Viernes, 04 de julio de 2014
psiconvergencias
Psicología
Psicología
Conocí el budismo muchos años después de estar trabajando como psicóloga. Siempre me incliné por realizar tratamientos psicoterapéuticos donde el psicólogo puede expresar más que en el psicoanálisis. Desde este lugar tuve en cuenta que no se trata -para mí- de una oreja que escucha a una boca que habla, no se trata SOLO de atención flotante y asociación libre. Hay un mundo que no queda afuera del tratamiento, no es pecado una manifestación de afecto de parte del terapeuta el algunas circunstancias. Fui aprendiendo que el afecto cura y que a veces el primero, el modelo, es el afecto del terapeuta el que luego va dejando paso a afectos del entorno del consultante. De las diferentes ramas de budismo, conocí el budismo de la acción, de Nichiren Daishonin, de nam mioho renge kyó. Es una parte laica; no hay templo sino centro cultural (Soka Gakkai) cultura, educación, creación de valores humanos. La lucha es por un mundo con seres humanos felices y conseguir a través de esta felicidad la paz mundial. Al principio sentí que psicología para el grupo era mala palabra y lo sigue siendo para algunos. Creo que el tema fundamental es que el budismo habla de levantarse solo, de que solo uno mismo puede realizar su revolución humana y así es pero esto no excluye que en algunos momentos de la vida todos necesitemos de la ayuda -en diversas formas- de otro. El psicólogo no resuelve la vida del consultante ni le dice qué hacer (si lo hiciera sería irresponsable, omnipotente) Puede dar una opinión, una sugerencia, hasta una directiva en un tema muy puntual pero queda en quien escucha la decisión, obviamente. También en budismo se habla del itai doshin, que es la unión de distintas personas con un mismo fin. Personas que se apoyan mutuamente, sienten que no están solas. Aunque desde un vínculo asimétrico, en terapia comencé a transmitir la Ley Mística de nam mioho renge kyó a determinados pacientes -que daba como para hacerlo- y con algunos cantamos 5 minutos de daimoku antes y después de las sesiones. Daimoku es repetir nam mioho renge kyó varias veces frente al Gohonzon (mandala escrito en sánscrito, objeto de veneración) Por supuesto hay pacientes que ni saben si soy o no budista porque priorizo la mejor terapia para cada uno y para algunos es la psicoterapia más ortodoxa "pura" El budismo habla de estados de la vida de cada uno, son 10 y van desde los más bajos: el estado de Infierno ( he escuchado pacientes decir "vivo un infierno" mil veces) Hambre (nada puede saciar, como en trastornos alimenticios) Animalidad (instinto animal puro) Ira (sobresale la necesidad de manejar, controlar, al otro -no la furia-) y otros estados hasta la perfección, el más elevado que es el de budeidad. Lo interesante es que cada estado contiene a los otros nueve y son dinámicos, están en constante movimiento. El budismo utiliza la metáfora de un espejo refiriéndose a pulir la propia vida, al Gohonzon mismo; en psicología el espejo es estructurante del yo y sigue teniendo importancia toda la vida, también como imagen y esquema corporal. En budismo trabajamos sobre la negatividad de uno mismo, contrapuesta a la iluminación de la budeidad que luchamos por lograr; en psicoterapia trabajamos sobre las pulsiones del ello, lo tanático. A esta negatividad también se le llama ilusión, que en psicoterapia corresponde al terreno del yo (recordemos que el yo también tiene una parte inconsciente) En budismo contraponemos conocimiento y sabiduría; en terapia hablamos de un "saber no sabido" el verdadero determinante de la vida, de los síntomas en sentido amplio, que corresponde al inconsciente, mientras el yo se arroga saber todo sobre sí (equivalente a conocimiento) Resumiendo: Hay muchas cuestiones en común entre psicología y budismo aunque se denominan con diferente nombre. En ciertos caso -depende básicamente del perfil del consultante y el vínculo transferencial que se establezca en un momento dado- el budismo y la psicoterapia son modos complementarios de dirigir a una persona hacia la cura. Es notoria la mejoría más rápida y sostenida en el tiempo, la apertura de sus vidas, en los pacientes que también entonan daimoku, lo que no implica que necesariamente se hagan budistas. Como parte de mi trabajo como psicóloga entono una hora diaria de daimoku por todos los consultantes, por su budeidad, su felicidad y si hay temas puntuales del momento. Sin duda esto ayuda desde lo espiritual y también desde lo terapéutico en el sentido de mantener como terapeuta una conexión distinta con cada uno (de budeidad a budeidad, para decirlo simple, el terreno de la sabiduría) Este es un enfoque más, no el único, claro está. PD: He simplificado mucho lo relativo a budismo para que se entienda rápidamente. En caso de requerir mayor información, por mail: psiconvergencias@live.com facebook: psi convergencias páginas de Soka Gakkai internacional: www.sgi.org argentina: www.sgiar.org.ar