Lunes, 16 de junio de 2014
Consult Psicologia Clinica MDS
- Las Terrenas, Samaná, (República Dominicana)
Psicología
Psicología
Descubrir que nuestra pareja nos está engañando puede ser devastador, ya que muchos aspectos de nuestra vida quedan afectados, entre ellos, la autoestima, nuestra identidad, sentirnos menos atractivos, un dolor emocional intenso y un resentimiento que nos puede llevar a desconfiar de la persona que amamos y dar al traste con la confianza que tenemos en el mundo (Coleman, J.).
Aunque la dinámica de la relación de la pareja puede facilitar la aparición de la infidelidad, siempre será responsabilidad de la persona que la comete, ya que en algunos casos de una forma u otra, la persona engañada tiende a culparse de este hecho. La infidelidad puede tener diversas funciones como la búsqueda del placer, diversión, variedad, reafirmación del yo personal y hasta escape (Benzán, 2006). Dentro de los factores de protección se encuentra la amistad entre las parejas, ya que no se trata únicamente de mantener un vínculo romántico, sino también de amistad, la cual demanda que los compañeros deseen entender el mundo interior del otro, sus necesidades, deseos, motivaciones y un sentido de bienestar (Gottman, J. & Decalire,2001; Gottman, & Silver, 2008).
Hertlein, y Wetchler (2005) proponen una guía para la evaluación de algunos elementos claves que entran en juego en la infidelidad, como son la duración, el número de veces que se cometió, el vínculo emocional que se ha alcanzado con la otra persona, la relación de la pareja con el tercero, por ejemplo si se trata de un amigo, la tolerancia por parte de la red social de la pareja, entre otros aspectos que serán fundamentales al momento de la intervención terapéutica.
Una vez comprobado que se ha cometido la infidelidad podría comenzar una escalada de sospechas y acusaciones por parte de la persona que ha sido traicionada. Se suscitan entonces toda suerte de emociones, como los celos, tristeza y rabia, un sentimiento de minusvalía y de desesperanza que minará por largo tiempo la confianza depositada.
En ese momento crucial, la pareja deberá buscar ayuda profesional porque hay muchos sentimientos encontrados y es el tiempo de redefinir muchas cosas, entre ellas si valdrá la pena continuar o no en esa relación. Evidentemente mientras no haya terminado el triángulo amoroso, la terapia no puede llevarse a cabo, porque en esta etapa, habrá de contraerse compromisos de que la infidelidad no volverá a ocurrir, así como analizar las causas que movieron a la persona a cometer la traición. Se debe asimismo trabajar con el compañero más afectado, debido al estado emocional en que se encuentra para ayudarle a restablecer la confianza y a trabajar en el proceso de perdón.
Sea que la relación continúe o no debido a la infidelidad, el proceso de perdón como método de sanación, deberá llevarse a cabo, ya que ello promoverá la estabilidad emocional de ambos. Aquí el terapeuta de pareja juega un rol importante porque el resentimiento, la desconfianza, el dolor por la traición y la culpa dominan el panorama. A la pareja por sí misma se le hará difícil poder lidiar con estas emociones, por tanto, trabajar estos aspectos, sentará bases sólidas para una relación sana donde predomine el respeto y la confianza ya que ésta es esencial para las relaciones en general, para la felicidad y para llevar una vida plena (Coleman, J. (2008)
En la fase de reconciliación e intento de perdón, se debe evitar humillar al compañero, haciéndole sufrir, una vez éste ha decidido enmendar la falta cometida. Es recomendable, además, separar las quejas de la crítica. Las quejas deben ser comunicadas para que se motive a trabajar en restablecer la confianza. En la medida de lo posible, no ver la traición como una evidencia permanente de un defecto de carácter o trastorno de personalidad sino como un hecho aislado que quizás nunca vuelva a ocurrir. La traición no debe ser un tema abordado todo el tiempo como forma de castigo, sino que su expresión deberá contener una intención terapéutica enfocada a la búsqueda de una solución del problema.
Por otro lado, se debería evaluar si se tiene la capacidad de perdonar, analizando si existen buenas razones para sanar las heridas y perdonar a la pareja. Asimismo, preguntarse si la persona que ha cometido infidelidad parece estar genuinamente motivada a cambiar. El dolor, la ira y la desconfianza pueden hacer difícil que se puedan evaluar objetivamente estos aspectos, debido a la falta de credibilidad.
En cambio, si se tomara la decisión de separarse, la terapia deberá enfocarse en realizar un rompimiento lo menos traumático posible, recordando siempre a la pareja que una vez se amaron intensamente y que ahora no tienen que odiarse porque las cosas no funcionaron. El perdón ocupará un primer lugar en la agenda, porque libera a ambos miembros y les puede ayudar a retomar sus vidas sentando las bases para relaciones sanas en el futuro.
Si desean obtener información adicional sobre este tema, pueden consultar en estos enlaces:
https://www.facebook.com/maritzadiazsavaryterapeuta?ref=hl
http://greatergood.berkeley.edu/article/item/surviving_betrayal
http://www.psicoterapeutas.com/terapia_de_pareja/infidelidad.html#_Toc244874633
Aunque la dinámica de la relación de la pareja puede facilitar la aparición de la infidelidad, siempre será responsabilidad de la persona que la comete, ya que en algunos casos de una forma u otra, la persona engañada tiende a culparse de este hecho. La infidelidad puede tener diversas funciones como la búsqueda del placer, diversión, variedad, reafirmación del yo personal y hasta escape (Benzán, 2006). Dentro de los factores de protección se encuentra la amistad entre las parejas, ya que no se trata únicamente de mantener un vínculo romántico, sino también de amistad, la cual demanda que los compañeros deseen entender el mundo interior del otro, sus necesidades, deseos, motivaciones y un sentido de bienestar (Gottman, J. & Decalire,2001; Gottman, & Silver, 2008).
Hertlein, y Wetchler (2005) proponen una guía para la evaluación de algunos elementos claves que entran en juego en la infidelidad, como son la duración, el número de veces que se cometió, el vínculo emocional que se ha alcanzado con la otra persona, la relación de la pareja con el tercero, por ejemplo si se trata de un amigo, la tolerancia por parte de la red social de la pareja, entre otros aspectos que serán fundamentales al momento de la intervención terapéutica.
Una vez comprobado que se ha cometido la infidelidad podría comenzar una escalada de sospechas y acusaciones por parte de la persona que ha sido traicionada. Se suscitan entonces toda suerte de emociones, como los celos, tristeza y rabia, un sentimiento de minusvalía y de desesperanza que minará por largo tiempo la confianza depositada.
En ese momento crucial, la pareja deberá buscar ayuda profesional porque hay muchos sentimientos encontrados y es el tiempo de redefinir muchas cosas, entre ellas si valdrá la pena continuar o no en esa relación. Evidentemente mientras no haya terminado el triángulo amoroso, la terapia no puede llevarse a cabo, porque en esta etapa, habrá de contraerse compromisos de que la infidelidad no volverá a ocurrir, así como analizar las causas que movieron a la persona a cometer la traición. Se debe asimismo trabajar con el compañero más afectado, debido al estado emocional en que se encuentra para ayudarle a restablecer la confianza y a trabajar en el proceso de perdón.
Sea que la relación continúe o no debido a la infidelidad, el proceso de perdón como método de sanación, deberá llevarse a cabo, ya que ello promoverá la estabilidad emocional de ambos. Aquí el terapeuta de pareja juega un rol importante porque el resentimiento, la desconfianza, el dolor por la traición y la culpa dominan el panorama. A la pareja por sí misma se le hará difícil poder lidiar con estas emociones, por tanto, trabajar estos aspectos, sentará bases sólidas para una relación sana donde predomine el respeto y la confianza ya que ésta es esencial para las relaciones en general, para la felicidad y para llevar una vida plena (Coleman, J. (2008)
En la fase de reconciliación e intento de perdón, se debe evitar humillar al compañero, haciéndole sufrir, una vez éste ha decidido enmendar la falta cometida. Es recomendable, además, separar las quejas de la crítica. Las quejas deben ser comunicadas para que se motive a trabajar en restablecer la confianza. En la medida de lo posible, no ver la traición como una evidencia permanente de un defecto de carácter o trastorno de personalidad sino como un hecho aislado que quizás nunca vuelva a ocurrir. La traición no debe ser un tema abordado todo el tiempo como forma de castigo, sino que su expresión deberá contener una intención terapéutica enfocada a la búsqueda de una solución del problema.
Por otro lado, se debería evaluar si se tiene la capacidad de perdonar, analizando si existen buenas razones para sanar las heridas y perdonar a la pareja. Asimismo, preguntarse si la persona que ha cometido infidelidad parece estar genuinamente motivada a cambiar. El dolor, la ira y la desconfianza pueden hacer difícil que se puedan evaluar objetivamente estos aspectos, debido a la falta de credibilidad.
En cambio, si se tomara la decisión de separarse, la terapia deberá enfocarse en realizar un rompimiento lo menos traumático posible, recordando siempre a la pareja que una vez se amaron intensamente y que ahora no tienen que odiarse porque las cosas no funcionaron. El perdón ocupará un primer lugar en la agenda, porque libera a ambos miembros y les puede ayudar a retomar sus vidas sentando las bases para relaciones sanas en el futuro.
Si desean obtener información adicional sobre este tema, pueden consultar en estos enlaces:
https://www.facebook.com/maritzadiazsavaryterapeuta?ref=hl
http://greatergood.berkeley.edu/article/item/surviving_betrayal
http://www.psicoterapeutas.com/terapia_de_pareja/infidelidad.html#_Toc244874633