Jueves, 01 de marzo de 2018
Susanac
Psicología Alimentación Técnicas Psicología Fobias Trastornos Adolescentes Terapias Ansiedad Depresión Adicciones
Psicología Alimentación Técnicas Psicología Fobias Trastornos Adolescentes Terapias Ansiedad Depresión Adicciones
Muchas personas se preguntan cómo es posible que viejas experiencias sigan provocándoles dolor a pesar del tiempo pasado. Primero tenemos que entender que hay una diferencia entre una experiencia sencillamente dolorosa, y una experiencia traumática, y para eso tenemos que entender un poco mejor en qué consiste el trauma.
Sabemos que hay trauma por los diferentes indicadores del cuerpo, o por el comportamiento de las personas y por su funcionamiento a nivel emocional y psicológico. Muy a menudo cuando hay trauma las personas sufren de estrés postraumático, que es un trastorno cuyos síntomas son flashbacks -recuerdos- muy vívidos de la experiencia, ansiedad, miedos, fobias, una gran hiperactivación nerviosa o, al contrario, una hipoactivación que puede llevar a la depresión. También algunas señales fisiológicas como palpitaciones o dificultad para respirar al pensar en el hecho traumático, trastornos alimenticios, o trastornos del sueño concomitantes, etc. En los niños vemos que vuelven a fases anteriores de su desarrollo que estaban superadas. Por ejemplo, un niño puede volver a hacerse pipi en la cama, cuando esa etapa ya la había superado.
Pero no necesariamente las personas presentan estrés postraumático cuando hay trauma. Este se puede presentar con otros síntomas. A veces vemos que hay trauma detrás de una depresión profunda, que viene acompañada de una gran negación de la propia depresión, puesto que la negación es uno de los recursos de supervivencia que utilizamos para sobrellevar las experiencias traumáticas. Otros indicadores de trauma pueden ser el aislamiento social voluntario, la evitación de ciertas situaciones, personas o lugares, las autolesiones, la ideación suicida, las obsesiones y compulsiones, o los conjuntos de secuelas traumáticas que se han dado en denominar enfermedades mentales o trastornos mentales. Algunos ejemplos de estas serían la esquizofrenia, caracterizada por un conjunto de síntomas que encontramos mucho en los supervivientes de abuso sexual en la infancia; la fibromialgia, otro conjunto de síntomas que vemos también muy asociado al abuso sexual en la infancia, etc.
Luego hay que distinguir entre el trauma simple y el trauma complejo. El trauma complejo lo vemos en personas que han sufrido experiencias traumáticas continuadas, como los supervivientes de abuso sexual, las víctimas de malos tratos, y muchos soldados y policías. El trauma simple lo vemos en personas que sufrieron un accidente una vez, o que fueron víctimas de violencia una vez, etc. Cuanto más simple sea el trauma, menos secuelas presentará, pero eso no significa que no debamos prestarle atención o que no deba ser tratado en terapia.
Lamentablemente, en la sociedad existe la creencia de que el tiempo lo cura todo y esto no es verdad. Aunque esto puede funcionar con algunas experiencias de vida, con el trauma es absolutamente falso: el trauma no desaparece con el tiempo. A menudo el tiempo solamente empeora los síntomas, que van en aumento y hacen la vida más difícil. Por eso muchas personas se sorprenden cuando comprueban que, después de pasado mucho tiempo de la experiencia perturbadora, aquello les sigue molestando o que incluso han desarrollado un trastorno de estrés postraumático.
Eso tiene una explicación muy sencilla: El trauma hace que deje de funcionar la parte del cerebro que les pone la fecha a las experiencias de nuestra vida. Esta estructura se llama hipocampo y queda inhibido cuando sufrimos un trauma. Quedan inhibidas también otras estructuras que hacen que la experiencia no pueda pasar de la memoria a corto plazo, a la memoria a largo plazo, y hacer que se integre en la biografía de la persona de forma normal. Así, cada vez que esa experiencia venga a nuestra memoria sentiremos que la estamos reviviendo de nuevo, porque esa experiencia no tiene la fecha marcada; nuestro cerebro no la reconoce como una experiencia del pasado, porque no se ha integrado de la misma forma que el resto de experiencias. Por lo tanto, a todos los efectos el cerebro la entenderá como una experiencia que acaba de ocurrir, y por eso, cuando la recordamos, o cuando aparece espontáneamente en forma de recuerdo o flashback, vendrá con las mismas emociones, sensaciones y percepciones que sentimos cuando estábamos experimentando aquello, como si el tiempo no hubiera pasado. Y es que, realmente, para tu cerebro el tiempo no ha pasado en lo que respecta a esa experiencia.
Esta es una de las cosas que hacen las terapias o procesadoras del trauma, les ponen la fecha a estas experiencias para que el cerebro las pueda integrar y archivar donde corresponde, en el pasado. Después, aunque vuelvas a recordar la experiencia, ya no te perturbará porque para ti ya será una experiencia que ocurrió en el pasado, que está integrada y archivada donde le corresponde, que forma parte de tu biografía, pero que no te perturba.
Con el reprocesamiento del trauma logramos hacer desaparecer también todas las emociones perturbadoras y todas las sensaciones físicas -o falta de sensaciones físicas- que van asociadas al trauma, de forma que, a partir de ese momento podrás recordar aquella experiencia sin que te desborden las emociones, las sensaciones físicas, el pánico, la indefensión, la impotencia, la vergüenza etc. Solo así podrás verte libre de una experiencia traumática.
¿En qué consiste un trauma?
Sabemos que hay trauma por los diferentes indicadores del cuerpo, o por el comportamiento de las personas y por su funcionamiento a nivel emocional y psicológico. Muy a menudo cuando hay trauma las personas sufren de estrés postraumático, que es un trastorno cuyos síntomas son flashbacks -recuerdos- muy vívidos de la experiencia, ansiedad, miedos, fobias, una gran hiperactivación nerviosa o, al contrario, una hipoactivación que puede llevar a la depresión. También algunas señales fisiológicas como palpitaciones o dificultad para respirar al pensar en el hecho traumático, trastornos alimenticios, o trastornos del sueño concomitantes, etc. En los niños vemos que vuelven a fases anteriores de su desarrollo que estaban superadas. Por ejemplo, un niño puede volver a hacerse pipi en la cama, cuando esa etapa ya la había superado.
Pero no necesariamente las personas presentan estrés postraumático cuando hay trauma. Este se puede presentar con otros síntomas. A veces vemos que hay trauma detrás de una depresión profunda, que viene acompañada de una gran negación de la propia depresión, puesto que la negación es uno de los recursos de supervivencia que utilizamos para sobrellevar las experiencias traumáticas. Otros indicadores de trauma pueden ser el aislamiento social voluntario, la evitación de ciertas situaciones, personas o lugares, las autolesiones, la ideación suicida, las obsesiones y compulsiones, o los conjuntos de secuelas traumáticas que se han dado en denominar enfermedades mentales o trastornos mentales. Algunos ejemplos de estas serían la esquizofrenia, caracterizada por un conjunto de síntomas que encontramos mucho en los supervivientes de abuso sexual en la infancia; la fibromialgia, otro conjunto de síntomas que vemos también muy asociado al abuso sexual en la infancia, etc.
Trauma simple y trauma complejo
Luego hay que distinguir entre el trauma simple y el trauma complejo. El trauma complejo lo vemos en personas que han sufrido experiencias traumáticas continuadas, como los supervivientes de abuso sexual, las víctimas de malos tratos, y muchos soldados y policías. El trauma simple lo vemos en personas que sufrieron un accidente una vez, o que fueron víctimas de violencia una vez, etc. Cuanto más simple sea el trauma, menos secuelas presentará, pero eso no significa que no debamos prestarle atención o que no deba ser tratado en terapia.
Lamentablemente, en la sociedad existe la creencia de que el tiempo lo cura todo y esto no es verdad. Aunque esto puede funcionar con algunas experiencias de vida, con el trauma es absolutamente falso: el trauma no desaparece con el tiempo. A menudo el tiempo solamente empeora los síntomas, que van en aumento y hacen la vida más difícil. Por eso muchas personas se sorprenden cuando comprueban que, después de pasado mucho tiempo de la experiencia perturbadora, aquello les sigue molestando o que incluso han desarrollado un trastorno de estrés postraumático.
Cómo funciona un trauma
Eso tiene una explicación muy sencilla: El trauma hace que deje de funcionar la parte del cerebro que les pone la fecha a las experiencias de nuestra vida. Esta estructura se llama hipocampo y queda inhibido cuando sufrimos un trauma. Quedan inhibidas también otras estructuras que hacen que la experiencia no pueda pasar de la memoria a corto plazo, a la memoria a largo plazo, y hacer que se integre en la biografía de la persona de forma normal. Así, cada vez que esa experiencia venga a nuestra memoria sentiremos que la estamos reviviendo de nuevo, porque esa experiencia no tiene la fecha marcada; nuestro cerebro no la reconoce como una experiencia del pasado, porque no se ha integrado de la misma forma que el resto de experiencias. Por lo tanto, a todos los efectos el cerebro la entenderá como una experiencia que acaba de ocurrir, y por eso, cuando la recordamos, o cuando aparece espontáneamente en forma de recuerdo o flashback, vendrá con las mismas emociones, sensaciones y percepciones que sentimos cuando estábamos experimentando aquello, como si el tiempo no hubiera pasado. Y es que, realmente, para tu cerebro el tiempo no ha pasado en lo que respecta a esa experiencia.
Esta es una de las cosas que hacen las terapias o procesadoras del trauma, les ponen la fecha a estas experiencias para que el cerebro las pueda integrar y archivar donde corresponde, en el pasado. Después, aunque vuelvas a recordar la experiencia, ya no te perturbará porque para ti ya será una experiencia que ocurrió en el pasado, que está integrada y archivada donde le corresponde, que forma parte de tu biografía, pero que no te perturba.
Con el reprocesamiento del trauma logramos hacer desaparecer también todas las emociones perturbadoras y todas las sensaciones físicas -o falta de sensaciones físicas- que van asociadas al trauma, de forma que, a partir de ese momento podrás recordar aquella experiencia sin que te desborden las emociones, las sensaciones físicas, el pánico, la indefensión, la impotencia, la vergüenza etc. Solo así podrás verte libre de una experiencia traumática.