Lunes, 11 de enero de 2016
Psicomaster
- Madrid, (España)
Psicología
Los niños con dificultades para el aprendizaje, además de este problema, llegan a consulta con problemas emocionales relacionados fundamentalmente con la autoestima y autoconcepto y con ansiedad ante la situación escolar.
Hay que estar muy atentos a estos problemas emocionales porque, además de agravar las dificultades de aprendizaje y no favorecer que se obtengan buenos resultados, van creando en el niño la idea de no ser capaz de conseguir logros y puede que empiece a verse el contexto escolar como una situación tan amenazante y estresante que en algunos casos puede terminar convirtiéndose en una fobia.
A nivel social es frecuente que estos niños sean rechazados por los otros o que se conviertan en objeto de burlas, y esto añadido a la presión de tener que conseguir resultados para los que no están preparados o no se sienten capaces, hace que se aíslen y que se comparen con los demás viéndose en condición de inferioridad y por tanto, dañándose así el concepto que tienen de sí mismos.
Desde el punto de vista psicológico es importante detectar las dificultades de aprendizaje, no sólo por resolver que el niño desarrolle estrategias de aprendizaje adecuadas y encaminadas a un buen desempeño académico, sino también por la parte emocional. Según numerosos estudios, los niños con dificultades de aprendizaje tienen una mayor probabilidad de presentar episodios depresivos.
Esto no es una labor exclusivamente escolar, en casa también ha de favorecerse que el niño sienta compensado su esfuerzo, hay que hacerle sentir importante para evitar que se compare con los demás. A este respecto cabe señalar que somos los adultos los que a veces hacemos comparaciones sin querer donde el niño que presenta dificultades sale perdiendo, por ello hay que enseñarle que él o ella es único y no ha de compararse con los demás, que tener dificultades no significa ser menos que los demás o valer menos. Es importante también señalarle sus puntos fuertes para que vean aquello que hacen bien, sus capacidades y lo que puede hacerles competentes, aunque también se haya de explicar los puntos débiles para ayudarles a mejorar y a ver estos puntos débiles no como algo que tiene de negativo sino como esa dificultad que va a lograr superar.
Uno de los aspectos por los que se suele comenzar para mejorar la parte emocional es proporcionar al niño tareas sencillas y motivadoras, que estén al alcance de sus capacidades para ir aumentando dificultad de forma gradual. Cuando vamos reforzando los logros el niño tiende a ver que es capaz de conseguir resultados y esto disminuye su ansiedad. Tener a un niño motivado es tener mucho terreno ganado en estos problemas.
Es importante también intervenir a nivel social con los iguales, las posibles burlas por parte de los adultos y dotar al menor de estrategias de solución de problemas y habilidades sociales, que también irán encaminadas a aumentar su autoestima.
Autora: Marta Bermejo Victoriano, equipo de psicólogos de Psicomaster
Psicología
Los niños con dificultades para el aprendizaje, además de este problema, llegan a consulta con problemas emocionales relacionados fundamentalmente con la autoestima y autoconcepto y con ansiedad ante la situación escolar.
Hay que estar muy atentos a estos problemas emocionales porque, además de agravar las dificultades de aprendizaje y no favorecer que se obtengan buenos resultados, van creando en el niño la idea de no ser capaz de conseguir logros y puede que empiece a verse el contexto escolar como una situación tan amenazante y estresante que en algunos casos puede terminar convirtiéndose en una fobia.
A nivel social es frecuente que estos niños sean rechazados por los otros o que se conviertan en objeto de burlas, y esto añadido a la presión de tener que conseguir resultados para los que no están preparados o no se sienten capaces, hace que se aíslen y que se comparen con los demás viéndose en condición de inferioridad y por tanto, dañándose así el concepto que tienen de sí mismos.
Desde el punto de vista psicológico es importante detectar las dificultades de aprendizaje, no sólo por resolver que el niño desarrolle estrategias de aprendizaje adecuadas y encaminadas a un buen desempeño académico, sino también por la parte emocional. Según numerosos estudios, los niños con dificultades de aprendizaje tienen una mayor probabilidad de presentar episodios depresivos.
Esto no es una labor exclusivamente escolar, en casa también ha de favorecerse que el niño sienta compensado su esfuerzo, hay que hacerle sentir importante para evitar que se compare con los demás. A este respecto cabe señalar que somos los adultos los que a veces hacemos comparaciones sin querer donde el niño que presenta dificultades sale perdiendo, por ello hay que enseñarle que él o ella es único y no ha de compararse con los demás, que tener dificultades no significa ser menos que los demás o valer menos. Es importante también señalarle sus puntos fuertes para que vean aquello que hacen bien, sus capacidades y lo que puede hacerles competentes, aunque también se haya de explicar los puntos débiles para ayudarles a mejorar y a ver estos puntos débiles no como algo que tiene de negativo sino como esa dificultad que va a lograr superar.
Uno de los aspectos por los que se suele comenzar para mejorar la parte emocional es proporcionar al niño tareas sencillas y motivadoras, que estén al alcance de sus capacidades para ir aumentando dificultad de forma gradual. Cuando vamos reforzando los logros el niño tiende a ver que es capaz de conseguir resultados y esto disminuye su ansiedad. Tener a un niño motivado es tener mucho terreno ganado en estos problemas.
Es importante también intervenir a nivel social con los iguales, las posibles burlas por parte de los adultos y dotar al menor de estrategias de solución de problemas y habilidades sociales, que también irán encaminadas a aumentar su autoestima.
Autora: Marta Bermejo Victoriano, equipo de psicólogos de Psicomaster