Viernes, 03 de marzo de 2017
Karen Gutiérrez Sipión
- Lima, (Perú)
Psicología
Psicología
Psicoterapeuta Cognitivo-Conductual.
Especialista en Adolescentes y Pareja.
www.psico.org/centro-36434
≪No sé en qué momento creció tanto, ahora ya no le puedo decir nada porque se molesta, dice que no le pasa nada, que no la entiendo. Intento hablar pero parece que hay un muro entre nosotras, no sé qué hacer. Siento que no quiere que sea parte de su vida≫ (María, 45 años).
≪Me molesta que se meta en mi vida, que me pregunte por todo. Cuando yo le he querido contar no me ha escuchado y ahora dice que por qué no le hablo, ¡Quién la entiende!≫ (Ana, hija de María, 14 años)
Definitivamente, ser padre es una de las aventuras más gratificantes de nuestra vida pero debemos admitir que no es sencillo, demanda un gran esfuerzo de nuestro tiempo, energía, dinero, recursos personales (paciencia, tolerancia, responsabilidad, constancia, etc.), entre otras cosas.
Ser padres de una adolescente en la actualidad es más complicado en comparación con otros tiempos. Por otro lado ser adolescente tampoco es sencillo, sintiéndose incomprendido y juzgado constantemente. Definitivamente nadie nos prepara emocionalmente para esta etapa de nuestra vida [ni a padres ni a hijos].
En la consulta privada llegan muchos padres agotados emocionalmente, frustrados por no saber qué hacer para conectarse con sus hijos, para poder entenderlos.
Entre las cosas que les sugiero para mejorar ese vínculo son:
Finalmente, suele pasar que aunque tenemos la intención de mejorar el vínculo con nuestros hijos, a veces carecemos de los recursos personales apropiados que nos permitan lograrlo o también puedan intervenir resentimientos pasados que obstruyan nuestra relación en general. Por ello, es necesaria la orientación de un profesional que sea el mediador inicial en la relación, que evalúe las dificultades y se centre en entrenarnos en las habilidades necesarias para alcanzar nuestro objetivo: mejorar la relación con nuestros hijos.
Especialista en Adolescentes y Pareja.
www.psico.org/centro-36434
≪No sé en qué momento creció tanto, ahora ya no le puedo decir nada porque se molesta, dice que no le pasa nada, que no la entiendo. Intento hablar pero parece que hay un muro entre nosotras, no sé qué hacer. Siento que no quiere que sea parte de su vida≫ (María, 45 años).
≪Me molesta que se meta en mi vida, que me pregunte por todo. Cuando yo le he querido contar no me ha escuchado y ahora dice que por qué no le hablo, ¡Quién la entiende!≫ (Ana, hija de María, 14 años)
Definitivamente, ser padre es una de las aventuras más gratificantes de nuestra vida pero debemos admitir que no es sencillo, demanda un gran esfuerzo de nuestro tiempo, energía, dinero, recursos personales (paciencia, tolerancia, responsabilidad, constancia, etc.), entre otras cosas.
Ser padres de una adolescente en la actualidad es más complicado en comparación con otros tiempos. Por otro lado ser adolescente tampoco es sencillo, sintiéndose incomprendido y juzgado constantemente. Definitivamente nadie nos prepara emocionalmente para esta etapa de nuestra vida [ni a padres ni a hijos].
En la consulta privada llegan muchos padres agotados emocionalmente, frustrados por no saber qué hacer para conectarse con sus hijos, para poder entenderlos.
Entre las cosas que les sugiero para mejorar ese vínculo son:
- Entender que estoy criando a un adolescente que no es un adulto [por más que físicamente pueda aparentar más edad]. Esto significa que se va a equivocar muchas veces, porque está en un proceso de aprendizaje, necesita experimentar, descubrir y, a veces, equivocarse [aunque quisiéramos evitar eso] para poder crecer. Nuestra misión es orientarlo, felicitarle en sus triunfos y apoyarlo en sus dificultades [que es cuando más lo necesita].
- Fomentar la confianza. Esto va a ser una de nuestras estrategias [junto con la comunicación] en esta etapa. Al no poder estar las 24 horas al lado de nuestros hijos es importante fomentar y reforzar la confianza. Por ejemplo, podemos darles ciertos permisos en la medida que respeten los acuerdos previos como; cumplir las tareas del colegio, realizar actividades dentro del hogar, cumplir con el horario acordado, etc. En la medida que el adolescente vaya cumpliendo con los acuerdos irá demostrando que es confiable. Es importante que como padres también cumplamos con los acuerdos ya establecidos. Somos modelos.
- Las criticas destructivas. Pocas personas toleramos las críticas y, son pocas las personas que saben dar críticas constructivas. Recordemos que un adolescente está en el proceso de formación de su autoestima, por lo tanto, puede ser muy sensible a los comentarios de terceros [aunque a veces no lo demuestre]. Tenemos que observarnos y cuidar la forma cómo nos comunicamos, por ejemplo, debemos evitar: el uso de sobrenombres (gorda, chato, tonto, feo, etc.) o el de lisuras en nuestra conversación habitual – familiar; también hay que evitar reprochar constantemente al adolecente por sus equivocaciones pasadas restándole importancia a sus logros actuales; no hay que compararlos con familiares o amigos ni ponerlos en ridículo ante los demás.
- Trabajar en la integración familiar. En la actualidad, ambos padres laboran y queda poco tiempo de calidad para la familia. La idea es aprovechar ese poco tiempo de calidad que tenemos. Empecemos por ponernos un objetivo alcanzable, como por ejemplo; una hora familiar a la semana. En este tiempo hagamos actividades que nos vinculen más como familia, como juegos de mesa: ludo, monopolio, bingo, rompecabeza, etc., si no los tenemos, otra opción puede ser el karaoke, tutti frutti, charada, adivinanzas, etc. El objetivo es interactuar de una manera diferente con nuestros hijos, que vean otro lado de nosotros y poder divertirnos juntos.
- El agotamiento de los padres. Como mencioné al inicio ser padre es agotador. Somos humanos y es normal que nos cansemos, que queramos hijos obedientes, comprensivos y que no nos causen ningún disgusto, pero en la realidad eso no va a suceder (hasta los niños más tranquilos en algún momento han generado disgustos a sus padres) por eso, para sobrellevar este agotamiento, los padres tienen que trabajar en equipo, apoyarse mutuamente para que logren tener un espacio de “desintoxicación” de la paternidad. Un espacio para sí mismos. Ese tiempo puede ser aprovechado para que hagan deporte, se reúnan con amigos, vayan al cine, salgan a pasear, hagan yoga, etc. En el caso de los que son la única figura paterna - materna en casa, sugiero que se apoyen en su familia cercana para que logren tener este espacio de tiempo. Recuerden que si uno está bien, va a generar bienestar a su entorno, pero si uno está mal, generará todo lo contrario.
Finalmente, suele pasar que aunque tenemos la intención de mejorar el vínculo con nuestros hijos, a veces carecemos de los recursos personales apropiados que nos permitan lograrlo o también puedan intervenir resentimientos pasados que obstruyan nuestra relación en general. Por ello, es necesaria la orientación de un profesional que sea el mediador inicial en la relación, que evalúe las dificultades y se centre en entrenarnos en las habilidades necesarias para alcanzar nuestro objetivo: mejorar la relación con nuestros hijos.