Psicología
"Su alegria y su goce es mi alegría y mi goce. Su sufrimiento y su dolor mi dolor. Y a pesar de ello sigo, sin quererlo, haciéndole daño. Haciéndole y haciéndome daño, porque me duele el dolor que le causo; y me duele no ser capaz de dejar de hacerlo una y otra vez; poniéndome en riesgo de perderla, de que al final acabe dejándome. Y lo peor, es que la quiero con toda mi alma (llorando). ¡¡¿ Cuando voy a ser capaz de curarme del todo?. De quitarme de una puta vez estas neuras de encima!!. Me estoy jodiendo la vida. Haciéndola sufrir ademas por algo que no tiene nada, nada que ver con ella".
Esto dicho por uno de mis pacientes en una de sus sesiones es muy ilustrativo de lo que quiero exponer en este artículo. El paciente se ve a haciendo cosas que van en contra de su felicidad y en este caso también de la de su pareja. Y aunque ya avanzado el análisis, el paciente sabe el sentido del síntoma y con eso ya sería suficiente para que se produzca la cura, le es imposible deja de castigarse, de parar este tipo de actuaciones que van en contra suya.
Todo esto obedece a una intensa necesidad inconsciente de castigo presente en toda neurosis, donde se sigue y se sigue reproduciendo la lucha entre el deseo infantil y la prohibición de ese deseo. Desdesplazándose el deseo de los objetos primigenios, los padres principalmente, a objetos actuales como la pareja en el caso de este paciente.
El paciente sigue inconscientemente buscando la realización de ese deseo y se pone sin darse cuenta en situaciones en las que al final paga por ello. Y que mejor manera de pagar que la perdida, en el caso del paciente, del ser amado.
El paciente en este caso, como en muchos otros, se ve pagando por la rivalidad y desprecio que sintió respecto a su padre y por su narcisismo, por el deseo de posesión, en el más amplio sentido del término y en exclusiva de la madre; desplazando hacia su pareja sin darse cuenta todo estos deseos.
El paciente se ve a si mismo repitiendo, insisto sin darse cuenta, la forma de relación de sus padres, buscando en su pareja inconscientemente la manera en la que escucho, vio, fantaseo vivencio a su madre, desplazando a la situación actual también los celos que sintió de su padre y llevando acabo actuaciones que tienen por objeto el pago inconsciente de sus sentimientos negativos hacia el.
El paciente tiene actuaciones donde trata inconscientemente de emular o restituir al padre.
En el primer caso Intentando inconscientemente las proezas sexuales que fantaseo de el; y poniéndose siempre en una posición de inferioridad, no solamente con respecto al padre sino también ncon respecto al resto de los hombres.
Y lo restituye supliendo con “un exceso de huevos” la falta de huevos de su padre. al que vivencio como un pusilánime.
Paga inconsciente en ambos casos por los sentimientos negativos respecto al padre, ya que en el primero se pone en una posición muy dolorosa por ser inalcanzable y en el segundo por las consecuencias que ese exceso de huevos tiene en la relación con su pareja.
Por esto decía Freud, que los síntomas martirizan al paciente igual que una mala conciencia.
Pues bien, como digo, la actuación, la repetición, el síntoma, es la forma en la que el paciente sigue manteniendo el conflicto no resuelto entre el deseo infantil y su prohibición; dándose una transacción entre las dos instancias, donde se intenta incesantemente su realización, buscada inconscientemente en un objeto actual y produciéndose un castigo, el sufrimiento del paciente, como resultado de esto. Es por esto que los pacientes al principio del análisis dicen “no se porque no paro de hacer esto que tanto me hace sufrir”.
El trabajo que hacemos en el análisis es ayudar al paciente a dejar que aflore el inconsciente y a darse cuenta de todo esto. Y y como bien decía Freud, también a hacer algo al respecto una vez descubierto el sentido del sintoma. Saber, elaborar, concluir y hacer algo al respecto. Definitivo esto último para la cura, especialmente con la necesidad intensa de castigo presente en toda neurosis.
Al final el paciente hace algo al respecto, porque sabe la causa de sus síntomas, de sus actuaciones en contra suya. Y se ve capaz de parar esta dinámica y empieza la búsqueda de un deseo adulto sano, independiente y desligado completamente de la forma en que vivencio a sus padres en su infancia, desligado completamente de sus fantasmas, de las fantasías infantiles que sucumbieron a la represión.
Al final el paciente se hace cada vez se más consciente, se da cada vez más cuenta de estos “intentos” de desplazamiento y se pone en disposición de dejar de hacerlos y de dejar de boicotearse inconscientemente su propia felicidad con ellos. Al final como digo el paciente acaba buscando un deseo adulto, los síntomas desaparecen. El paciente se cura.
Manuel Carrascosa Alba
Psicólogo - Psicoanalista