Miércoles, 27 de enero de 2016
Luz Gutierrez Psicologa Barajas
- Madrid, (España)
Psicología
Psicología
A lo largo de nuestra vida muchas veces nos encontramos ante situaciones en las que no sabemos qué hacer, desde algunas más triviales, “no se si ponerme esta ropa o esta otra”, hasta aquellas que pueden tener una mayor trascendencia en nuestra vida, como decidir qué carrera quiero estudiar o elegir una pareja. Sin embargo en todos los casos, aunque aparentemente no sepamos qué es lo que queremos, en el fondo si lo sabemos, nuestro cuerpo lo sabe y no tenemos más que prestarle atención y escuchar lo que nos quiere decir para tomar la decisión que es mejor para cada uno de nosotros. Este proceso los niños saben hacerlo de una manera natural y los adultos podemos reaprenderlo, de hecho muchas veces lo hacemos sin darnos cuenta. Por ejemplo, imaginemos que estamos en el tren, sentados en nuestro asiento esperando a que arranque, sin embargo tenemos la sensación de que olvidamos algo importante pero no sabemos qué es, a la vez notamos en el cuerpo un cierto desasosiego. Y de repente recordamos lo que es, “¡las llaves de casa!”, y en ese momento notamos en el cuerpo como una sensación de alivio. Lo que ha ocurrido es un proceso que nos ha permitido acceder a lo que tenemos en nuestro interior: Intuimos corporalmente (desasosiego) lo que hay aunque aún no “recordamos” de que se trata, pero al encontrar el significado (he olvidado las llaves) de esa sensación corporal se produce un cambio en nuestro cuerpo (alivio). A este proceso le llamamos “focusing” o proceso de enfoque corporal.
Dentro de mi cuerpo están los significados de mi ayer (mis experiencias pasadas), los significados de mi futuro (mis proyectos), todos ellos sentidos en mi presente, en mi aquí y ahora, relacionados con mis experiencias. Están en esa zona limítrofe entre lo inconsciente y lo consciente. El focusing nos permite acceder a todo ello, a lo implícito que tenemos en nuestro interior, a nuestra fuente. Y, además, al conseguir otorgar significado a esa sensación corporalmente sentida que surge como globalidad, el cuerponos indica un nuevo pasa hacia delante. Nos enseña el camino hacia donde dirigirnos.
Para que este proceso experiencial se dé, es preciso que haya una cierta actitud por parte de la persona que esta enfocando, unaactitud de amabilidad, bienvenida y saludo a todo lo que llega, de aceptación de todo lo que hay. Sería algo así como una aceptación incondicional con uno mismo. Se trata de crear un espacio interior, de seguridad, en el que la persona puede sentir que es más que sus problemas, un espacio en el que se des-identifique de estos.
Volviendo al comienzo de este artículo, cuando estamos ante una situación en la que no sabemos qué hacer y eso nos causa desasosiego o incluso angustia o ansiedad, podemos mirar al interior de nuestro cuerpo, con una actitud amable y cariñosa hacia nosotros/as mismos/as y ver que hay relacionado con “todo eso que nos esta pasando”, escuchando con amabilidad, paciencia y curiosidad a nuestro cuerpo, dejando que se genere la sensación corporal relacionada con ”todo eso” que estamos enfocando y después de estar con esa sensación un rato, dándonos cuenta de cómo es le preguntamos, cómo nos hace sentir todo esto y miramos a ver si la respuesta que nos da nuestro cuerpo resuena con la sensación y cuando por fin encaja, notamos un cambio corporal y sentimos como un alivio al haber dado por fin con el significado que estaba implícito (tal vez había miedo a equivocarme, tal vez tristeza, rabia, una mezcla de ambas…), y eso produce en nosotros/as un ir hacia delante, genera un proceso corporal que cambia la sensación, nos autopropulsa y nos enseña el camino hacia donde dirigirnos.Y para finalizar el proceso, agradecemos a nuestro cuerpo todo eso que nos ha mostrado y lo guardamos en un sitio seguro, protegido de juicios y valoraciones, para poder volver a ello cuando queramos.
Esto sería, aproximadamente, la descripción de un proceso de enfoque corporal o focusing.
Este proceso se facilita si se hace acompañado por otra persona. Si hacemos “autofocusing” podemos llegar a sentir la sensación sentida… a encontrar un significado… sin embargo el profundizar en el proceso experiencial realmente se produce en la interacción con el/la otro/a… sintiendo su presencia, su aceptación, su validación… Muchas veces no podemos sentirnos con nosotros/as mismos/as, con una mirada amable, de aceptación, sin juzgar… y necesitamos ese estar en presencia de la otra persona…con su mirada amable y de aceptación hacia lo que nos viene y que nos diga: “¡Claro que puedes sentir eso!
Así, el focusing permite aprender a aceptar lo que es, sin juicio de valor, saludándolo… nos ayuda a relacionarnos con aquellos aspectos nuestros que menos nos gustan. Gendlin, el “padre” del focusing, decía: “Lo que es verdad, ya lo es. El admitirlo, no lo hace peor”. Y ciertamente es así, el focusing nos permite conectar con nuestra fuente interna y esto hace que nos sintamos más en contacto con nosotros mismos y más auténticos.
Dentro de mi cuerpo están los significados de mi ayer (mis experiencias pasadas), los significados de mi futuro (mis proyectos), todos ellos sentidos en mi presente, en mi aquí y ahora, relacionados con mis experiencias. Están en esa zona limítrofe entre lo inconsciente y lo consciente. El focusing nos permite acceder a todo ello, a lo implícito que tenemos en nuestro interior, a nuestra fuente. Y, además, al conseguir otorgar significado a esa sensación corporalmente sentida que surge como globalidad, el cuerponos indica un nuevo pasa hacia delante. Nos enseña el camino hacia donde dirigirnos.
Para que este proceso experiencial se dé, es preciso que haya una cierta actitud por parte de la persona que esta enfocando, unaactitud de amabilidad, bienvenida y saludo a todo lo que llega, de aceptación de todo lo que hay. Sería algo así como una aceptación incondicional con uno mismo. Se trata de crear un espacio interior, de seguridad, en el que la persona puede sentir que es más que sus problemas, un espacio en el que se des-identifique de estos.
Volviendo al comienzo de este artículo, cuando estamos ante una situación en la que no sabemos qué hacer y eso nos causa desasosiego o incluso angustia o ansiedad, podemos mirar al interior de nuestro cuerpo, con una actitud amable y cariñosa hacia nosotros/as mismos/as y ver que hay relacionado con “todo eso que nos esta pasando”, escuchando con amabilidad, paciencia y curiosidad a nuestro cuerpo, dejando que se genere la sensación corporal relacionada con ”todo eso” que estamos enfocando y después de estar con esa sensación un rato, dándonos cuenta de cómo es le preguntamos, cómo nos hace sentir todo esto y miramos a ver si la respuesta que nos da nuestro cuerpo resuena con la sensación y cuando por fin encaja, notamos un cambio corporal y sentimos como un alivio al haber dado por fin con el significado que estaba implícito (tal vez había miedo a equivocarme, tal vez tristeza, rabia, una mezcla de ambas…), y eso produce en nosotros/as un ir hacia delante, genera un proceso corporal que cambia la sensación, nos autopropulsa y nos enseña el camino hacia donde dirigirnos.Y para finalizar el proceso, agradecemos a nuestro cuerpo todo eso que nos ha mostrado y lo guardamos en un sitio seguro, protegido de juicios y valoraciones, para poder volver a ello cuando queramos.
Esto sería, aproximadamente, la descripción de un proceso de enfoque corporal o focusing.
Este proceso se facilita si se hace acompañado por otra persona. Si hacemos “autofocusing” podemos llegar a sentir la sensación sentida… a encontrar un significado… sin embargo el profundizar en el proceso experiencial realmente se produce en la interacción con el/la otro/a… sintiendo su presencia, su aceptación, su validación… Muchas veces no podemos sentirnos con nosotros/as mismos/as, con una mirada amable, de aceptación, sin juzgar… y necesitamos ese estar en presencia de la otra persona…con su mirada amable y de aceptación hacia lo que nos viene y que nos diga: “¡Claro que puedes sentir eso!
Así, el focusing permite aprender a aceptar lo que es, sin juicio de valor, saludándolo… nos ayuda a relacionarnos con aquellos aspectos nuestros que menos nos gustan. Gendlin, el “padre” del focusing, decía: “Lo que es verdad, ya lo es. El admitirlo, no lo hace peor”. Y ciertamente es así, el focusing nos permite conectar con nuestra fuente interna y esto hace que nos sintamos más en contacto con nosotros mismos y más auténticos.