Miércoles, 27 de abril de 2016
¡Es que no te adaptas!
Un sonido agudo, insistente y desagradable suena. Te levantas bruscamente por la mañana después de no dormir demasiado. Con un ojo cerrado te duchas y te vistes en tiempo récord. Por supuesto, no desayunas, no hay tiempo. Todavía despertando te metes en el metro como puedes o coges el coche y, de paso, el atasco. Llegas justo a tiempo para entrar a trabajar, no sin tomar un café para, ahora sí, desayunar como Dios manda. A trabajar al máximo, con prisas, con ruido, con exigencias, errores… Así todo el día hasta la hora de salir. Que, por cierto, la hora de salir no es la hora de salir. Es la hora de salir cuando se acaba el trabajo que no puede esperar al día siguiente.
Día t...
- Tortajada Psicología
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