que ésta es un concepto abierto y subjetivo.
Qué es la inteligencia
La inteligencia se ha definido de diferentes formas a lo largo de la historia:
“Procesar eficazmente información cognitiva” (esta explicación engloba únicamente dos clases de animals: aves y mamíferos, el neocórtex de los cuales a lo largo de la evolución ha experimentado una mayor expansión respecto a otras clases de animales).
“Capacidad de adaptarse a los inciertos cambios ambientales” (esta definición muestra una ventaja: incluir a todos los seres vivos. Esta definición acoje a todos los reinos de la clasificación filogenética porque han desarrollado la capacidad de adaptarse contínuamente a los cambios ambientales para sobrevivir).
“Conocimiento, comprensión, acto de comprender”
“Capacidad de resolver problemas”
“Habilidad, destreza y experiencia”
“Sustancia puramente espiritual”, etcètera.
La traducción aproximada de la palabra inteligencia a partir de su análisis etimológico es: “capacidad para escoger la opción correcta entre diversas que se presentan”.
Inteligencia y cerebro humano
La inteligencia en sí, es un sumatorio de la interacción de muchos factores que desembocan en un nivel determinado de eficiencia cerebral.
A través de las investigaciones científicas sabemos que el sistema nervioso más complejo del reino animal es el SN humano. Razonar, procesar, resolver problemas matemáticos, y otras funciones intelectuales específicas de los seres humanos se pueden localizar en los lóbulos parietal y frontal y el córtex cingulado anterior, aunque el resultado final, la inteligencia en sí, es un sumatorio de la interacción de muchos factores que desembocan en un nivel determinado de eficiencia cerebral.
Así pues, la inteligencia humana es equivalente a la eficiencia cerebral, es decir, optimizar los propios recursos del cerebro consiguiendo excelentes resultados con el mínimo gasto energético.
También es ámpliamente aceptada la idea de que la inteligencia humana es fruto de la interacción entre genética y ambiente.
- GENÉTICA: la cantidad de sustancia blanca del cerebro (axones de las neuronas: cuanta más cantidad, más velocidad de procesamiento), de sustancia gris (somas de las neuronas: cuanta más cantidad, más capacidad de procesamiento), y el volumen cerebral y otras variables forman parte de las determinaciones genéticas.
- AMBIENTE: El desarrollo de procesos mentales relacionados (memoria, atención y lenguaje), la escuela, la familia, la personalidad, el aprendizaje y las experiencias personales y otras variables son factores ambientales que ejercen influencia en la inteligencia de cada uno.
Coeficiente Intelectual (CI)
El concepto de coeficiente intelectual (CI) ha permitido definir operativamente la inteligencia. El CI es el resultado de dividir la edad mental (EM) por la edad cronológica (EC) multiplicado por 100.
La noción de CI la ideó el psicólogo alemán Stern, que propuso relacionar la edad mental con la edad cronológica, con el objetivo de superar ciertas deficiencias del concepto de edad mental de Binet.
- Supuestamente, las personas brillantes tienen un CI por encima de 100, los menos dotados de inteligencia se encuentran por debajo de 100 y una persona de inteligencia media tiene 100.
La inteligencia a lo largo del tiempo
Tradicionalmente, se han elaborado instrumentos de evaluación de la inteligencia: test Binet-Simon, Escala de Inteligencia de Weschler…etc. No obstante, han resultado básicamente útiles como criterio para detectar sujetos con retraso mental.
En la actualidad, se revisan constantemente los instrumentos de medición de la inteligencia y se adaptan a nuevas teorías que conciben la inteligencia no como un rasgo unitario, sino como una capacidad mental dinámica, diversificada, modelable por el ambiente y en continua evolución.
Para evaluar la inteligencia, en definitiva, han de combinarse diversos tests con la observación directa de la persona en la vida cotidiana, ya que a algunos tests les falta validez ecológica. Aún así, nunca tendremos una idea exacta de la inteligencia de cada persona.
Teorías de la inteligencia
Han surgido diversas clases de teorías de la inteligencia para dar una respuesta óptima a qué es la inteligencia. Los ejemplos más representativos son lo siguientes:
Factor G: Charles Spearman propuso que la inteligencia consta de un factor general, una capacidad intelectual innata (hereditaria) presente en toda operación mental, y un factor específico (o factor s) dependiente del ambiente. El primer factor es la capacidad de establecer rápida y eficazmente relaciones. El segundo factor (factor s) son los factores o habilidades específicas en el desarrollo de diferentes tareas.
Inteligencia fluída y cristalizada (Cattel y Horn): la inteligencia fluída consiste en la capacidad para resolver problemas ante situaciones o estímulos desconocidos a priori, y la inteligencia cristalizada se relaciona con la ejecución intelectual en el desarrollo de tareas que requieren socialización (educación, cultura, experiencias…).
Inteligencias múltiples (Howard Gardner): psicólogo norteamericano que creó el término “inteligencias múltiples” que se opone a la existencia de un sólo tipo de inteligencia; fue un concepto revolucionario porque criticaba que la inteligencia no puede medirse objetivamente y reducirse a un simple coeficiente intelectual (CI).
- Gardner contó con una serie de criterios que le permitieron razonar si una habilidad o talento determinado podía considerarse inteligencia o no. Siguiendo este procedimiento, incorporó a su teoría 9 tipos de inteligencia. Cada individuo posee estos 9 tipos de inteligencia, pero se combinan de tantas como seres humanos existen en el planeta, y por esta razón, las personas somos idiosincráticas.