Martes, 21 de febrero de 2017
Lic. Nadia Rang
Psicología
Psicología
Desafío en aguas abiertas
Nadar implica una personalidad muy especial, teniendo en cuenta que el deportista debe adaptarse a rendir en un medio que no es el natural, pasando horas en el agua.
El nadador comienza siempre nadando en pileta, un medio estable y controlado. El paso a nadar en aguas abiertas implica al nadador la necesidad de ajustar sensaciones físicas, la percepción del entorno y de sí mismo. Implica, además, acostumbrarse a nadar en medios adversos de frio, corrientes, aguas en las que no se ve claramente, careciendo de referencias visuales, estos múltiples factores escapan al control de deportista. Por ello es necesario, no sólo un arduo trabajo físico, sino también un entrenamiento mental especial.
El nadador de aguas abiertas debe aprender a concentrarse en los factores que sí puede controlar y desestimar el resto de los factores que escapan a su control. Esto implica mayor estabilidad emocional y mayor seguridad y confianza en sí mismo. El aprendizaje de habilidades psicológicas puede contribuir a que el nadador aumente sus posibilidades de rendimiento en la competencia. Ayudando también al deportista a tolerar y controlar mejor los elementos estresantes de la competencia. Ejercicios de concentración, diálogo interno, y visualización pueden ser claves a la hora de la competencia.
Muchas veces pueden aparecer en la competencia auto diálogos negativos del estilo “no lo lograré”, “ya estoy demasiado cansado”, es por ello que es importante que el nadador practique el diálogo positivo, focalizándose en sus características más fuertes y más emocionales, centrándose en el aquí y ahora. Muchas veces puede ser útil para ello poner objetivos cortos dentro de la competencia, como por ejemplo “puedo pasar al nadador que va delante mío”. De esa forma baja la presión y aumenta la autoconfianza.
Otra forma de entrenar las capacidades psicológicas para la competencia es la visualización. La visualización es especialmente útil porque el cerebro no distingue la diferencia entre un evento real y una visualización realmente vivida por él. Ayuda al deportista a imaginar y sentir situaciones de éxito deportivo y en el momento de la competencia ayudan a enfrentar con éxito situaciones adversas. Esto conlleva un alto trabajo de concentración, técnicas de respiración y relajación e imaginación. El nadador deberá lograr imaginar vívidamente el momento de la competencia, el color del agua, los olores, las texturas, y tendrá la capacidad de verse a sí mismo y analizar los movimientos técnicos reforzando así conductas positivas y mejorando la autoconfianza.
La natación de larga distancia es un deporte que combina la resistencia física con la psicológica, siendo primordial que el nadador desarrolle estrategias específicas para la superación de los momentos críticos.
La natación en aguas abiertas implica soledad en la competencia. Muchos pueden acompañar al nadador a una competencia, pero cuando el nadador se encuentra en medio del rio/mar la única voz que escucha es la propia, por lo que el nadador debe tener una alta autoconfianza y saber manejar bien los autodiálogos.
Aspectos psicológicos como la motivación y la capacidad de superar dificultades tienen en la natación de aguas abiertas una enorme importancia. Por ello un nadador bien entrenado mentalmente tendrá una ventaja inigualable sobre sus competidores.
En todas las disciplinas, a la hora de entrenar el físico y la mente, es necesario tener en cuenta tanto las particularidades individuales del deportista como las particularidades del deporte y el tipo de competencia. El psicólogo debe conocer en profundidad ambos para poder trabajar como soporte del entrenador y el deportista.
Lic. Nadia Rang
Psicóloga – Especialista en deportes
M.N. 50496
Mail: nadia.rang@outlook.com
Nadar implica una personalidad muy especial, teniendo en cuenta que el deportista debe adaptarse a rendir en un medio que no es el natural, pasando horas en el agua.
El nadador comienza siempre nadando en pileta, un medio estable y controlado. El paso a nadar en aguas abiertas implica al nadador la necesidad de ajustar sensaciones físicas, la percepción del entorno y de sí mismo. Implica, además, acostumbrarse a nadar en medios adversos de frio, corrientes, aguas en las que no se ve claramente, careciendo de referencias visuales, estos múltiples factores escapan al control de deportista. Por ello es necesario, no sólo un arduo trabajo físico, sino también un entrenamiento mental especial.
El nadador de aguas abiertas debe aprender a concentrarse en los factores que sí puede controlar y desestimar el resto de los factores que escapan a su control. Esto implica mayor estabilidad emocional y mayor seguridad y confianza en sí mismo. El aprendizaje de habilidades psicológicas puede contribuir a que el nadador aumente sus posibilidades de rendimiento en la competencia. Ayudando también al deportista a tolerar y controlar mejor los elementos estresantes de la competencia. Ejercicios de concentración, diálogo interno, y visualización pueden ser claves a la hora de la competencia.
Muchas veces pueden aparecer en la competencia auto diálogos negativos del estilo “no lo lograré”, “ya estoy demasiado cansado”, es por ello que es importante que el nadador practique el diálogo positivo, focalizándose en sus características más fuertes y más emocionales, centrándose en el aquí y ahora. Muchas veces puede ser útil para ello poner objetivos cortos dentro de la competencia, como por ejemplo “puedo pasar al nadador que va delante mío”. De esa forma baja la presión y aumenta la autoconfianza.
Otra forma de entrenar las capacidades psicológicas para la competencia es la visualización. La visualización es especialmente útil porque el cerebro no distingue la diferencia entre un evento real y una visualización realmente vivida por él. Ayuda al deportista a imaginar y sentir situaciones de éxito deportivo y en el momento de la competencia ayudan a enfrentar con éxito situaciones adversas. Esto conlleva un alto trabajo de concentración, técnicas de respiración y relajación e imaginación. El nadador deberá lograr imaginar vívidamente el momento de la competencia, el color del agua, los olores, las texturas, y tendrá la capacidad de verse a sí mismo y analizar los movimientos técnicos reforzando así conductas positivas y mejorando la autoconfianza.
La natación de larga distancia es un deporte que combina la resistencia física con la psicológica, siendo primordial que el nadador desarrolle estrategias específicas para la superación de los momentos críticos.
La natación en aguas abiertas implica soledad en la competencia. Muchos pueden acompañar al nadador a una competencia, pero cuando el nadador se encuentra en medio del rio/mar la única voz que escucha es la propia, por lo que el nadador debe tener una alta autoconfianza y saber manejar bien los autodiálogos.
Aspectos psicológicos como la motivación y la capacidad de superar dificultades tienen en la natación de aguas abiertas una enorme importancia. Por ello un nadador bien entrenado mentalmente tendrá una ventaja inigualable sobre sus competidores.
En todas las disciplinas, a la hora de entrenar el físico y la mente, es necesario tener en cuenta tanto las particularidades individuales del deportista como las particularidades del deporte y el tipo de competencia. El psicólogo debe conocer en profundidad ambos para poder trabajar como soporte del entrenador y el deportista.
Lic. Nadia Rang
Psicóloga – Especialista en deportes
M.N. 50496
Mail: nadia.rang@outlook.com