Psicología Terapias
¿Os acordáis cuando teníais que esperar una semana para ver el capítulo de la serie que os gustaba? ¿Cuándo llamabais a un amigo/a o pareja y como no estaba en casa, teníais que esperar que os devolviera la llamada quizás durante horas?
El mundo ha evolucionado y cada vez tenemos a nuestro alcance aquello que necesitamos, nos gusta o queremos en un menor espacio de tiempo. Si quiero hablar con alguien, le llamo al móvil, le escribo un WhatsApp, etc. Si quiero ver una serie o escuchar una canción concreta, aprovecho las diferentes webs y/o aplicaciones que me lo permiten. Todo está a nuestro alcance. Sin embargo, ¿qué sucede cuando nos toca esperar?
Tanta inmediatez nos está impidiendo que aprendamos a esperar, creando una especie de sensación de impaciencia ante cualquier situación que requiera tiempo. Queremos soluciones ya, inmediatas, de fácil acceso y con el mínimo esfuerzo. No obstante, no siempre es posible.
Por ello mismo, cuando la impaciencia y/o la urgencia te supera puede ser conveniente plantearse y reflexionar sobre las siguientes preguntas:
- ¿Es necesario tener una respuesta hoy mismo? Si no la tengo, ¿qué pasaría? ¿Sería tan horrible? ¿Qué beneficio obtengo por no esperar? ¿Y si espero?
- ¿Depende solo de mí o de otra persona? ¿Qué quiere o necesita la otra persona, espacio, tiempo, silencio, etc? ¿Soy capaz de dárselo?, Si no puedo, ¿qué opciones tengo para permitirle el espacio, tiempo, silencio que necesita?
- ¿Hay algo que pueda hacer para minimizar mi impaciencia? Respirar, relajarme, hacer algún deporte,…
- ¿Puedo aprovechar este tiempo que me proporcionan para algo? ¿En que me gustaría invertir ese tiempo?
- ¿Vale la pena para mi aquello que estoy esperando?
Asimismo, además de esos momentos en que la impaciencia nos superar hasta niveles que solo uno mismo conoce, es importante entrenar en el día a día nuestra capacidad de esperar. Es necesario aprender a dejar que las diferentes cosas fluyan sin apretar el acelerador. Con pequeños gestos en nuestro día a día, podemos trabajar para fortalecer nuestra paciencia:
- Darnos un/os día/s de margen para comprarnos aquello que queríamos.
- No mirar el móvil urgentemente cada vez que suena si en ese momento no correspondería.
- Dejar algunos temas para más tarde y ver si luego son tan importantes.
- Esperar en la cola del mercado, en lugar de irnos a comprar a otro lugar o dejarlo para otro día si hay mucha cola.
- Dejar que los niños se tomen su tiempo en hacer las cosas, cuando es posible, en lugar de presionar para que hagan las cosas a nuestro ritmo.
- Esperar uno o dos días antes de tomar una decisión importante, controlar el impulso y reflexionarla bien.
- …
Las relaciones personales, las terapias, la realización de un proyecto, son ejemplos de situaciones que requieren tener paciencia. Por ello mismo, aunque la sociedad cambie en algunos aspectos, existen momentos en los que por más que una persona quiera correr, existen elementos que requieren un tiempo y hemos de aprender a vivir tranquilamente con ello, así que contra antes lo hagamos mejor.
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