Lunes, 13 de abril de 2015
Psicoterapeuta Alejandra Prieto
- Mexico DF, (México)
Psicología
Psicología
La sexualidad humana implica más allá de la vivencia física, ésta también tiene que ver con los significados que le otorgamos a determinadas experiencias, lo que a su vez influye de manera directa en lo que se conoce como la respuesta sexual, aquellos cambios que se dan en la mujer y el hombre ante la presencia de un estímulo sexual, y que puede sufrir ciertas alteraciones en cualquiera de sus fases por diversas circunstancias.
La respuesta sexual se compone del estímulo efectivo, la excitación, la meseta, el orgasmo y la resolución. En esta ocasión me concentraré en la fase del deseo, que es la forma de iniciar este proceso; hablaré de la manera en que surge, recomendaciones para llevarla al siguiente nivel y los bloqueos que pueden surgir en el camino.
Los estímulos pueden ser externos e internos y activan una serie de mecanismos, sensaciones y emociones en nuestro cuerpo que al ser placenteros nos permiten disfrutar de esta primera etapa. Los externos se relacionan con el sentido de la vista, el olfato, el tacto, el oído y el gusto; los internos con fantasías y recuerdos. Cabe mencionar que, los humanos tenemos la capacidad de asociar los sentidos con determinadas situaciones y experiencias vividas, lo que hace que aquello que es agradable para una persona puede que no lo sea para otra y viceversa, de ahí que la comunicación y la comprensión en la pareja sea indispensable para lograr encuentros sexuales exitosos.
Existe el mito de que mujeres y hombres contamos con zonas erógenas específicas que básicamente se concentran en los genitales y en los senos, creencia que más allá de enriquecer la experiencia sexual le da rigidez, ya que dejamos de lado la oportunidad de descubrir otras áreas de nuestro cuerpo que pueden resultar inclusive mucho más excitantes que las conocidas, que ayudan a romper la rutina y a actualizar la relación.
Alguna recomendaciones en general son mantener una higiene adecuada en nuestro cuerpo y ante todo en las zonas más íntimas; aprovechar el recurso de la fantasía para llegar a lugares nunca antes visitados; incorporar juguetes sexuales; recordar que todo inicia con un beso y saber que no hay reglas, sin olvidar que mi placer termina cuando algo ya no es agradable para el otro.
En esta etapa las disfunciones sexuales más frecuentes son la falta de deseo por una de las partes o de ambas debido a la cotidianidad, la eyaculación precoz y la impotencia o falta de erección en el hombre y la hipolubricación o falta de lubricación el mujer lo que puede derivar a experiencias sexuales dolorosas y frustrantes. En caso de presentarse cualquiera de las anteriores, se recomienda consultar a un médico especializado en la materia para dar el tratamiento médico y psicológico adecuado.
En los próximos artículos hablaré de las siguientes fases de la respuesta sexual humana. Sin embargo, para concluir quiero enfatizar que la sexualidad tiene que ver con lo que cada quien se identifica y que el sexo es una recompensa cuando se vive de manera consciente, amorosa y segura.
www.emocioneser.com.mx
aleprieto@emocioneser.com.mx
La respuesta sexual se compone del estímulo efectivo, la excitación, la meseta, el orgasmo y la resolución. En esta ocasión me concentraré en la fase del deseo, que es la forma de iniciar este proceso; hablaré de la manera en que surge, recomendaciones para llevarla al siguiente nivel y los bloqueos que pueden surgir en el camino.
Los estímulos pueden ser externos e internos y activan una serie de mecanismos, sensaciones y emociones en nuestro cuerpo que al ser placenteros nos permiten disfrutar de esta primera etapa. Los externos se relacionan con el sentido de la vista, el olfato, el tacto, el oído y el gusto; los internos con fantasías y recuerdos. Cabe mencionar que, los humanos tenemos la capacidad de asociar los sentidos con determinadas situaciones y experiencias vividas, lo que hace que aquello que es agradable para una persona puede que no lo sea para otra y viceversa, de ahí que la comunicación y la comprensión en la pareja sea indispensable para lograr encuentros sexuales exitosos.
Existe el mito de que mujeres y hombres contamos con zonas erógenas específicas que básicamente se concentran en los genitales y en los senos, creencia que más allá de enriquecer la experiencia sexual le da rigidez, ya que dejamos de lado la oportunidad de descubrir otras áreas de nuestro cuerpo que pueden resultar inclusive mucho más excitantes que las conocidas, que ayudan a romper la rutina y a actualizar la relación.
Alguna recomendaciones en general son mantener una higiene adecuada en nuestro cuerpo y ante todo en las zonas más íntimas; aprovechar el recurso de la fantasía para llegar a lugares nunca antes visitados; incorporar juguetes sexuales; recordar que todo inicia con un beso y saber que no hay reglas, sin olvidar que mi placer termina cuando algo ya no es agradable para el otro.
En esta etapa las disfunciones sexuales más frecuentes son la falta de deseo por una de las partes o de ambas debido a la cotidianidad, la eyaculación precoz y la impotencia o falta de erección en el hombre y la hipolubricación o falta de lubricación el mujer lo que puede derivar a experiencias sexuales dolorosas y frustrantes. En caso de presentarse cualquiera de las anteriores, se recomienda consultar a un médico especializado en la materia para dar el tratamiento médico y psicológico adecuado.
En los próximos artículos hablaré de las siguientes fases de la respuesta sexual humana. Sin embargo, para concluir quiero enfatizar que la sexualidad tiene que ver con lo que cada quien se identifica y que el sexo es una recompensa cuando se vive de manera consciente, amorosa y segura.
www.emocioneser.com.mx
aleprieto@emocioneser.com.mx