Viernes, 30 de diciembre de 2016
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Psicología
Psicología
La psicoterapia Gestalt tuvo sus inicios en los años 40. Es heredera de la psicología humanista y tiene como padres a Fritz Perls, Laura perls y Paul Goodman. Tiene ciertamente carácter humanista, y es que comprende al individuo como un todo, sin distinguir por ejemplo entre emociones o pensamientos, sino que lo comprende como una unidad concebida por el propio ser, su experiencia, sus metas, y todo el espectro de necesidades y potencialidades intrínsecas a él; su mente no es más que una unidad holística y autorreguladora. Mantiene a su vez, raíces en el psicoanálisis, el análisis de carácter de Reich, la fenomenología y el psicodrama de Moreno.
Un psicoterapeuta de la Gestalt emplea herramientas terapéuticas orientadas a la búsqueda de la autoconciencia, la autorregulación y la libertad de pensamiento y voluntad del paciente, mediante métodos experienciales y creativos.
La terapia Gestalt centra su atención en el momento presente: vivir en el pasado o en el futuro no te deja experimentar las sensaciones reales del aquí y ahora. Y es que la autoconciencia corporal y emocional tienen gran importancia ya que son las que guían al individuo hacia la comprensión de sí mismo en el momento en el que se encuentra, y es en ella en la que debe basarse para comprenderse a sí mismo, localizar su satisfacción en las distintas áreas de su vida y desde ahí, poder asumir y experimentar nuevas soluciones. El terapeuta no es una figura imperativa que le dice al paciente qué es lo que debería o no hacer, sino que actúa como guía y mediante la comunicación y el diálogo, así como empleando el vínculo de confianza, pretenderá que sea el propio paciente el que explore su experiencia en su totalidad, acompañándole en este camino. El modelo terapéutico se extiende a una auténtica filosofía de vida que enseña al paciente a percibir de una manera positiva su relación con el mundo, tomando conciencia de su responsabilidad sobre sus acciones y de cómo le afectan al integrar sus dimensiones sensoriales, afectivas, sociales, intelectuales y espirituales.
Guarda por tanto gran relación con la psicología humanista de Abraham Maslow y Carl Rogers, remarcando el hecho de que es muy difícil percibir la realidad tal y como es, en el momento presente y actual, de forma directa, ya que estamos muy influenciados por patrones de pensamiento impuestos o condicionados a otras etapas de nuestra vida. El individuo debe recorrer un camino en el que se preguntará por qué le ocurre lo que le ocurre, y el significado de sus vivencias, hasta llegar al conocimiento de sí mismo y de lo que puede hacer para cambiar su situación y enfocarla a lo que realmente quiere o desea, guiándose por sus propias emociones o experiencias emocionales en el aquí y ahora. El terapeuta humanista será su facilitador, y permitirá que sea el sujeto el que encuentre las respuestas que está buscando por sí mismo.
El psicoterapeuta de la Gestalt se ubicará al mismo nivel que el paciente, practicando una terapia empática que le entenderá no solo como psicólogo, sino como persona en la que se puede confiar, y le escuchará activamente sin juzgarle, comprendiéndole como ser humano integrado que es, con todas sus virtudes y defectos.
La transformación personal en el individuo, ocurre de forma paralela a la toma de conciencia de todo nuestro ser: observar el daño que nos hacemos, en base a nuestras decisiones, nuestro carácter, nuestro modo de comprender nuestra vida, hace que podamos parar y que busquemos realmente otra forma de relacionarnos con nosotros mismos y lo que nos rodea, basándonos en la confianza, el respeto y el amor, palabras que son muy necesarias para la transformación que propone la psicoterapia Gestalt.
La terapia Gestalt nos dice que es posible vivir con mayor transparencia, coherencia y bienestar, encontrando un profundo sentimiento de felicidad más allá de las circunstancias que nos toca vivir.
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Redactado por Chus Bravo, licenciada en psicología y psicóloga en Málaga.
Un psicoterapeuta de la Gestalt emplea herramientas terapéuticas orientadas a la búsqueda de la autoconciencia, la autorregulación y la libertad de pensamiento y voluntad del paciente, mediante métodos experienciales y creativos.
La terapia Gestalt centra su atención en el momento presente: vivir en el pasado o en el futuro no te deja experimentar las sensaciones reales del aquí y ahora. Y es que la autoconciencia corporal y emocional tienen gran importancia ya que son las que guían al individuo hacia la comprensión de sí mismo en el momento en el que se encuentra, y es en ella en la que debe basarse para comprenderse a sí mismo, localizar su satisfacción en las distintas áreas de su vida y desde ahí, poder asumir y experimentar nuevas soluciones. El terapeuta no es una figura imperativa que le dice al paciente qué es lo que debería o no hacer, sino que actúa como guía y mediante la comunicación y el diálogo, así como empleando el vínculo de confianza, pretenderá que sea el propio paciente el que explore su experiencia en su totalidad, acompañándole en este camino. El modelo terapéutico se extiende a una auténtica filosofía de vida que enseña al paciente a percibir de una manera positiva su relación con el mundo, tomando conciencia de su responsabilidad sobre sus acciones y de cómo le afectan al integrar sus dimensiones sensoriales, afectivas, sociales, intelectuales y espirituales.
Guarda por tanto gran relación con la psicología humanista de Abraham Maslow y Carl Rogers, remarcando el hecho de que es muy difícil percibir la realidad tal y como es, en el momento presente y actual, de forma directa, ya que estamos muy influenciados por patrones de pensamiento impuestos o condicionados a otras etapas de nuestra vida. El individuo debe recorrer un camino en el que se preguntará por qué le ocurre lo que le ocurre, y el significado de sus vivencias, hasta llegar al conocimiento de sí mismo y de lo que puede hacer para cambiar su situación y enfocarla a lo que realmente quiere o desea, guiándose por sus propias emociones o experiencias emocionales en el aquí y ahora. El terapeuta humanista será su facilitador, y permitirá que sea el sujeto el que encuentre las respuestas que está buscando por sí mismo.
El psicoterapeuta de la Gestalt se ubicará al mismo nivel que el paciente, practicando una terapia empática que le entenderá no solo como psicólogo, sino como persona en la que se puede confiar, y le escuchará activamente sin juzgarle, comprendiéndole como ser humano integrado que es, con todas sus virtudes y defectos.
La transformación personal en el individuo, ocurre de forma paralela a la toma de conciencia de todo nuestro ser: observar el daño que nos hacemos, en base a nuestras decisiones, nuestro carácter, nuestro modo de comprender nuestra vida, hace que podamos parar y que busquemos realmente otra forma de relacionarnos con nosotros mismos y lo que nos rodea, basándonos en la confianza, el respeto y el amor, palabras que son muy necesarias para la transformación que propone la psicoterapia Gestalt.
La terapia Gestalt nos dice que es posible vivir con mayor transparencia, coherencia y bienestar, encontrando un profundo sentimiento de felicidad más allá de las circunstancias que nos toca vivir.
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Redactado por Chus Bravo, licenciada en psicología y psicóloga en Málaga.