Viernes, 05 de time.september de 2014
Eduard Hervàs, psicòleg
- Alzira, (España)
Psicología
Psicología
EMPIEZA UN NUEVO CURSO Y CONTINÚAN CRECIENDO
Ha pasado el verano y, como cada septiembre, se inicia un nuevo curso escolar. Este año, según parece, unos días antes y un poco más complicado por algunas decisiones de los responsables políticos, la crisis económica, la falta de becas, etc.
Miles y miles de niñas, niños y adolescentes vuelven a la escuela y al Instituto. Algunos será la primera vez que van, o habrán cambiado de etapa (de Educación Infantil a Primaria o a Secundaria), de centro, de profesorado, con nuevos amigos y compañeros...
De alguna manera, un nuevo curso es siempre un sinfín de novedades para el alumnado y para las familias, que tendrán que aprender y aceptar las reglas que conforman las relaciones entre iguales, con el sistema o con el profesorado.
Cómo todos los años, las madres y padres de los más pequeños –normalmente, las madres- estarán muy pendientes de lo que los pasa o les tendría que pasar y van regulando de alguna manera los contactos con los maestros. Si los pequeños van aprendiendo, curso a curso, a ir al colegio, una buena parte de las familias parece que van aprendiendo también a dejar de relacionarse con la escuela y el profesorado, y es una lástima.
Las familias se habrán gastado unos centenares de euros en los libros, cuadernos, libretas y otros complementos y después los hijos e hijas deberán llevarlo, día a día, mañana y tarde, en su correspondiente mochila que, teóricamente, no debería pesar más del 10% del peso del escolar. Si no han empezado a trabajar con la tablet u ordenador en el Instituto o en el Colegio.
Y pronto vendrán los deberes, aquellas tareas directamente impuestas cada día por el profesorado al alumnado y que son martirio cotidiano para alumnado y su familia, sin que se haya llegado a demostrar en ningún lugar que sirvan para aprender más de lo que se aprende en la clase.
Surgirán los conflictos ala hora de acostarse por la noche y levantarse de la cama a hora, entre semana y sábados y domingos, y habrán debido de controlar las actividades de pantalla -tele, internet, teléfonos, tablets- para que no interfieran demasiado en la vida familiar y escolar. Y quizás todavía quieran jugar, si es que han llegado a aprender y todavía no lo han olvidado.
Con todo este panorama, qué pueden hacer las madres y padres para que hijas e hijos saquen el mayor provecho de los meses del curso que empieza?
DIEZ PUNTOS A TENER EN CUENTA
Dejadme, únicamente que haga algunas propuestas para que las debatan el padre y la madre, a solas o en compañía de otros con los mismos intereses educativos, y las ponen en práctica. O, al menos, que sirvan para iniciar una reflexión personal o como punto inicial de debate.
CRECER Y HACER CRECER
Si la madre y el padre tienen en cuenta estos puntos y toman la costumbre de ir poniéndolos en práctica desde que los hijos e hijas son pequeños, habrá muchas posibilidades de que tengan unos comportamientos adecuados cuando vayan creciente. También pueden ir lográndolos si no los han puesto en práctica desde el principio; todo es darse cuenta, tomar conciencia y ponerse a la tarea.
Se necesita tiempo y dedicación, pero esto es ser padre y madre, dedicarse desde que los hijos e hijas nacen hasta que puedan ser autónomos y responsables de ellos mismos e independientes en la vida. Esto es crecer, y hacer crecer.
Eduard Hervàs
Psicólogo Clínico
@psicofamilia
Ha pasado el verano y, como cada septiembre, se inicia un nuevo curso escolar. Este año, según parece, unos días antes y un poco más complicado por algunas decisiones de los responsables políticos, la crisis económica, la falta de becas, etc.
Miles y miles de niñas, niños y adolescentes vuelven a la escuela y al Instituto. Algunos será la primera vez que van, o habrán cambiado de etapa (de Educación Infantil a Primaria o a Secundaria), de centro, de profesorado, con nuevos amigos y compañeros...
De alguna manera, un nuevo curso es siempre un sinfín de novedades para el alumnado y para las familias, que tendrán que aprender y aceptar las reglas que conforman las relaciones entre iguales, con el sistema o con el profesorado.
Cómo todos los años, las madres y padres de los más pequeños –normalmente, las madres- estarán muy pendientes de lo que los pasa o les tendría que pasar y van regulando de alguna manera los contactos con los maestros. Si los pequeños van aprendiendo, curso a curso, a ir al colegio, una buena parte de las familias parece que van aprendiendo también a dejar de relacionarse con la escuela y el profesorado, y es una lástima.
Las familias se habrán gastado unos centenares de euros en los libros, cuadernos, libretas y otros complementos y después los hijos e hijas deberán llevarlo, día a día, mañana y tarde, en su correspondiente mochila que, teóricamente, no debería pesar más del 10% del peso del escolar. Si no han empezado a trabajar con la tablet u ordenador en el Instituto o en el Colegio.
Y pronto vendrán los deberes, aquellas tareas directamente impuestas cada día por el profesorado al alumnado y que son martirio cotidiano para alumnado y su familia, sin que se haya llegado a demostrar en ningún lugar que sirvan para aprender más de lo que se aprende en la clase.
Surgirán los conflictos ala hora de acostarse por la noche y levantarse de la cama a hora, entre semana y sábados y domingos, y habrán debido de controlar las actividades de pantalla -tele, internet, teléfonos, tablets- para que no interfieran demasiado en la vida familiar y escolar. Y quizás todavía quieran jugar, si es que han llegado a aprender y todavía no lo han olvidado.
Con todo este panorama, qué pueden hacer las madres y padres para que hijas e hijos saquen el mayor provecho de los meses del curso que empieza?
DIEZ PUNTOS A TENER EN CUENTA
Dejadme, únicamente que haga algunas propuestas para que las debatan el padre y la madre, a solas o en compañía de otros con los mismos intereses educativos, y las ponen en práctica. O, al menos, que sirvan para iniciar una reflexión personal o como punto inicial de debate.
- Hay que ir a la escuela, conocer el tutor o tutora de los hijos y anotar en el calendario o en la agenda del móvil las fechas para reunirse periódicamente, sin esperar a que los maestros llamen cuando hay problemas. Y hablar, también, cuando las cosas van bien y para que vayan mejor.
- Tendrían que poner un tiempo máximo para hacer los deberes en casa: entre 20 minutos los más pequeños a hora y media los más mayores. Y si no los hacen, que se las arreglen con el profesorado. Lo mejor sería negociar con el tutor o tutora y acordar que, si no hay deberes, mejor.
- Es importante establecer las tareas que deben realizar en casa los hijos o hijas, desde pequeños. Tanto las que son responsabilidad suya (habitación, juguetes, ropa, libros....) como la participación en las que son familiares y exigir que lo hagan.
- El padre y la madre tendrían que programarse un tiempo diario para hablar sobre los hijos, cuando los hijos no estén delante. Si no puede ser a diario que sea día-si-día-no un poco más largo. Y que todo lo que les digan o les hagan hacer o no hacer sea siempre en nombre de los dos.
- También, cada padre o madre tendría que encontrar unos minutos al díapara hablar, jugar, pasear, hacer trabajos manuales o explorar la internet con cada uno de sus hijos. Y el fin de semana un poco más, a solas y todos juntos.
- Se deben facilitar a los pequeños y mayores experiencias interesantes, actividades donde aprendan otras cosas de las que no se aprenden en la escuela: deportes diferentes y alternativos, colecciones, trabajos manuales, ayuda a otras personas...
- Deberían plantearse y conseguir limitar el tiempo diario y semanal de actividades con las pantallas y pantallitas. y proporcionarles actividades de aire libre y de relación con otras personas, en directo, sin trampas ni excusas.
- Haría falta no dejarles pasar ninguna conducta negativa sin que se dan cuenta de que se han comportado incorrectamente, y que lo que hacen mal les llegue a costar algo. Y, también, reconocerles cuando hacen las cosas bien hechas.. Por eso, deben tener claro qué se espera de ellos, y poder negociar como y cuándo.
- Deben estar atentos en no darles enseguida todo lo que piden; que les cuesto esfuerzo y tiempo ganarse las cosas. Con el esfuerzo les darán valor y con el tiempo aprenderán a esperar, uno de los mejores aprendizajes de la vida. Porque, aunque vayamos en contra de lo que predican las pantallas, no puede ser ni tenerlo todo ni ni tenerlo ahora mismo.
- Y hay que hacerles ver que son personas importantes para la familia,para el padre y la madre, los hermanos, abuelos y demás familia extensa, y propiciar unas relaciones familiares que les ayudarán a encontrar su lugar en la vida.
CRECER Y HACER CRECER
Si la madre y el padre tienen en cuenta estos puntos y toman la costumbre de ir poniéndolos en práctica desde que los hijos e hijas son pequeños, habrá muchas posibilidades de que tengan unos comportamientos adecuados cuando vayan creciente. También pueden ir lográndolos si no los han puesto en práctica desde el principio; todo es darse cuenta, tomar conciencia y ponerse a la tarea.
Se necesita tiempo y dedicación, pero esto es ser padre y madre, dedicarse desde que los hijos e hijas nacen hasta que puedan ser autónomos y responsables de ellos mismos e independientes en la vida. Esto es crecer, y hacer crecer.
Eduard Hervàs
Psicólogo Clínico
@psicofamilia