Viernes, 21 de marzo de 2014
davidsalinasterapeuta
Psicología
Psicología
Ayer, 20 de Marzo, se celebraba el día Internacional de la felicidad.
Y hoy, 21 de Marzo, decido publicar un post sobre la felicidad.
¿Pereza, descuido? Sí, por supuesto. Pero también, intención.
Son muchos los estudiosos, investigadores y practicantes de felicidad que, aprovechando un día como el de ayer o cualquier otro día en realidad, nos transmiten a través de conferencias, blogs, libros, cursos o talleres, sus claves para vivir una vida feliz.
Yo, como psicólogo y: estudioso, investigador y practicante de felicidad, intentaré transmitirte algunas de las mías. Y creo que te darás cuenta enseguida de que son un poco distintas a las que habitualmente leemos o escuchamos:
1. La vida es una gran redundancia.
2. El mundo es triste, muy triste.
3. Vas a a morir.
Sí, ya sé... Tu amor hacía mí no se encuentra ahora mismo en un punto demasiado alto.
Pero, aunque estas afirmaciones poco tienen que ver con las frases motivacionales y alentadoras que se nos suele transmitir, tienen otra característica que considero poco discutible: SON VERDAD.
La vida es una gran redundancia porque nuestro organismo está programado para la supervivencia, no para la búsqueda de la felicidad, y hasta hace un par de siglos la esperanza de vida era mucho menor, por lo que ahora nos encontramos con media vida de más... ¡y no sabemos qué hacer con ella!
El mundo es triste, y aquí con "mundo" me refiero al "tinglado" que ha organizado el hombre, no a la Naturaleza. ¿De verdad serías capaz de contradecirme en un mundo en el que miles de millones de personas pasan hambre o mueren por enfermedades curables, existiendo recursos para toda la población?
Y que vas a morir es algo que, a no ser que hayas descubierto el cáliz de la vida eterna, es irrefutable.
Pero ser conscientes de estas tres verdades no es algo que debiera hacernos infelices, todo lo contrario. Porque:
La felicidad requiere esfuerzo, trabajo, ganas, coraje.
La felicidad es una búsqueda. Para encontrar personas, experiencias y retos que nos llenen, que nos ayuden a crecer y a sacarle un nuevo juego a esta vida tan redundante.
La felicidad es una pelea. Contra la tristeza del mundo. Un mundo injusto y desigual. Pero un mundo... ¡que no eres tú! Y siendo diferente, podrás cambiar tu entorno más cercano, y si todos lo hacemos, cambiaremos el mundo.
¿Y vale la pena? ¿Vale la pena tanto trabajo y esfuerzo? Claro que sí. Porque vas a morir. Y un día, ese paisaje que ya no te parece tan especial, esa persona a la que te acostumbraste a que te sacara una sonrisa, o ese juego que te empieza a aburrir, ya no existirán más.
Para ser feliz, hay que mancharse en el barro.
Por eso: deja a un lado las preocupaciones que te consumen y vuelve a deleitarte con ese paisaje, vuelve a reír, vuelve a vivir cada experiencia con la ilusión que tenías cuando jugabas de niño. Busca, pelea, y haz que sea divertido, el 20 de Marzo, y CADA DÍA de tu vida.
Al fin y al cabo, la felicidad es un trabajo inacabable, pero que se disfruta haciéndolo, no terminándolo. Empieza a construir tu propia felicidad. No esperes a que nadie, te dé sus claves.
Y hoy, 21 de Marzo, decido publicar un post sobre la felicidad.
¿Pereza, descuido? Sí, por supuesto. Pero también, intención.
Son muchos los estudiosos, investigadores y practicantes de felicidad que, aprovechando un día como el de ayer o cualquier otro día en realidad, nos transmiten a través de conferencias, blogs, libros, cursos o talleres, sus claves para vivir una vida feliz.
Yo, como psicólogo y: estudioso, investigador y practicante de felicidad, intentaré transmitirte algunas de las mías. Y creo que te darás cuenta enseguida de que son un poco distintas a las que habitualmente leemos o escuchamos:
1. La vida es una gran redundancia.
2. El mundo es triste, muy triste.
3. Vas a a morir.
Sí, ya sé... Tu amor hacía mí no se encuentra ahora mismo en un punto demasiado alto.
Pero, aunque estas afirmaciones poco tienen que ver con las frases motivacionales y alentadoras que se nos suele transmitir, tienen otra característica que considero poco discutible: SON VERDAD.
La vida es una gran redundancia porque nuestro organismo está programado para la supervivencia, no para la búsqueda de la felicidad, y hasta hace un par de siglos la esperanza de vida era mucho menor, por lo que ahora nos encontramos con media vida de más... ¡y no sabemos qué hacer con ella!
El mundo es triste, y aquí con "mundo" me refiero al "tinglado" que ha organizado el hombre, no a la Naturaleza. ¿De verdad serías capaz de contradecirme en un mundo en el que miles de millones de personas pasan hambre o mueren por enfermedades curables, existiendo recursos para toda la población?
Y que vas a morir es algo que, a no ser que hayas descubierto el cáliz de la vida eterna, es irrefutable.
Pero ser conscientes de estas tres verdades no es algo que debiera hacernos infelices, todo lo contrario. Porque:
La felicidad requiere esfuerzo, trabajo, ganas, coraje.
La felicidad es una búsqueda. Para encontrar personas, experiencias y retos que nos llenen, que nos ayuden a crecer y a sacarle un nuevo juego a esta vida tan redundante.
La felicidad es una pelea. Contra la tristeza del mundo. Un mundo injusto y desigual. Pero un mundo... ¡que no eres tú! Y siendo diferente, podrás cambiar tu entorno más cercano, y si todos lo hacemos, cambiaremos el mundo.
¿Y vale la pena? ¿Vale la pena tanto trabajo y esfuerzo? Claro que sí. Porque vas a morir. Y un día, ese paisaje que ya no te parece tan especial, esa persona a la que te acostumbraste a que te sacara una sonrisa, o ese juego que te empieza a aburrir, ya no existirán más.
Para ser feliz, hay que mancharse en el barro.
Por eso: deja a un lado las preocupaciones que te consumen y vuelve a deleitarte con ese paisaje, vuelve a reír, vuelve a vivir cada experiencia con la ilusión que tenías cuando jugabas de niño. Busca, pelea, y haz que sea divertido, el 20 de Marzo, y CADA DÍA de tu vida.
Al fin y al cabo, la felicidad es un trabajo inacabable, pero que se disfruta haciéndolo, no terminándolo. Empieza a construir tu propia felicidad. No esperes a que nadie, te dé sus claves.