Lunes, 18 de mayo de 2015
ecolon815
Psicología
Psicología
Los niños necesitan CREER que tienen un lugar en el AMOR y el DESEO de sus PADRES, cuidadores o figuras parentales para poder vivir. Lejos de lo que muchos piensan, la niñez no es una etapa libre de conflictos. Todo lo contrario, la niñez constituye una etapa de total DEPENDENCIA ante los padres y de una gran VULNERABILIDAD, ya que sin sus cuidados les sería imposible vivir. Alrededor de la figura de los padres, los niños van apropiándose de las características, gestos, creencias, valores e ideas desde las cuales se van a ir IDENTIFICANDO como seres humanos que forman parte de un grupo y una familia. ¿Por qué es tan importante proteger la niñez? Porque para un niño, su realidad se reduce a sus padres en la medida que aún no puede imaginar una vida o un mundo sin ellos. El niño necesita de una cierta consistencia en el cuidado e intercambios que le brindan sus padres para así poder adquirir cierta estabilidad emocional-psíquica, que le podrá ayudar a lograr predecir las consecuencias de sus actos, saber distribuir y manejar sus afectos de manera adecuada y desarrollar una mayor confianza. ¿PERO QUE OCURRE CUANDO ESE PADRE O ESA MADRE, QUE SE PERCIBE COMO UN IDOLO PARA ESE NIÑO, SE MUESTRA INCAPAZ DE DARLE UN LUGAR EN SU VIDA? Pues bien, la mayoría de los niños construyen a sus padres como sus ídolos, o sea, los idealizan al colocarlos en el lugar más alto del pedestal de la admiración. Por este motivo no es raro que nuestros hijos nos vean como seres gigantes, llenos de poderes y atributos sobrevalorados. Esto no resulta en algo negativo, pues todos los niños necesitan creer e identificarse con una figura adulta. Tampoco me malentiendan al creer que las desilusiones no van a formar parte de su vida, ya que en algún momento serán los propios niños quienes se percataran de nuestras propias CARENCIAS Y FALLAS. Lo que resulta verdaderamente TRISTE es cuando un niño, aún sin contar con los recursos psicológicos y emocionales necesarios para elaborar la idea que ni sus padres ni nadie resultan ser perfectos, tiene que callar y soportar en extrema soledad el choque con una verdad para la cual aún no está preparado. Entonces, lo terrible no resulta ser que el niño se percate por sí mismo, por medio de un PROCESO PSICOLOGICO, que su padre no es el Gran Hombre que pensaba, sino que esa figura endiosada (Padre) obligue a su hijo a desprenderse de su fantasía, de la idea que su padre es una figura a seguir, sin que cuente con los recursos simbólicos para poder tramitar esa pérdida.