Jueves, 16 de febrero de 2017
PSITAM Espacio psicológico
- Granollers, (España)
Psicología
Frecuentemente, nuestro modo de pensar cotidiano se asemeja al que encontramos presente en la ansiedad y en trastornos del estado del ánimo como la depresión:
Llegamos a conclusiones negativas sin tener apenas pruebas en lugar de elegir pensamientos más positivos. Y es que entre los humanos existe la tendencia universal de aferrarnos a la primera explicación que se nos ocurre y no buscar otras explicaciones alternativas más favorables (pensamiento positivo).
En este caso que vino a consulta podemos observar cómo nuestro modo de pensar con frecuencia resulta disfuncional y puede provocarnos mucho sufrimiento sin fundamento.
Carla, una chica joven, guapa, que dirigía un centro de negocios, intentaba entender por sí misma por qué Tomás, su pareja, estaba en silencio todo el camino de vuelta de una fiesta a la que habían acudido juntos. Tomás era bastante hablador normalmente, ya que además era comercial. Cuando él no decía nada, Carla pensó automáticamente: “Tomás está callado…, debe de estar enfadado conmigo”. Al intentar leer la mente de Tomás (ERROR), Carla atribuyó su silencio a que estaba enfadado con ella.
Si sólo fuera eso, pero el razonamiento, lo que ella creía que pensaba y sentía Tomás, no acababa aquí. Carla continuó rumiando: “quizás he dicho o hecho algo que le ha ofendido”. Al creer en su propia mente que Tomás estaba molesto con ella, su mente anticipó lo peor: “Tomás seguirá enfadado conmigo y acabará rompiendo conmigo”. Entonces, se sintió muy triste por el pensamiento de verse sola y abandonada.
Pero Carla no estaba pensando acertadamente. Se quedó atrapada en unos pensamientos negativos y ficticios sobre la causa del silencio de Tomás y predicciones de futuro deprimentes. Otra persona, en el caso de Carla, podría simplemente haber pensado: “probablemente a Tomás se le pase esto en unos minutos”,éste es el pensamiento positivo, centado en la realidad y el momento presente.
La lectura o adivinación del pensamiento de otra persona tiene el inconveniente que podemos errar con mucha probabilidad y faltar a la verdad y esto puede ocasionar conflictos, malos entendidos, etc. Si Carla continúa imaginando, sacando conclusiones y anticipando puede sabotearse a sí misma ya que:
Lo que ocurrió a Carla es algo muy común. Sobre-interpretamos los pensamientos y sentimientos y deseos de otras personas y estas interpretaciones son más una proyección nuestra (reflejo de nuestros estados internos, miedos y expectativas) que evaluaciones precisas de la realidad.
En los trastornos como ansiedad y depresión estos errores interpretativos ocurren constantemente, manifestando una predisposición a realizar observaciones negativas a partir de conclusiones rápidas. Por ejemplo, una mujer deprimida puede interpretar la mirada de fatiga y cansancio de su marido como una señal de que está harto de ella. Un novio ansioso piensa ante un retraso de su pareja a una cita: “puede haberle pasado un accidente”. En ningún caso contemplan otra posibilidad o alternativa, un pensamiento positivo y realista: que el marido esté cansado o que la pareja sea impuntual.
Otro error que cometió Carla fue generalizar. Pasó de pensar: “Tomás está enfadado conmigo” a “Tomás siempre se enfada conmigo”. Luego siguió con una generalización mayor: “siempre ofendo a la gente” y esto le generó sentimientos depresivos. Estos pensamientos negativos la bloquearon e hirieron y luego ya no pudo plantearse explicaciones diferentes al silencio de Tomás. Entonces, pensar negativamente y de forma no realista le provocó tristeza y además la incapacitó para conversar con Tomás sobre el motivo de su silencio y el hipotético enfado.
Una mujer no tan sensible, con más seguridad en ella misma, actuaría en su situación de la siguiente forma: primero pensaría “¿Tomás está enfadado conmigo realmente justo ahora? Si es así, qué puedo hacer yo?” (pensamiento positivo: orientado a resolver el problema en lugar de rumiar sobre él). Pero en el caso de Carla, no pudo llegar a resolver su problema porque se precipitó generalizando que Tomás siempre estaba enfadado con ella y se concentró en que ella siempre ofendía a la gente. Esas ideas negativas la desviaron del problema inicial y real del momento: “¿por qué está en silencio Tomás?”. Así Carla saboteó la relación y a sí misma.
Por si fuera poco, aún continuó una dilatada rumiación mental que agravó el problema. Carla llegó a más conclusiones : “siempre ofendo a la gente porque no soy atenta”. Este pensamiento pese a su irrealidad impide ver la verdad. Y puede derivar en más conclusiones como la que siguió Carla: “dado que no soy atenta, nadie me querrá y estaré sola siempre”. En ese momento ya no sólo podía alejar a su pareja sino también deprimirse.
Carla estaba haciendo una elección al decidir rumiar negativamente en lugar de pensar constructivamente, trabajar el pensamiento positivo, enfocándose en el presente, en los aspectos positivos del momento y de ella misma, y en resolver el hipotético problema.
En resumen, Carla pasó de una observación objetiva de que Tomás estaba callado a un monólogo interior negativo de ella misma –“no soy atenta” y una predicción de futuro deprimente “siempre estaré sola”.
En definitiva, llegamos a conclusiones a partir de señales y éstas sólo son porciones de datos. Para transformar esa información en comprensible le otorgamos un significado según nuestra propia percepción, modo de pensar, subjetividad del ánimo, etc.
Así pues, deberíamos detenernos antes de llegar a conclusiones y evaluar todos los hechos en una situación dada, pero normalmente nos lanzamos a explicaciones inmediatas y eso nos puede acarrear grandes quebraderos de cabeza: podemos leer rechazo erróneamente cuando un amigo está distraído, podemos creer que alguien está enfadado con nosotros cuando en realidad está tenso o ansioso.
Psicología
Frecuentemente, nuestro modo de pensar cotidiano se asemeja al que encontramos presente en la ansiedad y en trastornos del estado del ánimo como la depresión:
Llegamos a conclusiones negativas sin tener apenas pruebas en lugar de elegir pensamientos más positivos. Y es que entre los humanos existe la tendencia universal de aferrarnos a la primera explicación que se nos ocurre y no buscar otras explicaciones alternativas más favorables (pensamiento positivo).
En este caso que vino a consulta podemos observar cómo nuestro modo de pensar con frecuencia resulta disfuncional y puede provocarnos mucho sufrimiento sin fundamento.
La voz del pensamiento negativo
Carla, una chica joven, guapa, que dirigía un centro de negocios, intentaba entender por sí misma por qué Tomás, su pareja, estaba en silencio todo el camino de vuelta de una fiesta a la que habían acudido juntos. Tomás era bastante hablador normalmente, ya que además era comercial. Cuando él no decía nada, Carla pensó automáticamente: “Tomás está callado…, debe de estar enfadado conmigo”. Al intentar leer la mente de Tomás (ERROR), Carla atribuyó su silencio a que estaba enfadado con ella.
Si sólo fuera eso, pero el razonamiento, lo que ella creía que pensaba y sentía Tomás, no acababa aquí. Carla continuó rumiando: “quizás he dicho o hecho algo que le ha ofendido”. Al creer en su propia mente que Tomás estaba molesto con ella, su mente anticipó lo peor: “Tomás seguirá enfadado conmigo y acabará rompiendo conmigo”. Entonces, se sintió muy triste por el pensamiento de verse sola y abandonada.
Pero Carla no estaba pensando acertadamente. Se quedó atrapada en unos pensamientos negativos y ficticios sobre la causa del silencio de Tomás y predicciones de futuro deprimentes. Otra persona, en el caso de Carla, podría simplemente haber pensado: “probablemente a Tomás se le pase esto en unos minutos”,éste es el pensamiento positivo, centado en la realidad y el momento presente.
Adivinación del pensamiento
La lectura o adivinación del pensamiento de otra persona tiene el inconveniente que podemos errar con mucha probabilidad y faltar a la verdad y esto puede ocasionar conflictos, malos entendidos, etc. Si Carla continúa imaginando, sacando conclusiones y anticipando puede sabotearse a sí misma ya que:
- se puede retraer y sentir rabia hacia Tomás por enfadarse con ella
- tristeza porque en su mente él la va a dejar…
- puede crear una discusión si decide increpar a Tomás ya que éste quedaría sorprendido de esa reacción y podría provocar su enfado de verdad hacia ella
Lo que ocurrió a Carla es algo muy común. Sobre-interpretamos los pensamientos y sentimientos y deseos de otras personas y estas interpretaciones son más una proyección nuestra (reflejo de nuestros estados internos, miedos y expectativas) que evaluaciones precisas de la realidad.
En los trastornos como ansiedad y depresión estos errores interpretativos ocurren constantemente, manifestando una predisposición a realizar observaciones negativas a partir de conclusiones rápidas. Por ejemplo, una mujer deprimida puede interpretar la mirada de fatiga y cansancio de su marido como una señal de que está harto de ella. Un novio ansioso piensa ante un retraso de su pareja a una cita: “puede haberle pasado un accidente”. En ningún caso contemplan otra posibilidad o alternativa, un pensamiento positivo y realista: que el marido esté cansado o que la pareja sea impuntual.
Cómo reaccionar en una situación similar a la de Carla
Otro error que cometió Carla fue generalizar. Pasó de pensar: “Tomás está enfadado conmigo” a “Tomás siempre se enfada conmigo”. Luego siguió con una generalización mayor: “siempre ofendo a la gente” y esto le generó sentimientos depresivos. Estos pensamientos negativos la bloquearon e hirieron y luego ya no pudo plantearse explicaciones diferentes al silencio de Tomás. Entonces, pensar negativamente y de forma no realista le provocó tristeza y además la incapacitó para conversar con Tomás sobre el motivo de su silencio y el hipotético enfado.
Una mujer no tan sensible, con más seguridad en ella misma, actuaría en su situación de la siguiente forma: primero pensaría “¿Tomás está enfadado conmigo realmente justo ahora? Si es así, qué puedo hacer yo?” (pensamiento positivo: orientado a resolver el problema en lugar de rumiar sobre él). Pero en el caso de Carla, no pudo llegar a resolver su problema porque se precipitó generalizando que Tomás siempre estaba enfadado con ella y se concentró en que ella siempre ofendía a la gente. Esas ideas negativas la desviaron del problema inicial y real del momento: “¿por qué está en silencio Tomás?”. Así Carla saboteó la relación y a sí misma.
Por si fuera poco, aún continuó una dilatada rumiación mental que agravó el problema. Carla llegó a más conclusiones : “siempre ofendo a la gente porque no soy atenta”. Este pensamiento pese a su irrealidad impide ver la verdad. Y puede derivar en más conclusiones como la que siguió Carla: “dado que no soy atenta, nadie me querrá y estaré sola siempre”. En ese momento ya no sólo podía alejar a su pareja sino también deprimirse.
Carla estaba haciendo una elección al decidir rumiar negativamente en lugar de pensar constructivamente, trabajar el pensamiento positivo, enfocándose en el presente, en los aspectos positivos del momento y de ella misma, y en resolver el hipotético problema.
En resumen, Carla pasó de una observación objetiva de que Tomás estaba callado a un monólogo interior negativo de ella misma –“no soy atenta” y una predicción de futuro deprimente “siempre estaré sola”.
En definitiva, llegamos a conclusiones a partir de señales y éstas sólo son porciones de datos. Para transformar esa información en comprensible le otorgamos un significado según nuestra propia percepción, modo de pensar, subjetividad del ánimo, etc.
Así pues, deberíamos detenernos antes de llegar a conclusiones y evaluar todos los hechos en una situación dada, pero normalmente nos lanzamos a explicaciones inmediatas y eso nos puede acarrear grandes quebraderos de cabeza: podemos leer rechazo erróneamente cuando un amigo está distraído, podemos creer que alguien está enfadado con nosotros cuando en realidad está tenso o ansioso.