Psicología
Muchas son las personas que sufren por mantener una relación de pareja con alguien “tóxico” o destructivo. En cada relación pueden darse matices diferentes, por ejemplo los comportamientos de celos suelen ser los más típicos, la necesidad de control y de manipulación emocional.
Hay quien, por diversos factores, presenta una mayor vulnerabilidad para entrar en una dinámica de relación totalmente dañina, donde incluso a veces puede darse el maltrato psicológico. No debemos normalizar determinados comportamientos o actitudes ante los que debemos poner límites y no permitir. Defender nuestros derechos personales es vital en estos casos, hemos de poner en práctica el respeto por uno mismo para que, en este caso, si nos encontramos con una pareja tóxica, podamos poner el límite adecuado. Este tipo de personas se van armando de poder al no defendernos, es decir, se aprovechan de la vulnerabilidad del otro para exigir lo que quieren, menospreciar, hacer sentir de menos y hacer creer que le necesitamos y dependemos de él o ella para ser alguien.
En este artículo destacamos algunas señales que podemos tener en cuenta sobre cómo actúan las personas tóxicas.
- Son controladoras con los horarios y quieren saber en todo momento dónde está el otro y qué está haciendo. A veces llegan a realizar numerosas preguntas y llamadas telefónicas o mensajes a fin de saber los planes de la persona a la que quieren controlar. Cuando se entra en esta dinámica, la víctima aprende a adelantarse para dar explicaciones de qué va a hacer o dónde se encuentra para evitar el “enfado” del controlador, y todo esto se vive con importante ansiedad.
- Son manipuladores emocionales y utilizan el chantaje para conseguir que el otro ceda a sus peticiones, de lo contrario se enfadan y suelen utilizar la amenaza.
- Infravaloran a la otra persona destacando los defectos y cosas negativas, incluso delante de los demás, y a las virtudes o aspectos positivos y logros les quitan importancia.
- Suelen buscar cualquier excusa para culpabilizar al otro de sus propios problemas, de esta manera no se responsabilizan de sus sentimientos exigiendo incluso una solución. Acusan al otro de ser mala pareja.
- No soportan que haya otras personas en las que el otro pueda tener confianza o llevarse bien porque temen perder su lugar.
- Utilizan la comparación con otras personas para hacer sentir mal o conseguir sus objetivos.
- De manera frecuente toma decisiones por el otro aunque no le haya pedido opinión, creen saber mejor lo que le conviene.
Podríamos añadir más actitudes controladoras a la lista que sin duda responden a un tipo de persona sin la capacidad de empatía y de tener en cuenta al otro, que no toleran que la otra persona tenga autonomía propia, etc.
Quien está sometido a un tipo de relación así lleva consigo un sufrimiento significativo donde termina haciendo cosas que no quiere y se esfuerza por complacer constantemente, incluso olvidándose de sí mismo. Esto indica, como antes mencionaba, una cierta vulnerabilidad o dificultades para defender los derechos propios, poner límites adecuados a los demás, baja autoestima, etc., y desemboca en importantes problemas de asertividad, ansiedad, un negativo autoconcepto y síntomas depresivos entre otros.
Autora: Marta Bermejo Victoriano, Psicóloga de Psicomaster