Lunes, 29 de diciembre de 2014
Consult Psicologia Clinica MDS
- Las Terrenas, Samaná, (República Dominicana)
Psicología
Psicología
“Está finalizando el 2014, sé que cada año hago lo mismo, pero ahora sí!! Cumpliré todas las promesas que he hecho..” Así diría cualquiera de nosotros, con todo el entusiasmo que nos embarga en esta época del año. Cada quien hace su propósito personal, que puede ir desde dejar de consumir alcohol, cigarrillos, drogas, reducir los gastos, ahorrar, comer sano, bajar de peso, mejorar las relaciones personales, iniciar una carrera, cambiar de trabajo o terminar con una relación amorosa que encontramos dañina para nosotros.
A medida que el nuevo año transcurre, poco a poco el entusiasmo va disminuyendo y cada vez nos vemos imposibilitados de llevar a cabo esos planes que nos darían una mejor calidad de vida. Entonces va quedando un sentimiento de frustración y desencanto de nosotros mismos y del ambiente que nos rodea, que de alguna manera no ha facilitado que ese cambio soñado pueda realizarse.
En verdad muchas veces nos proponemos metas que pueden no ser realistas y otras veces pueden ser simples, pero nos falta la voluntad de dar el primer paso. En el primero de los casos, la mente puede hacernos trampa, como un mecanismo de escape ante una realidad que no queremos o no podemos afrontar, así que justificamos no poder avanzar en la vida porque quisimos lograr algo, pero las condiciones no fueron óptimas. Esto nos da una tranquilidad momentánea de que lo intentamos y que no pudo ser y así nos conformamos con la situación que estamos viviendo. Parecería entonces una especie de círculo vicioso, porque la llamada “tranquilidad” no tiene un efecto duradero y en el fondo sabemos que tenemos que hacer algo porque ya no queremos vivir así, con lo que al llegar nuevamente otro fin de año, hacemos lo mismo.
Descubrir cuál es la fuerza que nos impulsa a avanzar o a estancarnos requiere de un trabajo interior de reconocimiento de nuestras propias habilidades y recursos personales. Ello podría estar vinculado con nuestros valores, aquellas cosas que son vitales para nuestra felicidad y que nos darían el impulso necesario para alcanzar nuestras metas y vivir en congruencia con nuestros valores, sin importar nuestro estado de ánimo o las condiciones que nos rodean, ya que al fin y al cabo formarían parte esencial de la manera en que diseñamos nuestro proyecto de vida.
Vivir día a día el momento presente a plenitud, disfrutando de las cosas sencillas de la vida, cultivando nuestras relaciones con el mismo esmero con el que cuidamos un bello jardín, serían parte esencial de nuestra existencia, en nuestro viaje para saber exactamente qué es lo que queremos para nosotros sin la influencia e imposición externa. Así las metas que queremos alcanzar serían sólo nuestras ya que estarían enfocadas en lograr un bienestar más duradero que hará nuestras vida más plena.
Maritza Díaz Savary, M.A.
Psicóloga Clínica
Especialista en Terapias de Tercera Generación (ACT y Mindfulness)
Tels. 809 508-7632 y 829 994-6119
https://www.facebook.com/maritzadiazsavaryterapeuta?ref=hl
A medida que el nuevo año transcurre, poco a poco el entusiasmo va disminuyendo y cada vez nos vemos imposibilitados de llevar a cabo esos planes que nos darían una mejor calidad de vida. Entonces va quedando un sentimiento de frustración y desencanto de nosotros mismos y del ambiente que nos rodea, que de alguna manera no ha facilitado que ese cambio soñado pueda realizarse.
En verdad muchas veces nos proponemos metas que pueden no ser realistas y otras veces pueden ser simples, pero nos falta la voluntad de dar el primer paso. En el primero de los casos, la mente puede hacernos trampa, como un mecanismo de escape ante una realidad que no queremos o no podemos afrontar, así que justificamos no poder avanzar en la vida porque quisimos lograr algo, pero las condiciones no fueron óptimas. Esto nos da una tranquilidad momentánea de que lo intentamos y que no pudo ser y así nos conformamos con la situación que estamos viviendo. Parecería entonces una especie de círculo vicioso, porque la llamada “tranquilidad” no tiene un efecto duradero y en el fondo sabemos que tenemos que hacer algo porque ya no queremos vivir así, con lo que al llegar nuevamente otro fin de año, hacemos lo mismo.
Descubrir cuál es la fuerza que nos impulsa a avanzar o a estancarnos requiere de un trabajo interior de reconocimiento de nuestras propias habilidades y recursos personales. Ello podría estar vinculado con nuestros valores, aquellas cosas que son vitales para nuestra felicidad y que nos darían el impulso necesario para alcanzar nuestras metas y vivir en congruencia con nuestros valores, sin importar nuestro estado de ánimo o las condiciones que nos rodean, ya que al fin y al cabo formarían parte esencial de la manera en que diseñamos nuestro proyecto de vida.
Vivir día a día el momento presente a plenitud, disfrutando de las cosas sencillas de la vida, cultivando nuestras relaciones con el mismo esmero con el que cuidamos un bello jardín, serían parte esencial de nuestra existencia, en nuestro viaje para saber exactamente qué es lo que queremos para nosotros sin la influencia e imposición externa. Así las metas que queremos alcanzar serían sólo nuestras ya que estarían enfocadas en lograr un bienestar más duradero que hará nuestras vida más plena.
Maritza Díaz Savary, M.A.
Psicóloga Clínica
Especialista en Terapias de Tercera Generación (ACT y Mindfulness)
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