Psicología
No todos reaccionamos de igual manera ante una situación. Imaginémonos que un hipermercado de 6 plantas anuncian por los altavoces que en la última hay un incendio pero que está siendo controlado y que por ello pueden seguir comprando tranquilamente pues no hay ningún peligro. Ante esta noticia habrá gente en la primera planta que seguirá comprando tranquilamente, confiados en que el problema no les afectará. Otros, en cambio, tendrán una conducta muy diferente: correrán hacia la primera salida que vean, mirando constantemente detrás para asegurarse que el fuego no les llega hacia ellos y comprobando que las puertas se abran para poder escapar y se fijarán en otros detalles, como el olor a quemado.
La reacción ante una situación de peligro, el modo en que se preste o no atención a todos los detalles, está relacionada con la forma en que cada persona percibe sus propias reacciones emocionales. Quienes no se fijan casi en los detalles, experimentan sus reacciones con menor intensidad, por lo que su respuesta emocional tiende a disminuir. Por el contrario, quiénes están atentos a todo tipo de detalles, tienden a presentar respuestas emocional más intensas. A consecuencia de ello, sienten una emoción de mayor intensidad ante un peligro.
Tanto el exceso como la falta de sensibilidad emocional tienen sus pros y sus contras. la vida es más rica para aquellos que perciben las emociones con mayor intensidad, pero muchas de estas personas no conocen la calma porque viven en un constante desborde emocional. en el otro extremo, las personas que tienen una baja sensibilidad emocional suelen tener una vida más tranquila pero, a la vez, más plana; porque si bien las emociones negativas son dolorosas y a veces difíciles de soportar, hay emociones como el amor o la felicidad, que son agradables y gratificantes. para las personas que tienen una falta de sensibilidad emocional la vida es como una balsa de aceite, sin altibajos; es realmente difícil que sean sacudidas.