A su vez, a través de imágenes de #resonancia #magnética #funcional (fMRI) midieron la corteza visual primaria de cada participante.
Ahí fue donde vieron que el tamaño de las cortezas visuales de los individuos cambiaba mucho, así como también la forma en la que cada uno procesaba las ilusiones ópticas.
"Nuestro estudio revela que la forma como percibimos el mundo subjetivamente depende de la arquitectura de nuestro cerebro" explicó a la BBC el doctor Samuel Schwarzkopf, dirigente del estudio.
Presentaron, entre otras, la #ilusión de #Ebbinghaus, que muestra dos círculos del mismo tamaño pero uno rodeado de "pétalos" circulares más grandes y el otro de "pétalos" más pequeños. La mayoría suele ver el primer círculo como más pequeño que el segundo.
También se les presentó la #ilusión de #Ponzo, en la que se ven dos líneas verticales de tamaño idéntico sobre la imagen de un túnel. En ésta, la línea colocada al final del túnel parece más grande que la que está situada al principio.
Para su asombro, todos los participantes veían las ilusiones ópticas de forma distinta. Percibiendo algunos diferencias "enormes", por ejemplo, en el tamaño entre los dos círculos. Mientras que otros casi no notaban diferencias.
En resumidas cuentas, los investigadores observaron que a más pequeña era la corteza visual primaria de la persona, más pronunciada era la ilusión visual. Es decir, a mayor tamaño de la misma, menos engaño.
Para el investigador, "Es claro que cada uno vemos el mundo de distinta forma y ahora tenemos un vínculo entre la forma como el cerebro está organizado y la forma como percibimos lo que nos rodea".
Escrito por Rocío Núñez (PsicólogaRNR) Centro de Psicología y Formación RNR Algeciras