Lunes, 23 de enero de 2017
Mi Proyecto Sentido M.P.S.
- Alcala de Henares, (España)
Psicología
EL TDA-H COMO TRASTORNO DE LAS FUNCIONES EJECUTIVAS Y SUS REPERCUSIONES EN EL AULA
Trastorno de Déficit de Atención con o sin Hiperactividad, TDA-H. Este es el término que desde hace unos años se ha puesto de moda, encontrándonos con uno de los trastornos de las funciones ejecutiva de nuestros alumnos más hablado por todo el mundo, dentro y fuera de la comunidad docente.
Si preguntamos a los especialistas, nos dirán que el diagnóstico es la base de la buena medicina y en este caso es imprescindible tener varias fuentes de información: padres, colegio, servicios sociales, etc. Dependerá de la edad del paciente, la entrevista clínica, escalas y cuestionarios a aplicar, y las exploraciones complementarias.Si no queremos hacer un mal diagnóstico, se deberá contar con profesionales que tengan experiencia en TDA-H, puesto que si no es así, nos podemos encontrar con pediatras, psicólogos y médicos que se equivoquen. Hay que prestar atención entre síntoma y repercusión de los síntomas para el tratamiento farmacológico y su retirada. Y prestar suma atención a las entrevistas con los padres, aunque no son diagnósticas, existe una falta de concordancia del 45% en el correlato con las mismas entrevistas que se les pasan a los profesores. Así pues, un buen diagnóstico en TDA-H requerirá de pericia; experiencia; paciencia; tiempo; prudencia y la evidencia en el tiempo, para no encontrarnos con la realidad actual, al comprobar que más de la mitad de los casos en los que se toma medicación (Rubifen – Concerta,) abandonan el tratamiento. Como mínimo se debe tomar la medicación durante dos años para apreciar cierta mejoría y los neuropediatras empiezan a contemplar la no retirada de medicación en periodos estivales y vacacionales como se hacía en un pasado no muy lejano.
Pero, ¿realmente existe el TDA-H?. Hay que entenderlo como un trastorno complejo por el cuadro clínico, ya que influyen tanto factores genéticos como ambientales (varios genes implicados en distintos cromosomas aún por determinar). Tiende a evolucionar de forma crónica y afecta a todas las áreas de la persona. Es uno de los más investigados en estos momentos en el mundo de la Neuropsiquiatría y se encuentra incluido dentro de los Trastornos de la Conducta. Tiene una tasa de prevalencia entre el 5% y el 7%, con buena respuesta al tratamiento con medicación. Dentro de los criterios diagnósticos en el DSM IV, se le ha considerado de tipo combinado, es decir, Hiperactivo-Impulsivo y Déficit de Atención. En la actualidad, desde el DSM 2012, es de tipo combinado con Trastorno de Conducta y Trastorno Bipolar. El CIE 10, realiza una clasificación más amplia, teniendo en cuenta la variabilidad de los síntomas según la edad del sujeto, considerándolo más un trastorno que una discapacidad, por su repercusión funcional.
Los aspectos que se tienen en cuenta a la hora de diagnosticar la edad de inicio, son cuestionables, ya que no existen instrumentos métricos que lo puedan determinar. Una de las preguntas más frecuentes es la siguiente: el trastorno, ¿comienza antes o después de los 7 años?. En la mayoría de los casos, se espera a esta edad para su diagnóstico, sobre todo por el tema de la medicación. Otro de los inconvenientes es que aunque el origen sea orgánico, no hay marcadores biológicos que lo determinen.
Los neuropediatras comentan que los casos que más frecuentemente ven en los hospitales son los siguientes: dolores de cabeza, TDA-H y epilepsias. Al preguntarles como pueden concretar en que consiste un diagnóstico en TDA-H, lo definen como la disfunción ejecutiva cerebral por falta de dopamina y noradrenalina en los neurotransmisores. La ausencia de estas catecolaminas de las neuronas en su liberación en sangre impide mantener la atención. La dopamina hace que no haya regulación interna del tiempo, repercutiendo en problemas de organización y planificación, afectando directamente a la autoestima del sujeto. La falta de noradrenalina afecta a la memoria operativa, hace que el aumento de glucosa aumente, teniendo la sensación mayor de fatiga, no correlacionando la capacidad cognitiva con los resultados académicos, aún siendo en la mayoría de los casos niños con un C.I. alto.
La variabilidad de los síntomas depende mucho de la edad evolutiva del niño, por ejemplo, a los 14 años desaparecen la mayoría de los síntomas de hiperactividad, aunque sigue habiendo impulsividad.
El 40% tienen un trastorno de negativismo desafiante en su conducta. Y el 87% de los niños y adolescentes con TDA-H presentan co morbilidad con otros trastornos tales como:
Según los psiquiatras, existe más riesgo de padecer un trastorno psiquiátrico si en la infancia se diagnosticó un TDA-H. En los trastornos resistentes que no responden a los tratamientos se empiezan a ver que detrás tienen un diagnóstico de TDA-H como por ejemplo en algunos tipos de depresiones y trastornos bipolares resistentes. Somos el país que más consume cannabis de Europa. Los adolescentes y adultos diagnosticados de TDA-H son los que más consumen cannabis o cocaína, ya que su trastorno es uno de los grandes generadores de drogodependencias, aunque en su caso, les genera el efecto contrario. La cocaína les adormece y el cannabis les excita. (El cannabis interfiere en los procesos de atención, concentración y abstracción, aumentando el riego X 5 de tener un cuadro psicótico). Como reflexión somos el país que menos TDA-H se diagnostica y menos se medica en comparación con el resto del continente, junto con el mayor fracaso escolar y las cárceles de nuestro país, se están llenando de individuos con trastornos psicopáticos de personalidad.
El impacto del diagnóstico se contempla por la mayoría de los padres como un alivio al encontrar una causa que justifica la conducta de sus hijos. Y los niños-adolescentes lo consideran que tienen un defecto, se sienten con una discapacidad y les repercute en su autoconcepto, por lo tanto para ellos, el diagnóstico se convierte en un estigma de concepción culpabilizadora. Los procesos psicosociales pueden influir en la aceptación del trastorno, pero sobre todo, son los adolescentes los que peor lo viven si se les ha diagnosticado tarde, ya que les produce mucho miedo el cambio.
Yo soy de los que comparten la idea que las modas cumplen su periodo de éxito y después de un tiempo, dejan de tener su protagonismo inicial. Pues bien, hoy en día, se está mostrando un especial interés de profesionalizar al adulto que acompaña al niño con TDA-H, otorgando a los maestros y profesores el poder y la responsabilidad de la mejora de estos niños. Incluso en las aulas de Estados Unidos, existe la figura específica en cada centro (por ley), que tutela a estos menores, ayudándoles a globalizar sus necesidades especiales en cada una de las áreas académicas, sin tener que ser excluidos de sus grupos comunes de referencia.
El desarrollo del niño con TDA-H, va encontrando diferentes obstáculos en la evolución de sus capacidades ejecutivas. A los 3 años, no se utilizan las imágenes, a los 5 años se desarrolla el sentido del tiempo y ellos no son capaces de controlarlo, con 7 años no pueden controlarse a sí mismos, con 9 años no pueden auto motivarse y con 12 no pueden planificar, con la siguiente repercusión en el desarrollo de posibles soluciones en la resolución de problemas.
La intervención debe centrarse en dos ejes fundamentales:
TRATAMIENTO EN LA DISCAPACIDAD EJECUTIVA
INTERVENCIÓN EN EL COLEGIO. El Dr. Russell Barkley, tras varios años de experiencia con niños con TDA-H, recopiló una serie de aportaciones que a continuación aporto en este artículo para que sean de utilidad:
JULIÁN ARRANZ - MPS. Nº Colegiado: 0209 www.miproyectosentido.es
Ahí os dejo un vídeo de Los Simpson muy divertido sobre el TDA-H. ¡Espero que os guste!
https://www.youtube.com/watch?v=gODbQo5vz0o
Publicado 19th February 2016 por Julián Arranz Martínez
Psicología
EL TDA-H COMO TRASTORNO DE LAS FUNCIONES EJECUTIVAS Y SUS REPERCUSIONES EN EL AULA
Trastorno de Déficit de Atención con o sin Hiperactividad, TDA-H. Este es el término que desde hace unos años se ha puesto de moda, encontrándonos con uno de los trastornos de las funciones ejecutiva de nuestros alumnos más hablado por todo el mundo, dentro y fuera de la comunidad docente.
Si preguntamos a los especialistas, nos dirán que el diagnóstico es la base de la buena medicina y en este caso es imprescindible tener varias fuentes de información: padres, colegio, servicios sociales, etc. Dependerá de la edad del paciente, la entrevista clínica, escalas y cuestionarios a aplicar, y las exploraciones complementarias.Si no queremos hacer un mal diagnóstico, se deberá contar con profesionales que tengan experiencia en TDA-H, puesto que si no es así, nos podemos encontrar con pediatras, psicólogos y médicos que se equivoquen. Hay que prestar atención entre síntoma y repercusión de los síntomas para el tratamiento farmacológico y su retirada. Y prestar suma atención a las entrevistas con los padres, aunque no son diagnósticas, existe una falta de concordancia del 45% en el correlato con las mismas entrevistas que se les pasan a los profesores. Así pues, un buen diagnóstico en TDA-H requerirá de pericia; experiencia; paciencia; tiempo; prudencia y la evidencia en el tiempo, para no encontrarnos con la realidad actual, al comprobar que más de la mitad de los casos en los que se toma medicación (Rubifen – Concerta,) abandonan el tratamiento. Como mínimo se debe tomar la medicación durante dos años para apreciar cierta mejoría y los neuropediatras empiezan a contemplar la no retirada de medicación en periodos estivales y vacacionales como se hacía en un pasado no muy lejano.
Pero, ¿realmente existe el TDA-H?. Hay que entenderlo como un trastorno complejo por el cuadro clínico, ya que influyen tanto factores genéticos como ambientales (varios genes implicados en distintos cromosomas aún por determinar). Tiende a evolucionar de forma crónica y afecta a todas las áreas de la persona. Es uno de los más investigados en estos momentos en el mundo de la Neuropsiquiatría y se encuentra incluido dentro de los Trastornos de la Conducta. Tiene una tasa de prevalencia entre el 5% y el 7%, con buena respuesta al tratamiento con medicación. Dentro de los criterios diagnósticos en el DSM IV, se le ha considerado de tipo combinado, es decir, Hiperactivo-Impulsivo y Déficit de Atención. En la actualidad, desde el DSM 2012, es de tipo combinado con Trastorno de Conducta y Trastorno Bipolar. El CIE 10, realiza una clasificación más amplia, teniendo en cuenta la variabilidad de los síntomas según la edad del sujeto, considerándolo más un trastorno que una discapacidad, por su repercusión funcional.
Los aspectos que se tienen en cuenta a la hora de diagnosticar la edad de inicio, son cuestionables, ya que no existen instrumentos métricos que lo puedan determinar. Una de las preguntas más frecuentes es la siguiente: el trastorno, ¿comienza antes o después de los 7 años?. En la mayoría de los casos, se espera a esta edad para su diagnóstico, sobre todo por el tema de la medicación. Otro de los inconvenientes es que aunque el origen sea orgánico, no hay marcadores biológicos que lo determinen.
Los neuropediatras comentan que los casos que más frecuentemente ven en los hospitales son los siguientes: dolores de cabeza, TDA-H y epilepsias. Al preguntarles como pueden concretar en que consiste un diagnóstico en TDA-H, lo definen como la disfunción ejecutiva cerebral por falta de dopamina y noradrenalina en los neurotransmisores. La ausencia de estas catecolaminas de las neuronas en su liberación en sangre impide mantener la atención. La dopamina hace que no haya regulación interna del tiempo, repercutiendo en problemas de organización y planificación, afectando directamente a la autoestima del sujeto. La falta de noradrenalina afecta a la memoria operativa, hace que el aumento de glucosa aumente, teniendo la sensación mayor de fatiga, no correlacionando la capacidad cognitiva con los resultados académicos, aún siendo en la mayoría de los casos niños con un C.I. alto.
La variabilidad de los síntomas depende mucho de la edad evolutiva del niño, por ejemplo, a los 14 años desaparecen la mayoría de los síntomas de hiperactividad, aunque sigue habiendo impulsividad.
El 40% tienen un trastorno de negativismo desafiante en su conducta. Y el 87% de los niños y adolescentes con TDA-H presentan co morbilidad con otros trastornos tales como:
- Trastornos instrumentales del aprendizaje.
- Trastornos del lenguaje.
- Trastorno del sueño.
- Fenotipos conductuales
- Trastornos del espectro autista con un 25% y en el caso de autismos hasta el 57%.
- Epilepsia (población 5X1000)
- Depresión.
- Tic Tourette.
- Trastorno boderline.
- Trastorno bipolar.
- Trastorno de ansiedad.
- Trastorno de la conducta disociada.
- Trastorno antisocial.
- Trastorno por uso de sustancias. Drogodependencias.
Según los psiquiatras, existe más riesgo de padecer un trastorno psiquiátrico si en la infancia se diagnosticó un TDA-H. En los trastornos resistentes que no responden a los tratamientos se empiezan a ver que detrás tienen un diagnóstico de TDA-H como por ejemplo en algunos tipos de depresiones y trastornos bipolares resistentes. Somos el país que más consume cannabis de Europa. Los adolescentes y adultos diagnosticados de TDA-H son los que más consumen cannabis o cocaína, ya que su trastorno es uno de los grandes generadores de drogodependencias, aunque en su caso, les genera el efecto contrario. La cocaína les adormece y el cannabis les excita. (El cannabis interfiere en los procesos de atención, concentración y abstracción, aumentando el riego X 5 de tener un cuadro psicótico). Como reflexión somos el país que menos TDA-H se diagnostica y menos se medica en comparación con el resto del continente, junto con el mayor fracaso escolar y las cárceles de nuestro país, se están llenando de individuos con trastornos psicopáticos de personalidad.
El impacto del diagnóstico se contempla por la mayoría de los padres como un alivio al encontrar una causa que justifica la conducta de sus hijos. Y los niños-adolescentes lo consideran que tienen un defecto, se sienten con una discapacidad y les repercute en su autoconcepto, por lo tanto para ellos, el diagnóstico se convierte en un estigma de concepción culpabilizadora. Los procesos psicosociales pueden influir en la aceptación del trastorno, pero sobre todo, son los adolescentes los que peor lo viven si se les ha diagnosticado tarde, ya que les produce mucho miedo el cambio.
Yo soy de los que comparten la idea que las modas cumplen su periodo de éxito y después de un tiempo, dejan de tener su protagonismo inicial. Pues bien, hoy en día, se está mostrando un especial interés de profesionalizar al adulto que acompaña al niño con TDA-H, otorgando a los maestros y profesores el poder y la responsabilidad de la mejora de estos niños. Incluso en las aulas de Estados Unidos, existe la figura específica en cada centro (por ley), que tutela a estos menores, ayudándoles a globalizar sus necesidades especiales en cada una de las áreas académicas, sin tener que ser excluidos de sus grupos comunes de referencia.
El desarrollo del niño con TDA-H, va encontrando diferentes obstáculos en la evolución de sus capacidades ejecutivas. A los 3 años, no se utilizan las imágenes, a los 5 años se desarrolla el sentido del tiempo y ellos no son capaces de controlarlo, con 7 años no pueden controlarse a sí mismos, con 9 años no pueden auto motivarse y con 12 no pueden planificar, con la siguiente repercusión en el desarrollo de posibles soluciones en la resolución de problemas.
La intervención debe centrarse en dos ejes fundamentales:
- Tratamiento en la Discapacidad Ejecutiva
- Intervención en el Colegio.
TRATAMIENTO EN LA DISCAPACIDAD EJECUTIVA
- Memoria de Trabajo: no pueden retener en su mente las cosas, para ello hay que hacerlo físico, crear listas, tarjetas, gráficas que les de una clave para recordar. Se habla de externalizar la información (que sea externa y física).
- Hacer el tiempo físico: utilizar una grabadora, reloj de bolsillo que vibra.
- Desglosar el futuro en pequeños pasos: porque ellos no pueden verlo, por ejemplo leer y tomar notas a la vez.
- Externalizar la motivación: pequeños premios, sistema de puntos, tangibles, siempre ha de haber unas consecuencias inmediatas.
- Permitir la manipulación externa de la resolución de problemas, de la mente a sus manos. Por ejemplo con las matemáticas, en lo verbal, conjunto de tarjetas para cada idea.
INTERVENCIÓN EN EL COLEGIO. El Dr. Russell Barkley, tras varios años de experiencia con niños con TDA-H, recopiló una serie de aportaciones que a continuación aporto en este artículo para que sean de utilidad:
- Tener en las escuelas un profesor especializado en TDA-H con dos responsabilidades. 1.- para hablar con los padres de todos los niños tdah en la escuela. 2.- para hacer recomendaciones a los profesores. (En su defecto, esto debería ser cubierto por los Departamentos de Orientación Escolar).
- No a la repetición de cursos. Se manifiesta en contra de que estos niños repitan. Quienes se apoyan en esto, es porque se basan en el desarrollo inmaduro de estos niños, pero no es así. Un estudio en Montreal donde fueron seguidos niños con 12 años, encuentra que no hay beneficios en repetir y sin embargo causa varios daños: más agresivos, más depresivos y más retraídos, diminuye su círculo social, baja la motivación por aprender, aumenta el problema de abandono de la escuela.
- Los maestros han de centrarse en las dos primeras semanas de la escuela en la GESTIÓN DE LA CONDUCTA. Sin no se consigue, estarán apagando incendios el resto del año. Para ello, más observación, establecer reglas y consecuencias.
- Cambiar la demanda para el niño TDA-H: reduciendo la duración de la tarea (dar menos) o desglosarlo (dar lo mismo pero poco a poco, encajándolo en su pauta de atención). Establecer más pausas y más refuerzos.
- Algunos pupitres en la primera fila lo más cerca del profesor.
- Puntuar el trabajo realizado, no la exactitud. Mandar para casa si no se acaban no es una solución, porque el punto de rendimiento está dentro de clase, no en casa.
- En las tareas para casa: mandar una lista a los padres con antelación para que éstos puedan organizar la vida familiar.
- Los deberes, no tienen ningún valor en Ed. Primaria (según los estudios) por tanto, recortar el número de deberes. Son importantes al finalizar el colegio, pero hay que establecer un máximo de 1h. a 1`30 min, cualquier tiempo mayor es improductivo.
- El primer año tendrían que ser 10 minutos, y se irían aumentando a 10 minutos por año escolarizado, abarcando la totalidad de la materia (1 Ed. Primaria: 10 minutos; 2 Ed. Primaria: 20 minutos; 3º Ed. Primaria: 30 minutos) Y así sucesivamente hasta el nivel universitario.
- Dar al niño el rol de “enseñante” y a otro el de “estudiante” y cambiar las parejas cada semana.
- Permitir al niño mayor cantidad de movimiento siempre que trabaje.
- Dar más recreos.
- Cuadernos con etiquetas, colores, etc. Para ser lo más organizados posibles.
- Actitud adecuada frente a ellos, como ¿qué me pueden aportar?.
- Cuanto más participe y se pueda mover, más fácilmente aprende, si se queda quieto le supone mucho más esfuerzo y ha de concentrar ahí todas sus fuerzas.
- En lugar de levantar la mano para contestar y tener que callar la respuesta hasta que lo indique el profesor, utilizar pizarras donde todos pongan la solución al mismo tiempo, y se ponen las cartulinas en el aire, no se comprueban hasta que no estén todas levantadas.
- Alternar lo temas fáciles con los difíciles, agradables, etc.
- Hacer una clase más apasionada, más viva, emocional y entretenida.
- Usar el contacto físico, contacto visual y frases breves para llamar su atención y transmitir mejor el mensaje.
- Poner las asignaturas más difíciles al principio del día.
- Dejarle que tome parte de la decisión de lo que tienen que hacer.
- Que practiquen y utilicen el ordenador.
- Más consecuencias, compensaciones, sistema de fichas, (por ejemplo, nota a los padres de recogida de juguetes viejos el último viernes del mes, y luego utilizaros en clase como premios).
- Para vigilar los periodos de Vigilancia Cognoscitiva: poner timbres, de programación variable. Cuando suene el timbre han de mirar si trabajan (sonará aleatoriamente). Se dan fichas o se apuntan los puntos en una tarjeta, se cuentan al final del día. Cada semana se crea una ficha nueva con menos campanas y más puntos. Se van diluyendo poco a poco las campanadas o timbres. La compensación se le da de forma inmediata, no al final de la semana.
- Los niños han de poder ganar la misma compensación en casa.
- Poner posters, paneles, tarjetas que recuerden la información de manera visual.
- Establecer un sistema de señales que describa visualmente y de forma permanente la tarea. Por ejemplo: cartulinas que signifiquen diferentes cosas: Rojo, es igual a lelctua; azul, puede hablar; amarillo, trabajo en equipo. De tal modo que se les señala el cambio de la situación en clase.
- El castigo no va a funcionar si no existe un nivel de compensación disponible por las cosas que haga bien. (Mirar a la pared, a veces, puede ser más interesante que mirar al profesor).
- Lo importante de los castigos es la velocidad a la que lo utilicemos, lo pronto que lo administremos, no la intensidad. Así trata de implantarlo de manera inmediata, no se trata de un enfado de 20 minutos y luego la consecuencia.
- Versión de Time Out: para y realiza un trabajo, no es simplemente parar. Por ejemplo, te vas al pupitre al final de la clase y tienes que hacer estas dos hojas, cuando termines vienes, las dejas en mi mesa y se acaba el Time Out.
JULIÁN ARRANZ - MPS. Nº Colegiado: 0209 www.miproyectosentido.es
Ahí os dejo un vídeo de Los Simpson muy divertido sobre el TDA-H. ¡Espero que os guste!
https://www.youtube.com/watch?v=gODbQo5vz0o
Publicado 19th February 2016 por Julián Arranz Martínez