Viernes, 21 de marzo de 2014
PsicOOptima
Psicología
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La Pareja, mujer u hombre, del hombre con disfunción eréctil.
La separación del binomio reproducción-placer conseguido en los años 50 ha permitido una reivindicación progresiva por parte de la mujer de su necesidad de ser satisfecha, constituyendo uno de los motivos que han dado lugar al fenómeno de la "ansiedad de ejecución, que junto con otros hábitos tóxicos (tabaco, alcohol, drogas, vida sedentaria, etc.) facilitan la aparición de disfunción eréctil. Cuando los factores psicológicos forman parte importante del problema, la terapia sexual de pareja combinada con inhibidores de la fosfodiesterasa cinco constituye la estrategia terapéutica de elección.
En este contexto el hombre, que en otros momentos históricos sólo estaba preocupado por su satisfacción, asumió la responsabilidad del placer femenino naciendo de esta manera la "ansiedad de ejecución" fenómeno que influye de manera notable en la repuesta eréctil.
Esta ansiedad es desencadenada por lo que Abraham y Porto denominaron factores generadores de ansiedad, a saber:
1. Temor al fracaso (sensación de miedo a no responder de forma adecuada ante la pareja).
2. Obligación de resultados (necesidad de una respuesta eréctil muy consistente, duradera y de recuperación rápida).
3. Altruismo excesivo (estar más pendiente de la satisfacción de la pareja, perdiendo concentración en el erotismo propio).
4. Autoobservación, consistente en estar observando el pene para ver cómo responde, lo cual había sido denominado previamente "rol de espectador" .El habitual esquema de comunicación de los hombres es distinto al de las mujeres (9). Los primeros, cuando tienen algún problema suelen omitirlo hasta que no encuentran una solución. Además, el varón por lo general no sólo no habla del asunto para aclarar la situación, sino que huye, se centra más en el trabajo, amigos o actividades deportivas, intentando estar el menor tiempo posible a solas en compañía de su pareja.
Otro factor muy común, que agrava el ambiente de incomunicación y el descontento de la pareja, se debe a la poca consideración del paciente con disfunción eréctil, que en el momento que obtiene una erección casual, rápidamente intenta penetrar sin tan siquiera estimular a la pareja por temor a perder la firmeza en el proceso. También es corriente despertar a la mujer de madrugada porque se ha notado el pene erecto y aprovechar la ocasión. Estas conductas no son interpretadas por la mujer como prisa por conseguir penetrar y poder satisfacerla, sino como una prueba de egoísmo.
Ante esta situación las mujeres u hombres se hacen las siguientes preguntas:
¿Es por mi culpa?
¿Soy poco atractiva y por eso no se excita?
¿Habrá otra persona?
¿Habré estado demasiado centrada en los hijos o en el trabajo?
Todas esas dudas van generando un alto nivel de frustración en la mujer y cuestionándole su relación de pareja, creando en el hombre una alta demanda de ejecución.
Según Barlow, la demanda de relaciones por parte de la pareja de la persona con disfunción eréctil, hace que el individuo reaccione muy negativamente. Siguiendo a este autor el proceso sería el siguiente: la demanda de ejecución por parte de la pareja, provoca que el individuo genere unas actitudes negativas hacia la relación con percepción de falta de control. El sujeto estaría concentrado en las consecuencias de su imposibilidad para penetrar, lo que aumentaría su ansiedad, conllevando una pérdida o ausencia de erección y por tanto tendencia a la evitación sexual. Por el contrario, quienes disfrutan experiencias sexuales positivas, ante la demanda de relaciones sexuales por parte de la pareja, cabe esperar que tengan expectativas de correcta erección, por tanto una predisposición positiva, la atención centrada en las sensaciones eróticas, una respuesta adecuada y, como consecuencia, tendencia al acercamiento
La separación del binomio reproducción-placer conseguido en los años 50 ha permitido una reivindicación progresiva por parte de la mujer de su necesidad de ser satisfecha, constituyendo uno de los motivos que han dado lugar al fenómeno de la "ansiedad de ejecución, que junto con otros hábitos tóxicos (tabaco, alcohol, drogas, vida sedentaria, etc.) facilitan la aparición de disfunción eréctil. Cuando los factores psicológicos forman parte importante del problema, la terapia sexual de pareja combinada con inhibidores de la fosfodiesterasa cinco constituye la estrategia terapéutica de elección.
En este contexto el hombre, que en otros momentos históricos sólo estaba preocupado por su satisfacción, asumió la responsabilidad del placer femenino naciendo de esta manera la "ansiedad de ejecución" fenómeno que influye de manera notable en la repuesta eréctil.
Esta ansiedad es desencadenada por lo que Abraham y Porto denominaron factores generadores de ansiedad, a saber:
1. Temor al fracaso (sensación de miedo a no responder de forma adecuada ante la pareja).
2. Obligación de resultados (necesidad de una respuesta eréctil muy consistente, duradera y de recuperación rápida).
3. Altruismo excesivo (estar más pendiente de la satisfacción de la pareja, perdiendo concentración en el erotismo propio).
4. Autoobservación, consistente en estar observando el pene para ver cómo responde, lo cual había sido denominado previamente "rol de espectador" .El habitual esquema de comunicación de los hombres es distinto al de las mujeres (9). Los primeros, cuando tienen algún problema suelen omitirlo hasta que no encuentran una solución. Además, el varón por lo general no sólo no habla del asunto para aclarar la situación, sino que huye, se centra más en el trabajo, amigos o actividades deportivas, intentando estar el menor tiempo posible a solas en compañía de su pareja.
Otro factor muy común, que agrava el ambiente de incomunicación y el descontento de la pareja, se debe a la poca consideración del paciente con disfunción eréctil, que en el momento que obtiene una erección casual, rápidamente intenta penetrar sin tan siquiera estimular a la pareja por temor a perder la firmeza en el proceso. También es corriente despertar a la mujer de madrugada porque se ha notado el pene erecto y aprovechar la ocasión. Estas conductas no son interpretadas por la mujer como prisa por conseguir penetrar y poder satisfacerla, sino como una prueba de egoísmo.
Ante esta situación las mujeres u hombres se hacen las siguientes preguntas:
¿Es por mi culpa?
¿Soy poco atractiva y por eso no se excita?
¿Habrá otra persona?
¿Habré estado demasiado centrada en los hijos o en el trabajo?
Todas esas dudas van generando un alto nivel de frustración en la mujer y cuestionándole su relación de pareja, creando en el hombre una alta demanda de ejecución.
Según Barlow, la demanda de relaciones por parte de la pareja de la persona con disfunción eréctil, hace que el individuo reaccione muy negativamente. Siguiendo a este autor el proceso sería el siguiente: la demanda de ejecución por parte de la pareja, provoca que el individuo genere unas actitudes negativas hacia la relación con percepción de falta de control. El sujeto estaría concentrado en las consecuencias de su imposibilidad para penetrar, lo que aumentaría su ansiedad, conllevando una pérdida o ausencia de erección y por tanto tendencia a la evitación sexual. Por el contrario, quienes disfrutan experiencias sexuales positivas, ante la demanda de relaciones sexuales por parte de la pareja, cabe esperar que tengan expectativas de correcta erección, por tanto una predisposición positiva, la atención centrada en las sensaciones eróticas, una respuesta adecuada y, como consecuencia, tendencia al acercamiento