Lunes, 23 de enero de 2017
PSITAM Espacio psicológico
- Granollers, (España)
Psicología
Después de una ruptura de pareja, se despliega un abanico de emociones de mucha intensidad. Rabia, confusión, duda, melancolía, tristeza…
A corto, medio y a largo plazo puede aparece un conflicto….se nos presenta la duda de si seguimos enamorad@s de esa persona. En nuestras conversaciones con alguien que nos escuche y apoye podemos dejar caer comentarios como: “¡aún le quiero…!”, “a pesar de todo, aún siento algo por él”, etc.
La razón es que no somos de piedra. Hemos transcurrido un trecho largo o corto de nuestra vida con una persona al lado, con quien compartimos todo o casi todo. No es cualquier cosa.
Nos podemos encontrar en:
Aquí el peligro es dejarnos llevar por este bombardeo de imágenes cargadas de emociones ya que podemos caer en la tentación de reanudar la relación, de buscar de nuevo a la persona, etc. Debemos detener nuestros deseos y ser objetivos.
La calma se encuentra detrás de la tormenta de autorreproches, y de los sentimientos de culpa o de víctima.
Para cruzar esta tormenta, hay que remar. Remar consiste en agradecer lo vivido y con quién lo hemos vivido, superar el pasado. Remar es ser libre para seguir avanzando. Podemos elegir nuevos caminos .
Equivocarnos o no es lo mismo. Gracias a estas experiencias, como la ruptura de pareja, nos conocemos más a nosotros mismos y estamos más preparados para los retos de la vida.
Cada persona es un mundo, hay quien puede superar más rápidamente una ruptura que otros. En ocasiones, el sufrimiento es de tanto impacto que se precisa ayuda psicológica para entender qué ocurre y superarlo.
La ruptura de pareja forma parte de los riesgos de vivir: hemos amado y hemos aprendido.
Si estás teniendo problemas en alguna etapa de el proceso natural de duelo o deseas una orientación siempre puedes pedir ayuda psicológica.
Psicología
Efectos emocionales de la ruptura de pareja
Sentir emociones positivas de melancolía o cariño por una ex pareja nos confunde: “¿después de todo lo que ha pasado, cómo es que le añoro…?”
Después de una ruptura de pareja, se despliega un abanico de emociones de mucha intensidad. Rabia, confusión, duda, melancolía, tristeza…
A corto, medio y a largo plazo puede aparece un conflicto….se nos presenta la duda de si seguimos enamorad@s de esa persona. En nuestras conversaciones con alguien que nos escuche y apoye podemos dejar caer comentarios como: “¡aún le quiero…!”, “a pesar de todo, aún siento algo por él”, etc.
La razón es que no somos de piedra. Hemos transcurrido un trecho largo o corto de nuestra vida con una persona al lado, con quien compartimos todo o casi todo. No es cualquier cosa.
Nos podemos encontrar en:
Diferentes situaciones después de una ruptura de pareja:
- Conocemos en profundidad y amamos a la expareja, pero éste/a es incompatible con nosotros en cuanto a modelo de pareja deseado, tipo de personalidad, etc, y decidimos romper. Aún hay amor pero el caminar juntos no es viable
- No sentimos amor, sino apego. Mucho tiempo cerca de alguien puede hacer que experimentemos su ausencia como una droga: nos habíamos habituado y ahora ya no lo tenemos
- Nos recreamos sólo en lo bonito de la relación. Los recuerdos de la relación al comienzo son desagradables (esto nos ayuda a tomar la decisión de romper la relación). Después de un tiempo prudencial, nuestra mente escoge evocar a la memoria los recuerdos más bien positivos y dulces (del inicio de la relación, los momentos bonitos, etc).
Aquí el peligro es dejarnos llevar por este bombardeo de imágenes cargadas de emociones ya que podemos caer en la tentación de reanudar la relación, de buscar de nuevo a la persona, etc. Debemos detener nuestros deseos y ser objetivos.
- Debemos ser conscientes que nos enfrentaremos al miedo a la soledad y al cambio, pero no por ello hay que retroceder.
- En ocasiones, nos arrollarán los recuerdos y nostalgia, pero si nos aferramos a lo viejo, lo nuevo no podrá nacer.
La calma se encuentra detrás de la tormenta de autorreproches, y de los sentimientos de culpa o de víctima.
Para cruzar esta tormenta, hay que remar. Remar consiste en agradecer lo vivido y con quién lo hemos vivido, superar el pasado. Remar es ser libre para seguir avanzando. Podemos elegir nuevos caminos .
Equivocarnos o no es lo mismo. Gracias a estas experiencias, como la ruptura de pareja, nos conocemos más a nosotros mismos y estamos más preparados para los retos de la vida.
Cómo superar la ruptura de pareja
- Implícate en planes y actividades con amistades. Busca el apoyo que te brindan. Permítete divertirte y llenarte de emociones positivas
- Vuelve a sentirte sexy y bonita. Mima tu cuerpo alimentándote bien, nutriéndolo con cuidados, arréglate para ti misma, hazte algún auto-regalo…
- Viaja y conoce nuevos territorios. Lánzate a la aventura, visita algún amigo que viva en otro país o región…abre tu mente y ve que el mundo continúa… regocíjate en la belleza de otra cultura y de sus gentes…
- Conecta con la naturaleza y otros seres vivos. Observar la característica fuerte y regeneradora de la naturaleza nos puede ayudar a cicatrizar mejor nuestro propio dolor. El contacto con animales también puede servirnos como vehículos para canalizar nuestras emociones
Cada persona es un mundo, hay quien puede superar más rápidamente una ruptura que otros. En ocasiones, el sufrimiento es de tanto impacto que se precisa ayuda psicológica para entender qué ocurre y superarlo.
En resumen,
La ruptura de pareja forma parte de los riesgos de vivir: hemos amado y hemos aprendido.
Si estás teniendo problemas en alguna etapa de el proceso natural de duelo o deseas una orientación siempre puedes pedir ayuda psicológica.