Viernes, 05 de time.september de 2014
Alejandro Vellido
- Barcelona, (España)
Psicología
Psicología
Cuando hablamos de envidia, nos estamos refiriendo a una emoción (o mezcla de emociones y sensaciones) que percibimos en relación con otra persona. Esta relación crea un vínculo que se mantiene hasta que el sentimiento desaparece. Es importante matizar que este sentimiento es desagradable para la persona que se encuentra con el, y se caracteriza por incluir tres claves. Por un lado esta el Nosotros, por otro lado la persona a la que estamos envidiando y además lo que envidiamos de esa persona.
Esta surge de una comparación que realizamos entre nosotros y la persona a la cual envidiamos (lo que envidiamos de ella). Cuando nos centramos en aquello que envidiamos podemos observar esa carencia que percibimos en nosotros y que por otro lado encontramos deseable. En muchas ocasiones hemos oído hablar sobre la envidia sana, esta no deja de ser la propia fuente de envidia, la diferencia radica en la gestión de la emoción. Por un lado ese deseo puede convertirse en una fuente de motivación para la superación y el progreso en todas las facetas de la vida y la persona. O puede acabar desencadenando conductas o formas de sentir no precisamente saludables para la persona.
En cuanto al aspecto más relacional de la envidia, es lo que personalmente como psicólogo y psicoterapeuta AT (Analista Transaccional) encuentro más interesante. Todos los bebes nacen con necesidades y estas acaban en poco tiempo desarrollando deseos. Teniendo en cuenta que ellos se encuentran en situación de dependencia, requieren de un buen trato de las personas de quien dependen, ya que es de vital importancia para que puedan sobrevivir y desarrollar lo que llamamos seguridad. Eso si, lo curioso a tener en cuenta es que los bebes no experimentan esa envidia. Solo necesidades y deseos.
Cuando aquello que deseamos, dentro de una relación basada en la dependencia, no lo conseguimos, puede aparecer ansiedad o miedo. O por otro lado puede generar rabia si aquello deseado tarda mucho o finalmente no llega de la mano de la persona con la que mantenemos esa relación de dependencia.
Cuando la rabia o la ansiedad no consiguen que verdaderamente se de un cambio en el entorno produciendo una “caricia” en el niño, este puede experimentar tristeza y apatía. Desde la mas temprana infancia, el niño aprende a cómo encajar en el entorno de la mejor manera para sobrevivir con aquellas personas de las que depende. Y a su vez como manejar la ansiedad (miedo), rabia o tristeza. De este modo aprendemos a reaccionar corporalmente y emocionalmente de la forma que da los mejores resultados transaccionales. Es decir, renunciamos tempranamente a ser quienes somos o lo que en realidad queremos ser, para adaptarnos a las actitudes emocionales más adecuadas para sobrevivir siendo lo que los otros quieren que seamos en su plan de vida.
El proceso es la negación o la represión de las necesidades y deseos de cada uno. Sobretodo aquellas necesidades que tengan que ver con la forma de relacionarse. Y sustituyendo nuestras emociones por sentimientos y creencias, parásitas. Pero por ahora no parece evidenciarse que los niños o los bebes experimenten de ningún modo la envidia.
En el siguiente post hablaremos sobre la aparición de la envidia. No dudéis en mandarme vuestros preguntas y en proponerme nuevos temas sobre los que os interesaría saber un poco más, desde la perspectiva de la psicología y la psicoterapia.
Esta surge de una comparación que realizamos entre nosotros y la persona a la cual envidiamos (lo que envidiamos de ella). Cuando nos centramos en aquello que envidiamos podemos observar esa carencia que percibimos en nosotros y que por otro lado encontramos deseable. En muchas ocasiones hemos oído hablar sobre la envidia sana, esta no deja de ser la propia fuente de envidia, la diferencia radica en la gestión de la emoción. Por un lado ese deseo puede convertirse en una fuente de motivación para la superación y el progreso en todas las facetas de la vida y la persona. O puede acabar desencadenando conductas o formas de sentir no precisamente saludables para la persona.
En cuanto al aspecto más relacional de la envidia, es lo que personalmente como psicólogo y psicoterapeuta AT (Analista Transaccional) encuentro más interesante. Todos los bebes nacen con necesidades y estas acaban en poco tiempo desarrollando deseos. Teniendo en cuenta que ellos se encuentran en situación de dependencia, requieren de un buen trato de las personas de quien dependen, ya que es de vital importancia para que puedan sobrevivir y desarrollar lo que llamamos seguridad. Eso si, lo curioso a tener en cuenta es que los bebes no experimentan esa envidia. Solo necesidades y deseos.
Cuando aquello que deseamos, dentro de una relación basada en la dependencia, no lo conseguimos, puede aparecer ansiedad o miedo. O por otro lado puede generar rabia si aquello deseado tarda mucho o finalmente no llega de la mano de la persona con la que mantenemos esa relación de dependencia.
Cuando la rabia o la ansiedad no consiguen que verdaderamente se de un cambio en el entorno produciendo una “caricia” en el niño, este puede experimentar tristeza y apatía. Desde la mas temprana infancia, el niño aprende a cómo encajar en el entorno de la mejor manera para sobrevivir con aquellas personas de las que depende. Y a su vez como manejar la ansiedad (miedo), rabia o tristeza. De este modo aprendemos a reaccionar corporalmente y emocionalmente de la forma que da los mejores resultados transaccionales. Es decir, renunciamos tempranamente a ser quienes somos o lo que en realidad queremos ser, para adaptarnos a las actitudes emocionales más adecuadas para sobrevivir siendo lo que los otros quieren que seamos en su plan de vida.
El proceso es la negación o la represión de las necesidades y deseos de cada uno. Sobretodo aquellas necesidades que tengan que ver con la forma de relacionarse. Y sustituyendo nuestras emociones por sentimientos y creencias, parásitas. Pero por ahora no parece evidenciarse que los niños o los bebes experimenten de ningún modo la envidia.
En el siguiente post hablaremos sobre la aparición de la envidia. No dudéis en mandarme vuestros preguntas y en proponerme nuevos temas sobre los que os interesaría saber un poco más, desde la perspectiva de la psicología y la psicoterapia.