Miércoles, 08 de enero de 2014
Alejandra Fernández
- Hermosillo, (México)
Psicología
Psicología
Cuando una persona agrede a otra de manera repetitiva y con la intención de dañarle o molestarle, se le llama maltrato; cuando ocurre en la escuela, se denomina bullying o acoso escolar.
El agresor acosa a la víctima en lugares como, los baños, pasillos, en el comedor, en el patio, llevando a cabo sus acciones durante la ausencia de mayores.
El acoso escolar no es un problema nuevo ni aislado, y lo primero que hay que hacer en estos casos es identificar a la víctima y al agresor. Y tener en cuenta que ambos sufren, y por lo tanto, necesitan ayuda.
Pero la verdad es, que no resulta fácil para los padres conocer este tipo de “problema”, porque generalmente, él niño intenta por todos los medios a su alcance, que el asunto pase “desapercibido”. Tiene mucho miedo a su agresor, y piensa que si dice algo en casa, las represalias del agresor serán aun mayores.
La víctima de bullying
Frecuentemente, las víctimas son niños poco sociables, sensibles y frágiles, y que no saben protestar por vergüenza, siendo entonces afectados en gran medida por las amenazas y agresiones.
Como padres debemos estar atentos a las siguientes señales de alarma:
1. Comportamiento. Cuando un menor sufre acoso escolar tiende a presentar cambios en su comportamiento y en su humor, surgen sentimientos de tristeza, llanto e irritabilidad, además de pesadillas y falta de apetito.
2. Dolores. Uno de los síntomas más recurrentes cuando un niño es víctima suele ser la presencia de dolor de cabeza o de estomago, o bien, presenta vómito.
3. Distracción. La pérdida de pertenencias escolares o personales como lentes, mochila, libros o uniforme roto son frecuentes.
4. Evidencias de violencia física. Golpes, hematomas o rasguños se hacen presentes y el niño sostiene que éstos se deben a caídas o accidentes.
5. Aislamiento. Evita salir de casa, no muestra interés por relacionarse con sus compañeros, se niega a salir a paseos o visitas escolares, se niega a asistir a la escuela o insiste en entrar o salir acompañado, el niño puede ser víctima de acoso escolar.
6. Rendimiento escolar. El rendimiento escolar de una víctima tiende a variar, pues se presenta la pérdida de concentración.
Cuando los padres observen que sus hijos manifiestan simultáneamente alguno de los síntomas presentados, probablemente están siendo víctimas de acoso escolar.
Debemos ser cuidadosos en aconsejar a nuestros hijos para evitar el bullying:
devolver la agresión sólo genera más violencia.
El agresor acosa a la víctima en lugares como, los baños, pasillos, en el comedor, en el patio, llevando a cabo sus acciones durante la ausencia de mayores.
El acoso escolar no es un problema nuevo ni aislado, y lo primero que hay que hacer en estos casos es identificar a la víctima y al agresor. Y tener en cuenta que ambos sufren, y por lo tanto, necesitan ayuda.
Pero la verdad es, que no resulta fácil para los padres conocer este tipo de “problema”, porque generalmente, él niño intenta por todos los medios a su alcance, que el asunto pase “desapercibido”. Tiene mucho miedo a su agresor, y piensa que si dice algo en casa, las represalias del agresor serán aun mayores.
La víctima de bullying
Frecuentemente, las víctimas son niños poco sociables, sensibles y frágiles, y que no saben protestar por vergüenza, siendo entonces afectados en gran medida por las amenazas y agresiones.
Como padres debemos estar atentos a las siguientes señales de alarma:
1. Comportamiento. Cuando un menor sufre acoso escolar tiende a presentar cambios en su comportamiento y en su humor, surgen sentimientos de tristeza, llanto e irritabilidad, además de pesadillas y falta de apetito.
2. Dolores. Uno de los síntomas más recurrentes cuando un niño es víctima suele ser la presencia de dolor de cabeza o de estomago, o bien, presenta vómito.
3. Distracción. La pérdida de pertenencias escolares o personales como lentes, mochila, libros o uniforme roto son frecuentes.
4. Evidencias de violencia física. Golpes, hematomas o rasguños se hacen presentes y el niño sostiene que éstos se deben a caídas o accidentes.
5. Aislamiento. Evita salir de casa, no muestra interés por relacionarse con sus compañeros, se niega a salir a paseos o visitas escolares, se niega a asistir a la escuela o insiste en entrar o salir acompañado, el niño puede ser víctima de acoso escolar.
6. Rendimiento escolar. El rendimiento escolar de una víctima tiende a variar, pues se presenta la pérdida de concentración.
Cuando los padres observen que sus hijos manifiestan simultáneamente alguno de los síntomas presentados, probablemente están siendo víctimas de acoso escolar.
Debemos ser cuidadosos en aconsejar a nuestros hijos para evitar el bullying:
devolver la agresión sólo genera más violencia.