Psicología
Mi propósito
Mi propósito al escribir este artículo es hacer más comprensible en qué consiste mi trabajo como psicólogo.
Estas reflexiones no agotan todas las cosas que hago o tengo en cuenta cuando recibo el regalo de que alguien solicite mi ayuda.
Tampoco pretendo hablar en nombre de todos los psicólogos.
Dramas internos
Creo que los humanos tenemos un enorme álbum de imágenes sobre nosotros mismos; una colección de disfraces con la que representamos dramas internos.
Mi colaboración como psicólogo consiste en señalar a las imágenes como lo que son: simples imágenes. Lo que no me impide respetar ese mundo interno y sentir una gran curiosidad por conocerlo.
Las semillas adecuadas
Sobre todo me esfuerzo por descubrir qué es lo que interesa, conmueve, intriga o deja perpleja a la persona que solicita mi ayuda.
Esas son las semillas que conviene recolectar. De esas semillas brotarán las plantas del bienestar.
Más allá del problema que nos atrapa, por muy grave que sea, sigue habiendo vida.
Y esa vida está formada por detalles prácticos del día a día, por cosas concretas en las que podemos poner nuestra atención para tratar de mejorarlas.
No me refiero a grandes y revolucionarios cambios; sino a pequeñas mejorías en nuestra relación con las personas que nos rodean, con nuestro cuerpo, con otros seres, con los objetos que utilizamos, etc. Las plantas necesitan ser regadas. La habitación hay que limpiarla y ordenarla.
La tranquilidad
Valoro mucho la tranquilidad y procuro colaborar para acrecentarla en mí y en quien me consulta.
Las personas llegan a mí con cargas muy pesadas.
Hago lo posible para que puedan soltarlas al menos durante un rato y respirar tranquilamente.
Como cuando alguien te pide que le vigiles la ropa mientras se da un baño refrescante.
Un espacio seguro
Invito a comenzar una apasionante investigación sobre nuestra propia mente y sobre nuestro cuerpo.
Pero no un trabajo intelectual de gran complejidad.
Más bien se trata de una observación simple en donde esté ausente el juicio sobre nosotros mismos y sobre nuestros pensamientos o actos.
Mi labor consiste en crear un espacio lo suficientemente seguro para que la persona que me acompaña pueda iniciar ese auto examen.
Un largo esfuerzo
Alguien que pretenda cambiar su forma de vida tiene que tener muy claro que necesitará realizar un esfuerzo largo y sostenido.
Mi colaboración puede servir para poner en marcha un proceso de cambio, algo así como ayudar a quitar un tronco que dificulta la corriente.
Pero quien quiere cambiar tendrá que comenzar de nuevo cada día, con toda su buena voluntad.
Y procuro transmitir que el trabajo que estamos haciendo, la persona que solicita mi ayuda y yo, es muy importante y por eso no conviene correr.
Dediquemos tiempo y cariño para que el mundo interior se despliegue y se haga visible de la manera más saludable posible.