Miércoles, 08 de enero de 2014
Psicólogo Marco Moreno
- Ciudad Autonoma de Buenos Aires, (Argentina)
Psicología
Existe un gran número de publicaciones que aspiran ser recetarios diseñados para ofrecerles a las personas ideas sobre cómo tener (y mantener) una buena relación de pareja. Sin ahondar mucho en el tema uno podría decir que casi todos ellos tienen en general buenas intenciones y que alguna sugerencia válida suelen dar a todas aquellas parejas que pasan por momentos difíciles que tienen que ver con los problemas clásicos de convivencia, comunicación, intimidad, infidelidad, paternidad y maternidad, etc. Sin embargo, hay temas menos tocados que es importante resaltar que tienen que ver con aspectos que permanecen “implícitos” o “no dichos” en una relación de pareja, los cuales tienen una importancia fundamental para entender muchas cosas relacionadas con los problemas típicos de las parejas.
En primer lugar, creo que es importante partir de la aclaratoria de que en el mundo de las relaciones de pareja no existen formulas perfectas que determinen el éxito de la relación, ya que como todo proceso humano está determinado por múltiples factores que tienen que ver con la historia de los miembros de la pareja, la personalidad de cada uno, los aspectos económicos y sociales que impactan sobre la relación y en definitiva las transformaciones que han sufrido los roles de cada uno de los miembros a lo largo del tiempo. Es por esto que me interesa subrayar la importancia de dos aspectos básicos de las relaciones que tienen que ver con las condiciones iniciales en las que se forma la pareja y la consciencia de género que tiene que ver con el papel que juega la mujer y el hombre dentro de la relación y que esta determinado por su concepto de masculinidad y feminidad. Hablando de las condiciones iniciales, se puede decir que en general las personas que vivimos en sociedad tenemos una idea más o menos clara de lo que queremos en una relación de pareja (si es que admitimos querer una relación) y esta idea se encuentra en la práctica con lo que el/la otro(a) quiere en una relación de pareja.
Se puede decir que es aquí donde empiezan muchas veces las dificultades en una relación, en esa diferencia entre la teoría y la práctica, entre lo que pienso, lo que siento, lo que digo y lo que hago que a veces son cosas bien distintas. Por ejemplo: “Lorena, puede pensar de si misma que es una mujer independiente porque es profesional y trabajadora, y no siente que deba depender de un hombre, pero a su vez siente que le da miedo quedarse sola ya que esa actitud que tiene suele intimidar a los hombres que en su mayoría están criados en una cultura machista, por lo tanto cuida mucho lo que dice cuando esta ante ciertos hombres y puede que actúe de manera sumisa, tolerando ciertas cosas que no admitiría ante algunas personas que la conocen, lo cual le genera estrés y ansiedad al aproximarse a alguien que le atrae” Cosas como este ejemplo pasan todos los días e implican malestar en las personas que no se sienten congruentes del todo y terminan haciendo cosas distintas de las que se parecen a sus ideales.
Cuando las parejas suelen tomarse el tiempo desde el principio de la relación para discutir respecto a lo que quieren cada uno en una relación, pueden muchas veces formar las bases para una buena comunicación, ya que cuando uno es capaz de decir explícitamente lo que quiere y lo que no quiere, la otra persona es libre de aceptar los “términos del contrato” o no, y de plantear lo suyos también y “negociar” en el mejor sentido de la palabra las cosas que quizás pueda dejar de lado porque le importa estar con la otra persona y las cosas a las que no esta dispuesto o dispuesta a renunciar. Lo importante en este caso es tomarse el momento para discutir “las reglas del juego” si se quiere ver de esa manera, porque así se pueden llegar a acuerdos que se consoliden como las bases sólidas de la relación, a diferencia de cuando las personas piensan que las relaciones son de una determinada manera y creen que el/la otro(a) debe pensar igual se crean muchos malentendidos.
Por otra parte, en cuanto a la consciencia de género puede decirse que la mujer y el hombre de hoy en día muchas veces se encuentran ante cierta incertidumbre respecto a cómo es la manera correcta de actuar de acuerdo a su rol, la familia piensa que un hombre debe hacer ciertas cosas, los medios de comunicación dicen otras y la persona siente otras, pareciera que en la sociedad se genera esta especie de “ideal” de hombre y de mujer que se aleja de la realidad pero que todos tratan de alcanzar, y en este intento pierden parte de su individualidad y personalidad tratando de parecerse a algo que quizás no les gusta demasiado, o con lo que no están de acuerdo. Es importante reconocer que mientras vivamos en sociedad siempre tendremos que adaptarnos a ciertas exigencias pero en el momento que esto implique renunciar a una parte de nosotros que consideramos muy importante, inevitablemente implicara malestar, a veces a niveles muy altos que implican trastornos depresivos y trastornos de ansiedad que nos afectan nuestro buen funcionamiento y calidad de vida.
Adicionalmente están también las personas que tienen estilos de vida distintos, que son a los que les cuesta más probablemente lograr sentirse bien. En este grupo están las personas que eligen permanecer solteras, o que tienen una orientación sexual distinta por lo que sus relaciones de pareja están sometidas a otras presiones adicionales además de las típicas, por lo que sienten que tienen que estar rindiendo cuenta constantemente de lo que hacen o dejan de hacer, ya que no encajan en el modelo típico, malentendido "normal” o “lo que debería ser”. El tema es que la diversidad es infinita tanto como lo son las infinitas posibilidades que tiene el ser humano dentro de su maravillosa complejidad.
La invitación que queda al final de todo esto es a aprender a pensarnos, y con esto me refiero a preguntarnos constantemente si lo que hacemos es congruente con lo que realmente queremos, porque es muy fácil perder el foco, ya que si lo pensamos individualmente, como personas a veces nos ponemos a cuestionar aspectos de nuestra identidad que van cambiando con el tiempo, igualmente con la relación de pareja se puede entrar en cuestionamiento ante alguna crisis ya que es algo que va evolucionando siempre y nos va confrontando con exigencias distintas a las que nos imaginamos al inicio de la relación, que en ocasiones pueden servirnos para evolucionar como personas y otras veces para estancarnos.
En los momentos en que se pierde el foco, la terapia de parejas puede ser un espacio muy útil para conversar en un terreno más neutral y ante un observador externo lo que pasa y encontrar soluciones más rápido de lo que a veces se alcanza con los consejos de amigos y familiares que en general pueden tener mucho cariño pero poca objetividad. La relación de pareja conviene imaginárnosla como una danza en la cual en ocasiones podemos estar muy bien sincronizados y en otros momentos pisarnos y perder el paso, lo cual a veces es una señal de que debemos esforzarnos más y en otros momentos puede que implique dejar de bailar, para ambas cosas se necesita una gran fortaleza y madurez.
Marco Moreno Gámez
Psicólogo - Psicoterapeuta
Maracay, Venezuela.
morenogamezm@gmail.com
Psicología
“me atormenta tu amor que no me sirve de puente, porque
un puente no se sostiene de un solo lado” J. Cortazar
Existe un gran número de publicaciones que aspiran ser recetarios diseñados para ofrecerles a las personas ideas sobre cómo tener (y mantener) una buena relación de pareja. Sin ahondar mucho en el tema uno podría decir que casi todos ellos tienen en general buenas intenciones y que alguna sugerencia válida suelen dar a todas aquellas parejas que pasan por momentos difíciles que tienen que ver con los problemas clásicos de convivencia, comunicación, intimidad, infidelidad, paternidad y maternidad, etc. Sin embargo, hay temas menos tocados que es importante resaltar que tienen que ver con aspectos que permanecen “implícitos” o “no dichos” en una relación de pareja, los cuales tienen una importancia fundamental para entender muchas cosas relacionadas con los problemas típicos de las parejas.
En primer lugar, creo que es importante partir de la aclaratoria de que en el mundo de las relaciones de pareja no existen formulas perfectas que determinen el éxito de la relación, ya que como todo proceso humano está determinado por múltiples factores que tienen que ver con la historia de los miembros de la pareja, la personalidad de cada uno, los aspectos económicos y sociales que impactan sobre la relación y en definitiva las transformaciones que han sufrido los roles de cada uno de los miembros a lo largo del tiempo. Es por esto que me interesa subrayar la importancia de dos aspectos básicos de las relaciones que tienen que ver con las condiciones iniciales en las que se forma la pareja y la consciencia de género que tiene que ver con el papel que juega la mujer y el hombre dentro de la relación y que esta determinado por su concepto de masculinidad y feminidad. Hablando de las condiciones iniciales, se puede decir que en general las personas que vivimos en sociedad tenemos una idea más o menos clara de lo que queremos en una relación de pareja (si es que admitimos querer una relación) y esta idea se encuentra en la práctica con lo que el/la otro(a) quiere en una relación de pareja.
Se puede decir que es aquí donde empiezan muchas veces las dificultades en una relación, en esa diferencia entre la teoría y la práctica, entre lo que pienso, lo que siento, lo que digo y lo que hago que a veces son cosas bien distintas. Por ejemplo: “Lorena, puede pensar de si misma que es una mujer independiente porque es profesional y trabajadora, y no siente que deba depender de un hombre, pero a su vez siente que le da miedo quedarse sola ya que esa actitud que tiene suele intimidar a los hombres que en su mayoría están criados en una cultura machista, por lo tanto cuida mucho lo que dice cuando esta ante ciertos hombres y puede que actúe de manera sumisa, tolerando ciertas cosas que no admitiría ante algunas personas que la conocen, lo cual le genera estrés y ansiedad al aproximarse a alguien que le atrae” Cosas como este ejemplo pasan todos los días e implican malestar en las personas que no se sienten congruentes del todo y terminan haciendo cosas distintas de las que se parecen a sus ideales.
Cuando las parejas suelen tomarse el tiempo desde el principio de la relación para discutir respecto a lo que quieren cada uno en una relación, pueden muchas veces formar las bases para una buena comunicación, ya que cuando uno es capaz de decir explícitamente lo que quiere y lo que no quiere, la otra persona es libre de aceptar los “términos del contrato” o no, y de plantear lo suyos también y “negociar” en el mejor sentido de la palabra las cosas que quizás pueda dejar de lado porque le importa estar con la otra persona y las cosas a las que no esta dispuesto o dispuesta a renunciar. Lo importante en este caso es tomarse el momento para discutir “las reglas del juego” si se quiere ver de esa manera, porque así se pueden llegar a acuerdos que se consoliden como las bases sólidas de la relación, a diferencia de cuando las personas piensan que las relaciones son de una determinada manera y creen que el/la otro(a) debe pensar igual se crean muchos malentendidos.
Por otra parte, en cuanto a la consciencia de género puede decirse que la mujer y el hombre de hoy en día muchas veces se encuentran ante cierta incertidumbre respecto a cómo es la manera correcta de actuar de acuerdo a su rol, la familia piensa que un hombre debe hacer ciertas cosas, los medios de comunicación dicen otras y la persona siente otras, pareciera que en la sociedad se genera esta especie de “ideal” de hombre y de mujer que se aleja de la realidad pero que todos tratan de alcanzar, y en este intento pierden parte de su individualidad y personalidad tratando de parecerse a algo que quizás no les gusta demasiado, o con lo que no están de acuerdo. Es importante reconocer que mientras vivamos en sociedad siempre tendremos que adaptarnos a ciertas exigencias pero en el momento que esto implique renunciar a una parte de nosotros que consideramos muy importante, inevitablemente implicara malestar, a veces a niveles muy altos que implican trastornos depresivos y trastornos de ansiedad que nos afectan nuestro buen funcionamiento y calidad de vida.
Adicionalmente están también las personas que tienen estilos de vida distintos, que son a los que les cuesta más probablemente lograr sentirse bien. En este grupo están las personas que eligen permanecer solteras, o que tienen una orientación sexual distinta por lo que sus relaciones de pareja están sometidas a otras presiones adicionales además de las típicas, por lo que sienten que tienen que estar rindiendo cuenta constantemente de lo que hacen o dejan de hacer, ya que no encajan en el modelo típico, malentendido "normal” o “lo que debería ser”. El tema es que la diversidad es infinita tanto como lo son las infinitas posibilidades que tiene el ser humano dentro de su maravillosa complejidad.
La invitación que queda al final de todo esto es a aprender a pensarnos, y con esto me refiero a preguntarnos constantemente si lo que hacemos es congruente con lo que realmente queremos, porque es muy fácil perder el foco, ya que si lo pensamos individualmente, como personas a veces nos ponemos a cuestionar aspectos de nuestra identidad que van cambiando con el tiempo, igualmente con la relación de pareja se puede entrar en cuestionamiento ante alguna crisis ya que es algo que va evolucionando siempre y nos va confrontando con exigencias distintas a las que nos imaginamos al inicio de la relación, que en ocasiones pueden servirnos para evolucionar como personas y otras veces para estancarnos.
En los momentos en que se pierde el foco, la terapia de parejas puede ser un espacio muy útil para conversar en un terreno más neutral y ante un observador externo lo que pasa y encontrar soluciones más rápido de lo que a veces se alcanza con los consejos de amigos y familiares que en general pueden tener mucho cariño pero poca objetividad. La relación de pareja conviene imaginárnosla como una danza en la cual en ocasiones podemos estar muy bien sincronizados y en otros momentos pisarnos y perder el paso, lo cual a veces es una señal de que debemos esforzarnos más y en otros momentos puede que implique dejar de bailar, para ambas cosas se necesita una gran fortaleza y madurez.
Marco Moreno Gámez
Psicólogo - Psicoterapeuta
Maracay, Venezuela.
morenogamezm@gmail.com