Lunes, 23 de enero de 2017
Mi Proyecto Sentido M.P.S.
- Alcala de Henares, (España)
Psicología
España es el quinto país que más deberes pone en una lista de 38 naciones. Según los informes PISA, los niños españoles dedican tres horas más a los deberes que los alumnos finlandeses, siendo estos últimos los que mejores resultados obtienen. Los deberes son, repetitivos y abusivos, no mejoran el rendimiento escolar y sí afectan negativamente a la felicidad de los niños y a la calidad de vida de las familias. Haciendo tareas repetitivas a diario el estudiante no aprende a aprender, aprende en todo caso a mecanizar sus tareas.
Tenemos implantado un sistema educativo que se diseñó en la era industrial, finales del s. XVIII y comienzos del s. XIX, para responder a las necesidades del momento. Niños bien preparados en una serie de materias, disciplinados, con horarios fabriles, actividades regladas como en una cadena de producción, buenos trabajadores. Incluso muchos edificios de colegios recuerdan a la arquitectura de las fábricas. En lo sustancial, casi nada ha cambiado.
Afortunadamente la Organización Mundial de la Salud (OMS), a través de sus representante en la ONU, están llevando a cabo peticiones necesarias para eliminar por completo las tareas escolares de todos los sistemas educativos registrados.
La mejor forma de aprender es jugando. El niño, para quién casi toda la actividad es lúdica, crece física, espiritual e intelectualmente cuando juega. Cuando los niños organizan sus juegos o dicen que son superhéroes, desarrollan la capacidad de imitación y experimentación. Se sienten realizados porque son capaces de moverse con absoluta libertad en el plano imaginario. Por lo tanto, el ser mejor dotado sería el que más ha jugado. En A.T (Análisis Transaccional), dentro de los estado del "YO" relacional, los adultos que siguen y están muy conectados con su "Niño Natural" o "Niño Lúdico", son aquellas personas que disfrutan de la vida, son felices, se nutren socialmente y todo el mundo quiere estar a su lado.
El juego es importante para cualquier ser humano porque crea un entorno de ficción a la medida de la propia persona. Mucha de las grandes obras del arte ha sido un juego para sus autores. Es fundamental, sobre todo, en el niño porque les prepara para la vida adulta, pero no sólo porque aprenden a ejercitar acciones de un modo mecánico como ocurre con los animales, sino porque desarrollan su personalidad.
Los niños se toman muy en serie el juego porque se desvinculan de la realidad y se sienten realizados, a través de los juguetes. Cuanto más evolucionada está una especie, más largo es el periodo de la infancia. Se puede afirmar que el ser mejor dotado sería el que más ha jugado, porque ésta es la mejor manera de aprender.
El juguete, material que facilita al niño la actividad, deber ser un estímulo creativo y educador. Lamentablemente, las aulas de hoy en día, no se precian mucho por este material que sin embargo han ido sustituyéndose por libros de textos y más libros de texto.
También debe estar adecuada a la edad y al desarrollo afectivo de los pequeños. Cubrir las necesidades de destrezas, movimiento, adaptación social del niño y dejar margen a su imaginación son las características primordiales. Si los juguetes son muy sofisticados, recortan la capacidad de inventiva del niño y le relega a un plano de espectador que no es deseable, en ningún caso.
En la etapa de cero a dos años, momento en que los niños ensayan los movimientos, son recomendables los juguetes funcionales. Sonajeros de colores que se puedan chupar y manosear sin peligro para estimular sus sentidos, y muñecos que se arrastren con facilidad. De los dos a los siete años, aparece la capacidad de representación simbólica y hay que fomentar la fantasía de los niños. Los disfraces, muñecos, cocinas o construcciones didácticas, son muy útiles. Al alcanzar los siete años en adelante, adquieren gran importancia los juegos sociales, porque ya no son seres aislados, sino que deben aprender a vivir junto a los demás. Cuestiones tan simples como saber guardar el turno o actuar en equipo toman especial relevancia y por ello el parchís, ajedrez, carreras de coches, colecciones de cromos o juegos de destrezas son de vital importancia para su formación.
Dejemos a nuestros niños jugar cuando vuelven del colegio, interactuar con sus iguales y familiares. Entonces tendremos en un futuro adultos creativos que, aportaran a nuestra sociedad infinitas maneras de disfrutar la vida.
JULIÁN ARRANZ - MPS. Nº Colegiado: 0209 www.miproyectosentido.es
Psicología
España es el quinto país que más deberes pone en una lista de 38 naciones. Según los informes PISA, los niños españoles dedican tres horas más a los deberes que los alumnos finlandeses, siendo estos últimos los que mejores resultados obtienen. Los deberes son, repetitivos y abusivos, no mejoran el rendimiento escolar y sí afectan negativamente a la felicidad de los niños y a la calidad de vida de las familias. Haciendo tareas repetitivas a diario el estudiante no aprende a aprender, aprende en todo caso a mecanizar sus tareas.
Tenemos implantado un sistema educativo que se diseñó en la era industrial, finales del s. XVIII y comienzos del s. XIX, para responder a las necesidades del momento. Niños bien preparados en una serie de materias, disciplinados, con horarios fabriles, actividades regladas como en una cadena de producción, buenos trabajadores. Incluso muchos edificios de colegios recuerdan a la arquitectura de las fábricas. En lo sustancial, casi nada ha cambiado.
Afortunadamente la Organización Mundial de la Salud (OMS), a través de sus representante en la ONU, están llevando a cabo peticiones necesarias para eliminar por completo las tareas escolares de todos los sistemas educativos registrados.
La mejor forma de aprender es jugando. El niño, para quién casi toda la actividad es lúdica, crece física, espiritual e intelectualmente cuando juega. Cuando los niños organizan sus juegos o dicen que son superhéroes, desarrollan la capacidad de imitación y experimentación. Se sienten realizados porque son capaces de moverse con absoluta libertad en el plano imaginario. Por lo tanto, el ser mejor dotado sería el que más ha jugado. En A.T (Análisis Transaccional), dentro de los estado del "YO" relacional, los adultos que siguen y están muy conectados con su "Niño Natural" o "Niño Lúdico", son aquellas personas que disfrutan de la vida, son felices, se nutren socialmente y todo el mundo quiere estar a su lado.
El juego es importante para cualquier ser humano porque crea un entorno de ficción a la medida de la propia persona. Mucha de las grandes obras del arte ha sido un juego para sus autores. Es fundamental, sobre todo, en el niño porque les prepara para la vida adulta, pero no sólo porque aprenden a ejercitar acciones de un modo mecánico como ocurre con los animales, sino porque desarrollan su personalidad.
Los niños se toman muy en serie el juego porque se desvinculan de la realidad y se sienten realizados, a través de los juguetes. Cuanto más evolucionada está una especie, más largo es el periodo de la infancia. Se puede afirmar que el ser mejor dotado sería el que más ha jugado, porque ésta es la mejor manera de aprender.
El juguete, material que facilita al niño la actividad, deber ser un estímulo creativo y educador. Lamentablemente, las aulas de hoy en día, no se precian mucho por este material que sin embargo han ido sustituyéndose por libros de textos y más libros de texto.
También debe estar adecuada a la edad y al desarrollo afectivo de los pequeños. Cubrir las necesidades de destrezas, movimiento, adaptación social del niño y dejar margen a su imaginación son las características primordiales. Si los juguetes son muy sofisticados, recortan la capacidad de inventiva del niño y le relega a un plano de espectador que no es deseable, en ningún caso.
En la etapa de cero a dos años, momento en que los niños ensayan los movimientos, son recomendables los juguetes funcionales. Sonajeros de colores que se puedan chupar y manosear sin peligro para estimular sus sentidos, y muñecos que se arrastren con facilidad. De los dos a los siete años, aparece la capacidad de representación simbólica y hay que fomentar la fantasía de los niños. Los disfraces, muñecos, cocinas o construcciones didácticas, son muy útiles. Al alcanzar los siete años en adelante, adquieren gran importancia los juegos sociales, porque ya no son seres aislados, sino que deben aprender a vivir junto a los demás. Cuestiones tan simples como saber guardar el turno o actuar en equipo toman especial relevancia y por ello el parchís, ajedrez, carreras de coches, colecciones de cromos o juegos de destrezas son de vital importancia para su formación.
Dejemos a nuestros niños jugar cuando vuelven del colegio, interactuar con sus iguales y familiares. Entonces tendremos en un futuro adultos creativos que, aportaran a nuestra sociedad infinitas maneras de disfrutar la vida.
JULIÁN ARRANZ - MPS. Nº Colegiado: 0209 www.miproyectosentido.es