Miércoles, 23 de abril de 2014
Anaïs Ciprián ·Psicología Breve ·BCN
- Barcelona, (España)
Psicología
Psicología
Dejar marchar aquello que nos duele
Cuando hemos sufrido alguna pérdida, la que sea, no tiene porque ser pérdida física por la muerte de un ser querido, sino una simple pérdida de algo o de alguien que es importante para nosotros.. ¿Qué pasamos?
Cuando perdemos a ese alguien que ha sido importante pasamos lo que se llama un proceso de duelo. Hay duelos más o menos largos, esto dependerá de muchas variables: de qué es lo que hemos perdido y cuán importante era para nosotros, de experiencias vitales previas, de nuestros recursos, del momento del ciclo vital que nos encontramos, de nuestra maduración emocional en esa área concreta… y podría seguir con una larga lista.
Lo que sí que sabemos es que pasar un duelo, duele y mucho. Es por esto que mucha gente no lo quiere pasar y evita el sentir ese dolor.
Al evitar sentir ese dolor, hacemos que el proceso se retrase, nada más. No hacemos que desaparezca como por arte de magia, no hacemos que no vaya a volver. No podemos hacer nada para evitarlo, tarde o temprano viene y a veces viene cuando teóricamente estamos bien, y no lo entendemos.
Siempre digo que un duelo no elaborado es como una sombra negra que te acompaña, y que siempre está ahí aunque tú pretendas ignorarla, pero sea como sea, la sientes.. ¿cómo? A través de la Apatía, es desánimo y no saber por qué, un vacío, un dolor en el pecho. Eso que sentimos a nivel anímico y a nivel físico, es esa sombra, que nos persigue y nos está diciendo que algo no está bien.
Lo que normalmente se hace, cuando uno está mal, es hacer muchas cosas. Es algo socialmente extendido, esto es lo que nos aconseja nuestro entorno: “sal, lo peor que puedes hacer es quedarte en casa”, “diviértete”, “no llores, no se lo merece”, “ tu lo que tienes que hacer ahora es….”, etc..
¿Te suenan estos consejos? Sí, a mí también me lo han dicho y hace mucho tiempo, yo también los decía.
En realidad, cuando la gente nos dice estas cosas (o cuando las decimos), no son conscientes de que no, no nos sirve para calmarnos ese dolor. Ese dolor no se calma con hacer muchas cosas. Es más, muchas veces nos sentimos incomprendidos, ya que eso no es lo que necesitamos aunque al final lo hagamos, porque es lo que normalmente se hace.
¿Tienes una idea de cómo se deja de sentir ese dolor?
Dejarás de sentir ese dolor cuando le permitas entrar, cuando por fin, decidas atravesarlo, cuando finalmente, le des el sitio que se merece, porque si, se lo merece. ¿O acaso esa pérdida de alguien o algo, no se merece que le dediques ese tiempo? No importa lo que haya pasado, o si se ha acabado mal, o si te ha hecho mucho daño y no se merece estar contigo.. ¿Por qué no importa? Porque simplemente ha sido importante para ti, y ha tenido un lugar en tu corazón.
La sensación que se tiene ante cualquier pérdida, es una sensación de vacío, como si te hubieran arrancado un trozo y ese vacío que queda es imposible de rellenar. Es por esto que intentamos rellenarlo haciendo cosas, comprando cosas, quedando con gente, conociendo a personas nuevas.. pero… aún así.. no se rellena, verdad? Es como poner un parche detrás de otro, mal pegados que al ratito ya se han caído y hay que ir poniendo más y más.
Como ya he comentado, y según tanto mi propia experiencia personal como profesional, la única manera de dejar sentir dolor, es atravesándolo. Es doloroso, si, pero necesario sino queremos alargar lo inevitable y sentir esa sombra negra detrás nuestro.
No hace falta estar todo el día mal, todo el día como un alma en pena, pero si hay que dejarle un espacio y un tiempo, sólo así se podrá sanar la herida, marchar el dolor, cerrar capítulo y dejar paso a una nueva etapa.
Anaïs Ciprián
Colegiada núm. 20169
www.psicologiabreve.es
Cuando hemos sufrido alguna pérdida, la que sea, no tiene porque ser pérdida física por la muerte de un ser querido, sino una simple pérdida de algo o de alguien que es importante para nosotros.. ¿Qué pasamos?
Cuando perdemos a ese alguien que ha sido importante pasamos lo que se llama un proceso de duelo. Hay duelos más o menos largos, esto dependerá de muchas variables: de qué es lo que hemos perdido y cuán importante era para nosotros, de experiencias vitales previas, de nuestros recursos, del momento del ciclo vital que nos encontramos, de nuestra maduración emocional en esa área concreta… y podría seguir con una larga lista.
Lo que sí que sabemos es que pasar un duelo, duele y mucho. Es por esto que mucha gente no lo quiere pasar y evita el sentir ese dolor.
Al evitar sentir ese dolor, hacemos que el proceso se retrase, nada más. No hacemos que desaparezca como por arte de magia, no hacemos que no vaya a volver. No podemos hacer nada para evitarlo, tarde o temprano viene y a veces viene cuando teóricamente estamos bien, y no lo entendemos.
Siempre digo que un duelo no elaborado es como una sombra negra que te acompaña, y que siempre está ahí aunque tú pretendas ignorarla, pero sea como sea, la sientes.. ¿cómo? A través de la Apatía, es desánimo y no saber por qué, un vacío, un dolor en el pecho. Eso que sentimos a nivel anímico y a nivel físico, es esa sombra, que nos persigue y nos está diciendo que algo no está bien.
Lo que normalmente se hace, cuando uno está mal, es hacer muchas cosas. Es algo socialmente extendido, esto es lo que nos aconseja nuestro entorno: “sal, lo peor que puedes hacer es quedarte en casa”, “diviértete”, “no llores, no se lo merece”, “ tu lo que tienes que hacer ahora es….”, etc..
¿Te suenan estos consejos? Sí, a mí también me lo han dicho y hace mucho tiempo, yo también los decía.
En realidad, cuando la gente nos dice estas cosas (o cuando las decimos), no son conscientes de que no, no nos sirve para calmarnos ese dolor. Ese dolor no se calma con hacer muchas cosas. Es más, muchas veces nos sentimos incomprendidos, ya que eso no es lo que necesitamos aunque al final lo hagamos, porque es lo que normalmente se hace.
¿Tienes una idea de cómo se deja de sentir ese dolor?
Dejarás de sentir ese dolor cuando le permitas entrar, cuando por fin, decidas atravesarlo, cuando finalmente, le des el sitio que se merece, porque si, se lo merece. ¿O acaso esa pérdida de alguien o algo, no se merece que le dediques ese tiempo? No importa lo que haya pasado, o si se ha acabado mal, o si te ha hecho mucho daño y no se merece estar contigo.. ¿Por qué no importa? Porque simplemente ha sido importante para ti, y ha tenido un lugar en tu corazón.
La sensación que se tiene ante cualquier pérdida, es una sensación de vacío, como si te hubieran arrancado un trozo y ese vacío que queda es imposible de rellenar. Es por esto que intentamos rellenarlo haciendo cosas, comprando cosas, quedando con gente, conociendo a personas nuevas.. pero… aún así.. no se rellena, verdad? Es como poner un parche detrás de otro, mal pegados que al ratito ya se han caído y hay que ir poniendo más y más.
Como ya he comentado, y según tanto mi propia experiencia personal como profesional, la única manera de dejar sentir dolor, es atravesándolo. Es doloroso, si, pero necesario sino queremos alargar lo inevitable y sentir esa sombra negra detrás nuestro.
No hace falta estar todo el día mal, todo el día como un alma en pena, pero si hay que dejarle un espacio y un tiempo, sólo así se podrá sanar la herida, marchar el dolor, cerrar capítulo y dejar paso a una nueva etapa.
Anaïs Ciprián
Colegiada núm. 20169
www.psicologiabreve.es