Miércoles, 01 de febrero de 2017
Psicoterapeuta Enrique Gasca
- Ciudad de Mexico, (México)
Psicología
Psicología
La pareja es muy importante en la familia. El primer modelo donde los niños aprenden a socializar, donde aprenden modales (comer con cubiertos, con la boca cerrada, decir por favor y gracias, recoger su cuarto, etc.) es la familia, principalmente los papás.
El primer lugar donde los niños aprenden a solucionar conflictos es en casa. Los niños (al menos en los primeros años de edad, e incluso me atrevería a decir que hasta la adolescencia) son un copia casi exacta de los papás, aprenden e imitan lo que hacen los papás, para bien o para mal.
La diferencia entre los hombres y las mujeres
Hace unos años fui a un congreso de salud mental en donde la primera conferencia se trató de la diferencia entre el cerebro del hombre y el cerebro de la mujer. Dicha conferencia fue impartida por un neurólogo, quien desde hace varios años se dedica a analizar las diferencias que hay entre el cerebro del hombre y el cerebro de la mujer. Y para que nos quedara claro nos contó el siguiente caso:
En una ocasión una pareja iba en el coche cuando la mujer vio una cafetería. Entonces la mujer le dice al hombre:
-Oye mi amor, ¿ya viste esa cafetería?.
A lo que el hombre respondió:
-Si, ha de ser nueva.
Si detenemos la escena en ese momento, lo que pasa por el cerebro de la mujer es:
- Orilla el coche, estaciónate, bájate, cómprame el café que me gusta, te subes, me lo das y continuamos el trayecto.
Lo que pasa por el cerebro del hombre es lo siguiente:
-No la había visto, ha de ser nueva.
Lo que el neurólogo quería explicar es como los hombres y las mujeres pensamos de manera muy diferente. Pensamos de manera muy diferente simplemente por el hecho de que somos personas distintas, y pensamos aún más diferente porque somos hombres y mujeres. Nuestros cerebros funcionan de manera muy diferente. Mientras las mujeres pueden hacer varias cosas a la vez como maquillarse y manejar, hablar por teléfono y cocinar, cuidar a los hijos y lavar ropa, etc. Los hombres rara vez podemos hacer dos cosas al mismo tiempo, ya no digamos tres. Por ejemplo es común que cuando un hombre va manejando y escuchando música, si desea concentrarse (para orillarse, buscar un lugar para estacionarse, etc.) tiene que bajarle al volumen.
¿Entonces si los hombres y las mujeres somos tan diferentes? ¿Cómo podemos hacer que nuestras relaciones funcionen de una mejor manera? Con la comunicación.
Comunicación en la pareja
Somos dos personas diferentes y somos aún más diferentes cuando se trata de una relación de hombre y mujer. Es por eso que debemos aprender a comunicarnos, a expresar lo que pensamos, lo que sentimos y no dar por hecho que nuestra pareja piensa o siente igual que nosotros.
Contrato
Sager Clifford en su libro “Contrato matrimonial y terapia de pareja” menciona que cuando una pareja de novios decide contraer matrimonio o vivir juntos, llegan con expectativas que esperan que se cumplan. Algunas de estas expectativas han sido habladas detenidamente, por ejemplo cuando van a tener hijos, donde van a vivir, entre otras.
Pero así como hay cosas que se hablaron, también hay cosas que no se hablan. Anhelos inconfesables, vagas ensoñaciones, esperanzas que no se creyó oportuno expresar o que se daba por hecho que se cumplirían. Algunos ejemplos pueden ser, ¿quién va a hacer la limpieza, lavar los platos, tender la cama? ¿quién va a cocinar? ¿vamos a tener mascotas? ¿con quién vamos a pasar navidad o año nuevo? Entre muchísimas otras.
Los integrantes de la pareja no han negociado ningún contrato. Cada quien actúa como si su propio contrato fuera un pacto convenido y firmado por ambos, y está convencido de que va a recibir lo que quiere a cambio de dar lo que cree que el otro espera. Pero ¿cuál es el problema? Que cada miembro ignora lo que piensa o quiere el otro, además esto va cambiando con el tiempo. No es lo mismo una pareja recién casada que una con hijos pequeños, no es la misma una pareja con hijos pequeños que otra con hijos adolescentes o adultos y no es lo mismo una pareja con hijos adultos que una pareja en la etapa del nido vacío.
Por eso es importante hacer un contrato con nuestra pareja. El hacer un contrato nos ayudará a resolver muchos de nuestros problemas, ya que la mayoría de estos se originan en una mala comunicación. Si cada miembro toma conciencia de o que el otro quiere, dialogan, negocian, pueden elaborar un contrato matrimonial.
¿Cómo se hace un contrato matrimonial?
La forma más fácil de hacerlo es que cada miembro escriba en una hoja tres puntos:
Ya que cada uno haya terminado el contrato, se juntan a platicarlo y pueden negociar que están dispuestos a hacer y qué cosas no.
La bolsita del enojo y el tiempo fuera
Durante varios años he trabajado con niños y un tema recurrente por el que los papás quieren que acudan conmigo es para que aprendan a controlar sus emociones. En la escuela o en casa tienen comportamientos agresivos y frecuentemente se ven involucrados en peleas, discusiones, etc.
Una compañera alguna vez me enseñó una técnica que considero funciona igual tanto en niños como en adultos.
Todas las personas en el mundo nos enojamos, la persona que dice que no se enoja esta mintiendo. Lo que nos hace diferentes es la manera en que reaccionamos al enojo. Todos tenemos un mal día, a todos nos enoja que nos griten, nos empujen, nos golpeen, nos insulten, etc. Todos tenemos un mal día en el trabajo, en la escuela, en casa, en el coche, etc.
Todos tenemos una bolsita transparente que se llama la bolsita del enojo. Es una bolsita que tenemos adentro y que tiene forma de globo. ¿Qué pasa si un globo lo llenas de piedras? Se rompe. Lo mismo pasa con esta bolsita, cada vez que nos enojamos es como si le echáramos una piedrita. No es posible evitar que caigan piedras en la bolsa, lo que si podemos evitar es que se llene. ¿Cómo?
Cuando nos enojamos hay tres manera de reaccionar:
Muchas personas piensan que cuando nos enojamos decimos la verdad pero esto es muy relativo. Cuando nos enojamos lo que buscamos es sacar el enojo y no pensamos en las consecuencias de lo que hacemos o decimos y ya que el enojo pasa nos podemos arrepentir.
Tiempo fuera
Entonces aquí es donde podemos utilizar la técnica de tiempo fuera. La técnica de tiempo fuera se divide en tres pasos:
Saber cuándo pedir ayuda
Es importante, como en cualquier situación, reconocer cuándo debemos pedir ayuda. Por ejemplo cuando se nos descompone el refrigerador, le hablamos al especialista, lo mismo si se descompone la lavadora, el horno, la llave de la regadera etc. Pues lo mismo pasa en una relación de pareja, hay veces que no sabemos que hacer, que creemos que nuestros problemas ya no se pueden solucionar y que simplemente ya se terminó. En muchas ocasiones estamos tan enfocados en nosotros mismos, creemos que nuestros problemas son enormes y que no tienen solución, que no nos damos cuenta de que con la ayuda de un profesional podemos solucionarlos.
El primer lugar donde los niños aprenden a solucionar conflictos es en casa. Los niños (al menos en los primeros años de edad, e incluso me atrevería a decir que hasta la adolescencia) son un copia casi exacta de los papás, aprenden e imitan lo que hacen los papás, para bien o para mal.
La diferencia entre los hombres y las mujeres
Hace unos años fui a un congreso de salud mental en donde la primera conferencia se trató de la diferencia entre el cerebro del hombre y el cerebro de la mujer. Dicha conferencia fue impartida por un neurólogo, quien desde hace varios años se dedica a analizar las diferencias que hay entre el cerebro del hombre y el cerebro de la mujer. Y para que nos quedara claro nos contó el siguiente caso:
En una ocasión una pareja iba en el coche cuando la mujer vio una cafetería. Entonces la mujer le dice al hombre:
-Oye mi amor, ¿ya viste esa cafetería?.
A lo que el hombre respondió:
-Si, ha de ser nueva.
Si detenemos la escena en ese momento, lo que pasa por el cerebro de la mujer es:
- Orilla el coche, estaciónate, bájate, cómprame el café que me gusta, te subes, me lo das y continuamos el trayecto.
Lo que pasa por el cerebro del hombre es lo siguiente:
-No la había visto, ha de ser nueva.
Lo que el neurólogo quería explicar es como los hombres y las mujeres pensamos de manera muy diferente. Pensamos de manera muy diferente simplemente por el hecho de que somos personas distintas, y pensamos aún más diferente porque somos hombres y mujeres. Nuestros cerebros funcionan de manera muy diferente. Mientras las mujeres pueden hacer varias cosas a la vez como maquillarse y manejar, hablar por teléfono y cocinar, cuidar a los hijos y lavar ropa, etc. Los hombres rara vez podemos hacer dos cosas al mismo tiempo, ya no digamos tres. Por ejemplo es común que cuando un hombre va manejando y escuchando música, si desea concentrarse (para orillarse, buscar un lugar para estacionarse, etc.) tiene que bajarle al volumen.
¿Entonces si los hombres y las mujeres somos tan diferentes? ¿Cómo podemos hacer que nuestras relaciones funcionen de una mejor manera? Con la comunicación.
Comunicación en la pareja
Somos dos personas diferentes y somos aún más diferentes cuando se trata de una relación de hombre y mujer. Es por eso que debemos aprender a comunicarnos, a expresar lo que pensamos, lo que sentimos y no dar por hecho que nuestra pareja piensa o siente igual que nosotros.
Contrato
Sager Clifford en su libro “Contrato matrimonial y terapia de pareja” menciona que cuando una pareja de novios decide contraer matrimonio o vivir juntos, llegan con expectativas que esperan que se cumplan. Algunas de estas expectativas han sido habladas detenidamente, por ejemplo cuando van a tener hijos, donde van a vivir, entre otras.
Pero así como hay cosas que se hablaron, también hay cosas que no se hablan. Anhelos inconfesables, vagas ensoñaciones, esperanzas que no se creyó oportuno expresar o que se daba por hecho que se cumplirían. Algunos ejemplos pueden ser, ¿quién va a hacer la limpieza, lavar los platos, tender la cama? ¿quién va a cocinar? ¿vamos a tener mascotas? ¿con quién vamos a pasar navidad o año nuevo? Entre muchísimas otras.
Los integrantes de la pareja no han negociado ningún contrato. Cada quien actúa como si su propio contrato fuera un pacto convenido y firmado por ambos, y está convencido de que va a recibir lo que quiere a cambio de dar lo que cree que el otro espera. Pero ¿cuál es el problema? Que cada miembro ignora lo que piensa o quiere el otro, además esto va cambiando con el tiempo. No es lo mismo una pareja recién casada que una con hijos pequeños, no es la misma una pareja con hijos pequeños que otra con hijos adolescentes o adultos y no es lo mismo una pareja con hijos adultos que una pareja en la etapa del nido vacío.
Por eso es importante hacer un contrato con nuestra pareja. El hacer un contrato nos ayudará a resolver muchos de nuestros problemas, ya que la mayoría de estos se originan en una mala comunicación. Si cada miembro toma conciencia de o que el otro quiere, dialogan, negocian, pueden elaborar un contrato matrimonial.
¿Cómo se hace un contrato matrimonial?
La forma más fácil de hacerlo es que cada miembro escriba en una hoja tres puntos:
- ¿Qué espera de su pareja en la relación?
- ¿Qué le gustaría que pasara en la relación?
- ¿Qué esta dispuesto a hacer diferente en la relación? Tiene que ser algo nuevo no algo que ya esté haciendo.
Ya que cada uno haya terminado el contrato, se juntan a platicarlo y pueden negociar que están dispuestos a hacer y qué cosas no.
La bolsita del enojo y el tiempo fuera
Durante varios años he trabajado con niños y un tema recurrente por el que los papás quieren que acudan conmigo es para que aprendan a controlar sus emociones. En la escuela o en casa tienen comportamientos agresivos y frecuentemente se ven involucrados en peleas, discusiones, etc.
Una compañera alguna vez me enseñó una técnica que considero funciona igual tanto en niños como en adultos.
Todas las personas en el mundo nos enojamos, la persona que dice que no se enoja esta mintiendo. Lo que nos hace diferentes es la manera en que reaccionamos al enojo. Todos tenemos un mal día, a todos nos enoja que nos griten, nos empujen, nos golpeen, nos insulten, etc. Todos tenemos un mal día en el trabajo, en la escuela, en casa, en el coche, etc.
Todos tenemos una bolsita transparente que se llama la bolsita del enojo. Es una bolsita que tenemos adentro y que tiene forma de globo. ¿Qué pasa si un globo lo llenas de piedras? Se rompe. Lo mismo pasa con esta bolsita, cada vez que nos enojamos es como si le echáramos una piedrita. No es posible evitar que caigan piedras en la bolsa, lo que si podemos evitar es que se llene. ¿Cómo?
Cuando nos enojamos hay tres manera de reaccionar:
- La primera y la más común es gritar, empujar, golpear, insultar. Lo que hacemos con esta manera de reaccionar es que la otra persona no reciba el mensaje que estamos tratando de transmitirles. Cuando alguien nos grita, nos golpea, nos empuja, etc. Nos bloqueamos y dejamos de pensar, lo que buscamos es responder a las agresiones o huir, lo mismo le pasa a los demás cuando los agredimos, no reciben el mensaje que les queremos transmitir y entonces es como si le echáramos piedras a la bolsita hasta el punto que puede llegar a reventarse. Cuando la bolsita se revienta es cuando perdemos el control de nosotros mismos.
- La segunda manera, la cual también es muy frecuente, es quedarnos callados. Cuando algo o alguien nos hace enojar nos quedamos callados y hacemos como si nada pasara, es decir lo reprimimos. Lo que sucede con esta manera de reaccionar es que cada vez que reprimimos el enojo depositamos una piedra en la bolsita hasta que llega el punto en que puede reventar. Por ejemplo, un día que vas al trabajo y se te poncha una llanta, llegas tarde y tu jefe te llama la atención, tienes problemas con una entrega y cuando llegas a tu casa ves un calcetín tirado y explotas. Lo que te hizo enojar quizá no es el calcetín, es todo lo que te sucedió en el día, el calcetín es solamente la gota que derramó el vaso.
- La tercera y mejor manera de reaccionar al enojo es hablarlo. Parece fácil pero en verdad es muy difícil ya que requiere de un auto control. Para hablarlo es importante dos cosas: la primera es encontrar el momento adecuado y la segunda es encontrar las palabras adecuadas.
Muchas personas piensan que cuando nos enojamos decimos la verdad pero esto es muy relativo. Cuando nos enojamos lo que buscamos es sacar el enojo y no pensamos en las consecuencias de lo que hacemos o decimos y ya que el enojo pasa nos podemos arrepentir.
Tiempo fuera
Entonces aquí es donde podemos utilizar la técnica de tiempo fuera. La técnica de tiempo fuera se divide en tres pasos:
- El primer paso consiste en detectar el momento en que estamos a punto de explotar. Todos tenemos una línea muy delgada que es similar a las alarmas, si tocamos esa línea podemos explotar y es cuando gritamos, golpeamos, insultamos, etc. Es muy importante que distingamos ese momento en que estamos muy enojados y en ese momento pedir tiempo fuera.
- El segundo paso consiste en descubrir que actividades nos ayudan a relajarnos. Algunas de ellas pueden ser leer, escuchar música, ver televisión, practicar algún deporte.etc. Estas actividades dependen de cada persona. Cuando nos enojamos podemos realizar alguna de estas actividades para relajarnos.
- El tercer paso consiste en hablar de lo que nos enojó. Para ello es importante estar relajados, haber dejado pasar un tiempo y ya que estemos tranquilos hablarlo. Si no hacemos este punto entonces volvemos a la segunda manera de reaccionar al enojo. Muchas veces cuando nos calmamos pensamos que lo mejor es ya no hablarlo, sin embargo sino expresamos nuestro enojo lo que hacemos es reprimirlo y después lo podemos sacar de otra manera (golpes, insultos, gritos, etc.).
Saber cuándo pedir ayuda
Es importante, como en cualquier situación, reconocer cuándo debemos pedir ayuda. Por ejemplo cuando se nos descompone el refrigerador, le hablamos al especialista, lo mismo si se descompone la lavadora, el horno, la llave de la regadera etc. Pues lo mismo pasa en una relación de pareja, hay veces que no sabemos que hacer, que creemos que nuestros problemas ya no se pueden solucionar y que simplemente ya se terminó. En muchas ocasiones estamos tan enfocados en nosotros mismos, creemos que nuestros problemas son enormes y que no tienen solución, que no nos damos cuenta de que con la ayuda de un profesional podemos solucionarlos.