Miércoles, 07 de marzo de 2018
Psica
- Vigo, (España)
Psicología Técnicas Psicología Niños Adolescentes Terapias Pareja Familia
Todas las personas sabemos qué es la “familia”, así como que existen diferentes tipos de estructuras familiares: nuclear, extensa, monoparental, etc. sin embargo, no resulta un concepto fácil de definir. Algunos autores hacen referencia al vínculo biológico y genético; otros se centran en aspectos socioculturales (p.ej. la “fuerza de trabajo” en determinadas tribus); y ciertos profesionales priorizan las dinámicas intrafamiliares… sea cual sea el abordaje, existe un acuerdo unánime en el factor más importante: el sentimiento de amor.
El amor a la familia, no tiene porqué conllevar un apego seguro (vínculo de intimidad, confianza, cariño…), circunstancia que puede parecer paradójica: si un sentimiento es tan intenso… ¿cómo puede alguien no sentirse unido a determinado/s miembro/s familiar/es?
La mayoría de los conflictos familiares son cotidianos (y superados con éxito), sin embargo, ante determinadas dificultades vitales, el enfrentamiento puede encallarse, generando emociones intensas (y, en ocasiones, contradictorias) que desembocan en la separación de la unidad familiar (en distinto grado y temporalidad).
Es importante aclarar que las crisis familiares (y personales) no sólo no son negativas, sino que son necesarias: “crisis” es una palabra proveniente del griego que significa “cambio”/ “decisión”; y son precisamente estas dos palabras las que definen la reconducción y superación exitosa de un conflicto: adaptarse al desarrollo personal (miembro familiar) y grupal (familia), utilizando diferentes estrategias, previamente exitosas, o generando nuevas respuestas si estas no solucionan el problema.
El obstáculo más frecuente a la hora de abordar desavenencias familiares, es repetir una y otra vez las mismas tácticas fallidas u obsoletas de resolución de problemas, lo que implica un fracaso en la solución del conflicto. Es por esto que, uno de los objetivos del psicólogo familiar, consistirá en aportar herramientas alternativas para la reconducción de las disputas.
Cuando los conflictos se agravan y son difíciles de reconducir, los psicólogos nos encargamos de: orientar, mediar e intervenir, mejorando las relaciones interpersonales y la comunicación intrafamiliar.
“No importa lo pobre que sea una persona, si tiene familia: es rica” (Anónimo)
http://psica.net/
Psicología Técnicas Psicología Niños Adolescentes Terapias Pareja Familia
¡Terapia familiar: aprender a gestionar el conflicto!
¿Qué es la familia?
Todas las personas sabemos qué es la “familia”, así como que existen diferentes tipos de estructuras familiares: nuclear, extensa, monoparental, etc. sin embargo, no resulta un concepto fácil de definir. Algunos autores hacen referencia al vínculo biológico y genético; otros se centran en aspectos socioculturales (p.ej. la “fuerza de trabajo” en determinadas tribus); y ciertos profesionales priorizan las dinámicas intrafamiliares… sea cual sea el abordaje, existe un acuerdo unánime en el factor más importante: el sentimiento de amor.
El amor a la familia, no tiene porqué conllevar un apego seguro (vínculo de intimidad, confianza, cariño…), circunstancia que puede parecer paradójica: si un sentimiento es tan intenso… ¿cómo puede alguien no sentirse unido a determinado/s miembro/s familiar/es?
La mayoría de los conflictos familiares son cotidianos (y superados con éxito), sin embargo, ante determinadas dificultades vitales, el enfrentamiento puede encallarse, generando emociones intensas (y, en ocasiones, contradictorias) que desembocan en la separación de la unidad familiar (en distinto grado y temporalidad).
Es importante aclarar que las crisis familiares (y personales) no sólo no son negativas, sino que son necesarias: “crisis” es una palabra proveniente del griego que significa “cambio”/ “decisión”; y son precisamente estas dos palabras las que definen la reconducción y superación exitosa de un conflicto: adaptarse al desarrollo personal (miembro familiar) y grupal (familia), utilizando diferentes estrategias, previamente exitosas, o generando nuevas respuestas si estas no solucionan el problema.
El obstáculo más frecuente a la hora de abordar desavenencias familiares, es repetir una y otra vez las mismas tácticas fallidas u obsoletas de resolución de problemas, lo que implica un fracaso en la solución del conflicto. Es por esto que, uno de los objetivos del psicólogo familiar, consistirá en aportar herramientas alternativas para la reconducción de las disputas.
Para solventar bretes familiares, es indispensable considerar las siguientes nociones básicas:
- Definición de roles: todos los miembros de un grupo familiar tienen una serie de “papeles” que pueden ser designados tanto directa (p.ej. el “cocinero”), como indirectamente (p.ej. “el mediador”, “el conflictivo”, el “responsable”) y que guían la conducta tanto del individuo hacia la familia, como de la parentela hacia esa persona.
- Asunción de compromisos: cada miembro familiar ha de adquirir y respetar determinadas responsabilidades (adecuadas a su edad y capacidad). Sobreproteger o, por el contrario, proporcionar una libertad excesiva, no favorece la aceptación de las obligaciones.
- Espacio de cada miembro y espacio común: no respetar los límites personales y familiares, conlleva conflictos de diversa índole e intensidad: dependencia emocional Vs agresividad, desconfianza, deslealtad, etc.
- Favorecer el crecimiento: las personas cambian, tratar de ubicarlas en una misma categoría ignorando su evolución, es entorpecer la autorrealización personal.
- Favorecer la adaptación grupal: ante determinadas circunstancias, la familia puede modificarse drásticamente (p.ej. un fallecimiento). Los integrantes deberán hacer esfuerzos por encaminarla, siendo conscientes de que tendrán que readaptar los roles familiares.
- Refuerzo positivo y refuerzo negativo: ser demasiado estricto o excesivamente crítico, no es la mejor manera de fomentar la motivación hacia la tarea o la autoestima personal. El estilo educativo punitivo, genera inseguridades y deteriora el autoconcepto. La familia ha de ser fuente de: potenciación, valoración y orgullo, criticando de forma dosificada y adecuada a las circunstancias.
- Gestión del emocional: la función principal de la familia es el sustento emocional. Poder contar con los seres queridos, tanto en situaciones favorables, como en las más dolorosas.
- Afrontar conflictos externos: otra de las funciones principales de la familia es la protección de los miembros que la conforman. Este apoyo es genuino, y genera confianza y seguridad, sentimientos básicos necesarios para el bienestar emocional.
Cuando los conflictos se agravan y son difíciles de reconducir, los psicólogos nos encargamos de: orientar, mediar e intervenir, mejorando las relaciones interpersonales y la comunicación intrafamiliar.
“No importa lo pobre que sea una persona, si tiene familia: es rica” (Anónimo)
http://psica.net/